Fedra
Sinopsis de la película
Estrella, la hija del farero del pueblo levantino de Alcor, es una belleza salvaje que despierta el deseo en todos los hombres, por eso la odian todas las mujeres. Un día llegan al puerto los cinco barcos de Juan, un armador del Norte que se enamora de ella y le propone matrimonio, pero Estrella lo rechaza. Inspirada en la Fedra de Séneca.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fedra
- Año: 1956
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.8
35 valoraciones en total
Curiosa versión del mito de Fedra que inicia con una voz en off encuadrada por unas ruinas de vaga inspiración romana y la faz de un anciano ciego mirando hacia el misterioso océano. Una pena que el Yo soy hija de Minos, y ninguna descendiente de él ha conseguido un amor apacible acabe tomando unos cauces más del estilo de No me gusta que a los toros te lleves la minifalda .
Su hija Estrella, nuestra Fedra, es una muchacha ingenua que no entiende porqué cada vez que baja al pueblo a vender sus collares de conchas, le acosan los salidorros de los pescadores. Es tan inocente y agrestre la pobre, que no se pispa de que esas cosas suelen pasar cuando una va toda descotada melena al viento por un lugar en el que el resto de las mujeres gastan modelo burka llueva, truene o haga calor tropical.
La poca capacidad para la estrategia de la jovencita se evidencia cuando se casa con un señor adinerado con el único objeto de seducir a un muy gayer Vicente Parra (con un pelo idéntico al de Colin Farrell en Alejandro Magno ). Mujer, si el chico ya pasaba de tí cuando estabas soltera, no va a entrarle el amor de pronto porque te hayas casado con su padre.
La historia de esta Fedra a la ibérica contraría la común creencia de que los tontos son más felices. Si Estrella hubiese sido un poco más avispada, otro Eurípides cantaría.
Una vez mas me enamoro de una película de Mur oti y muy especialmente de una espectacular Emma Penella. Ella es Estrella (Fedra) que desborda sexualidad por todos lados. Es una mujer que enamorada de un hombre se casa con el padre de este. Mur Oti usa la mitologia y el paisaje español para llevarnos esta tragedia griega al empobrecido pueblo español. Aunque lo consiguiera a media por culpa de la censura. Dos actores fabulosos un sorprendente Vicente Parra con su pelo platino hace un papel tan ambiguo como espectacular. Enrique Diosdado es la otra pieza de esta Fedra tan Muti como bien narrada. Un excelente guión unos momentos espectaculares, los latigazos de Fernando o ese final tan tragedia griega que se haría quitar el hipo a cualquier autor griego.
El cine español suele tener buenas películas ambientadas en parajes rurales. Normalmente las sitúan en la meseta castellana, montes vascos, fincas andaluzas o extremeñas, o bosques gallegos.
Pero es raro ver una buena muestra de algún pueblo costero mediterráneo. Calabuch de Berlanga, y poco más.
Esta película huele a sal y arena, como debe ser. El único fallo de ambientación tal vez es que la protagonista, Emma Penella, tiene acento castellano. Pero es perdonable porque ella es de lo mejor del filme como esa moderna Fedra del Levante que levanta lo que tiene que levantar.
Lo que es un acierto desconcertante es adaptar una tragedia mitológica griega a la España de los años 50. Respetando además tradiciones tanto del mito como de la historia local. Con sus celos, sus puñeterías, sus pasiones levantíscas, sus relaciones prohibidas, y ese mar poseidonítico que siempre tiene la última palabra.
La sublimación del amor, eso es Fedra, inspirada en el mito de la mujer enamorada del hijo de su esposo. Una curiosa revisitación latina y mediterránea del deseo y el amor, un relato trágico sobre el mito de Fedra. Los pescadores con sus embarcaciones, el mar rebelde y a veces crispado, el viento que arrastra el conflicto de una mujer hermosa y carnal, deseada por los hombres y odiada por las mujeres. Una mujer pasional que seduce a todos menos al que de verdad a ella importa, el domador de caballos (Vicente Parra) del que se intuye por sus gestos y comportamiento que las mujeres no son su prioridad. El erotismo y la sensualidad esta encarnado en una Emma Penella colosal y en estado de gracia, la cámara la sigue constantemente con unos primeros planos muy descriptivos y explícitos sobre lo que siente y vive esta mujer que acepta hasta el dolor físico y masoquista por amor. La censura tuvo muchos problemas para cercenar este clásico literario de Séneca del que se inspira la película, donde sobrevuela el pecado de la carne y la pasión amorosa.
El gallego Manuel Mur Oti, más allá de algún exceso, creó una película destacable por la dificultad de filmar este drama en aquella época. Fedra deslumbra por su fisicidad y entronca perfectamente con el melodrama pasional, el desafío de una mujer ante una comunidad cerrada y oscurantista, cargada de prejuicios y represora de pasiones desatadas. Una mujer que no está dispuesta a venderse, pero que no duda en humillarse y someterse por el noble sentimiento de un generoso amor incondicional. Una voz en off nos anuncia, Esta tragedia es tan vieja como el mar latino… es la introducción a una historia que narra cómo Estrella, la joven hija de un anciano ciego que guía a los barcos de pesca con el sonido de su caracola, es envidiada por las mujeres de un imaginario pueblo del levante español, fruto del deseo por su lozanía: Mucho orgullo y poca ropa proclama alguna de ellas, cuando sus maridos la miran y se le insinúan con sus piropos, mientras ella los desprecia.
La puesta en escena es naturalista y cuidada, la inmensa playa como escenario romántico del amor idílico y soñado, buscando una atmósfera de intemporalidad con unos encuadres angulados, los picados y contrapicados recrean una tensión emocional, refrendada por una maravillosa fotografía del maestro Manuel Berenguer. Don Juan, un armador rico del norte cae seducido por la belleza de la joven que la rescató del mar como una sirena surgiendo de las aguas a la que le propone matrimonio. Estrella busca respeto y protección, luego conocerá a Fernando, hijo del armador y amante de los caballos. Estrella se revela definitivamente como el pecado vivo y la perdición para todo hombre que se acerque a ella. La recreación de la sirena y el centauro en una sugerente y gran película española que me ha sorprendido por su fuerza emocional.
Con algunas licencias respecto al mito de origen, esta adaptación de Mur Oti es magnífica. Contada de ese modo directo, de encuadres vigorosos. Con interpretaciones geniales de Emma Penella y de Vicente Parra. El pueblo costero actuando como coro de la tragedia griega. Escenas memorables como la de los latigazos del hijastro a su madrastra. Ella se casa con el padre solo para estar cerca del hijo. Él no se sabe si la quiere o solamente desea lo prohibido. El último cuarto de hora de la película es de lo mejor que se hizo en cine en España en los años cincuenta. Genial cómo se recrea aquí, de otro modo, el hecho de que, en el mito, Hipólito (aquí Fernando) es destrozado por un monstruo marino.
Es injusto que se recuerde solo a Buñuel, Barden y Berlanga cuando Mur Oti estaba por lo menos a su misma altura.