Fargo (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2014). 10 episodios. Lester Nygaard (Martin Freeman), un apocado vendedor de seguros de una pequeña población de Minnesota, ve cómo su mundo cambia por completo con la llegada de un misterioso y salvaje desconocido (Billy Bob Thornton). Serie basada en la película homónima de los hermanos Coen, aunque presenta personajes diferentes y se ambienta en 2006.
Detalles de la película
- Titulo Original: Fargo
- Año: 2014
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
8.2
83 valoraciones en total
Fargo es la serie del 2014. Hay que verla. En serio, es de visionado obligatorio. Si usted está leyendo esta crítica tiene que saber que está perdiendo un valioso tiempo que podría estar empleando en disfrutar de Fargo porque Fargo no se ve, Fargo se disfruta.
Cuando se habla de Fargo, se puede discutir sobre su gran apartado técnico o sobre su brillante guión plagado de humor negro cortesía de los Cohen, pero dejemos de tonterías… si usted me ha hecho caso y dejó de leer esta crítica para ver Fargo, la ha visto entera y está continuando el texto por donde lo dejó, seguro que está de acuerdo conmigo en que Fargo tiene en su pareja protagonista su gran reclamo. Tanto Lorne Malvo (Billy Bob) como Lester Nygaard (Martin Freeman) son dos de esos personajes que enganchan desde el primer momento en el que aparecen en pantalla. Lorne Malvo es el psicópata por excelencia, un tipo con un repertorio ilimitado de frases filosóficas y amenazadoras al mismo tiempo, capaz de matar por pura diversión. Y Lester… oh Lester… qué tipo tan adorable y tan perverso, ¿verdad? Mr. Nygaard es el típico perdedor, casado con la guarrilla del instituto y blanco de mofas, tanto de vecinos como de su propia familia. Su vida es desgracia tras desgracia pero… ¿qué puede ocurrir cuando dos tipos tan opuestos se cruzan? Pues ocurre lo que Fargo nos relata con total perfección y maestría.
FX nos presenta una joya, otra más de la pequeña pantalla. Una serie sublime.
Fargo llegó sin hacer ruido, en silencio. Tan silenciosa como los paisajes fríos y nevados de Minnesota dónde se ubica la historia. De repente un día buscas algo nuevo para ver y ves un cartelito con la palabra escrito en rojo. Fargo . No sólo el título te recuerda a la película de los Cohen, sino también el propio cartel, simulando esos jerseys de lana tan ochenteros. Entras a investigar y resulta que los Cohen son productores del proyecto, y que además estuvieron involucrados en el guión. Te enteras además que no es adaptación, y que tampoco es un remake al uso, sino más bien, un inspirado en . Así que no hay dudas, te dispones a verla.
Y tardas apenas dos y minutos y medio en ver sus intenciones. Un plano grande, de noche, nieve, una carretera y música ambiente. Un coche recorre la carretera. Coheniano. La cámara se desplaza al interior del coche. Y aparece ÉL. Va conduciendo calmadamente en la oscuridad. Todo muy normal. De repente, se cruzan dos ciervos y al esquivarlos el coche se sale de la carretera y acaba en la nieve. Pasan unos segundos y el maletero se abre solo. De él sale un hombre, con las manos atadas y en calzoncillos. Y escapa a través de la nieva en dirección a la nieve. Y el conductor, no le persigue.
Y tu te quedas ahí, entre la carcajada y la perplejidad. Pero ellos ya te defenieron como van a ser los planos y los escenarios, la ambientación. Ya te han metido la intriga de saber quienes eran esos. Y también te muestran su primera pincelada de humor negro. Las presentaciones estan hechas. Encantado.
Cuando me refería a ÉL, me refería a Billy Bob Thornton, que esta sublime en un papel de psicópata como pocos se recuerdan, tan frío asesinando como filosófico intentando comprender el mundo. Recuerda, en cierto modo, a estos policías super inteligentes pero con problemas sociales que están tan de moda en las series, pero no este caso no es poli, sino un maldito psicópata asesino a sueldo.
Y luego esta la otra pata para la mesa. Martin Freeman en su papel preferido: pringadete. Puede acabar estereotipándose, vale, pero es que lo borda. Su personaje es un vendedor de seguros que fue acosado en el colegio y que es considerados un perdedor por todos los que lo rodean: ex compañeros de instituto, su hermano pequeño o su propia esposa. En definitiva, el típico personaje que tiene malos días… con demasiado frecuencia.
¿Qué ocurre cuando en su vida se cruza el psicópata? Pues para saberlo tendréis que ver Fargo. Pero os puedo adelentar que se sucedarán los personajas ridículos y extravagantes, las historias aburdas cargadas de humor negro, la sangre sobre la nieve, los giros argumentales… y todo dentro de la atmósfera coheniana.
PD: esta crítica ha sido escrita a falta de los dos últimos capítulos. De ellos dependerá si le mantengo el 9 o puede bajar a un 8.
Cuando leí que se iba a hacer una serie basada en la película Fargo (Hermanos Coen, 1996), película que me entusiasma, recibí la noticia con bastante reticencia, pensé que iba a resultar hinchada, alargada, repleta de subtramas de relleno para poder justificar sus 10 episodios. Aquella historia sobre un hombre tímido casado con la hija de un millonario, que decide contratar a un par de delicuentes para que secuestren a su esposa y con el dinero del rescate montar un negocio, al que luego todo este plan perfecto se le escapa de las manos, parecía buena para una película de hora y media, pero ¿da para una serie de 10 episodios de unos 50 minutos cada uno? A medida que se concretaban los detalles de la serie, como por ejemplo que los Hermanos Coen se encontrarían tras la producción o el estupendo elenco de actores con el que iba a contar, mi curiosidad hacia el proyecto comenzó a despertarse. Y el hecho de que el canal FX se encontrara tras la serie también era una cierta garantía de calidad.
Lo más interesante de esta serie es, por un lado, el hecho de que han creado una historia completamente nueva, que se desmarca de la película original, ésta sólo le sirve como fuente para adquirir el tono, el paisaje, el humor negro, la violencia, el carácter de los personajes, la esencia. Y, por otro lado, algo que sólo una serie puede conseguir: han cogido una personajes y una trama que rezuma Hermanos Coen por todos sus poros y han sido capaces, con las casi 10 horas de duración de la serie completa, de desarrollar con tiempo a los personajes, de adentrarnos en una trama completamente apasionante, de manera lenta, elegante, fría y aséptica como el paisaje nevado que sirve de escenario de esta compleja historia.
Está claro que uno de los grandes atractivos de la serie es su elenco, un grupo de actores y actrices totalmente ajustado y preciso. Comenzando por Martin Freeman (nuestro Watson favorito en la serie británica Sherlock ) cuyo aspecto de tipo normal, de vecino de la casa de al lado, del que nadie sospecharía nunca nada, resulta perfecto para el papel de Lester Nygaard (fijémonos cómo su nombre recuerda vagamente al de Jerry Lundegaard, el pardillo que en la película de 1996 decidía montar el secuestro de su esposa para cobrar él mismo el rescate, que en esa ocasión fue interpretado por William H. Macy, ahora trinfando con la versión americana de Shameless ). Este personaje es tremendamente interesante, porque es de esos tipos normales, por los que nadie daría un duro por conocer su historia, un perdedor en el sentido más estricto de la palabra, pero que a la vez tiene una vida interior y una mente retorcida que harían temblar a cualquier psicópata.
Si Martin Freeman lo borda como Lester, el plato fuerte nos viene servido por Billy Bob Thorton que interpreta al inquietante asesino Lorne Malvo. Este actor tiene cara de película de los Coen, de hecho ha trabajado con ellos en dos ocasiones El hombre que nunca estuvo allí y Crueldad intolerable . Malvo es un tipo con un respeto cero hacia la vida humana. Puede matar a alguien con la misma indiferencia con la que aplastamos una mosca contra el cristal. Con ese flequillito un poco friky, esas facciones marcadas y esa mirada entre indiferente y peligrosa, este villano está a la altura de Anton Chigurh, aquel ser horrible de la película No es país para viejos (también de los Coen), interpretado por Javier Bardem, que mataba a sus víctimas con una pistola de aire comprimido.
No hay que dejar de mencionar al resto del cast. El sorprendente descubrimiento de la actriz Allison Tolman, que interpreta a la Agente Molly Solverson (una vez más su apellido recuerda considerablemente al personaje análogo que interpretó Frances McDormand en la película de 1996, que se llamaba Marge Gunderson), Tolman interpreta a la Agente Solverson con una naturalidad y un encanto innatos, que poco tienen que envidiarle al que lució McDormand en la citada película. Tenemos a Keith Carradine interpretando al padre de Molly, al ya mencionado Colin Hanks, a Kate Walsh (haciendo muestra una vez más de su genuina vis cómica que ya nos mostró tanto en Greys Anatomy como en su spin-off Private Practice ), interpretando a la viuda de Sam Hess, entre otros.
Una sensación de que cualquier cosa puede suceder recorre toda la serie de principio a fin, algo también muy propio de las historias de los Coen. Parece que nadie está a salvo, que cualquier personaje puede ser asesinado en cualquier momento, nadie es intocable y eso te hace que la sigas con una gran inquietud. Todo ello nos es servido con un sólido ritmo pausado, para que vayamos observando cómo se van a ir sucediendo los acontecimientos, como si observáramos un accidente de coche a cámara lenta. Fargo hace gala de un oscuro y perverso sentido del humor, haciendo que percibamos muchas de las muertes que presenciamos como cómicas o absurdas. A nivel técnico, la serie es impecable. Esas imágenes captadas con un gran angular para que apreciemos la gran desolación del nevado paisaje de Minnesota. Esas vistas de pájaro donde vemos persecuciones de coches como pequeñas hormigas corriendo sobre azúcar vertido. Y como lazo, la maravillosa música de Jeff Russo, que a golpe de violín, nos ofrece una de las melodías más hermosas que he escuchado en una serie de televisión. La serie fue concebida como un producto de 10 episodios y ha sido brillantemente cerrada con su episodio final emitido el pasado martes 17 de junio en USA. Pero las buenas críticas cosechadas pueden garantizarle una segunda temporada, que aún no ha sido confirmada. Si eso es así, probablemente tengamos que esperar un cast totalmente nuevo, muy al estilo de lo que va a hacer la HBO con True Detective .
Uno de mis slogans peliculeros favoritos, el de la original Fargo , una colosal obra de cine negro que sigue a día de hoy siendo la cima de los enormes, extravagantes e inigualables hermanos Coen.
Ahora, con esta nueva Fargo, y las venideras El show de Truman y Doce monos , parece que el mundo de las series va a encontrar nuevo filón en las continuaciones televisivas de clásicos de los 90.
Ya llevamos años diciéndonos que el mundo de las series esta en auge con innumerables obras maestras a porción semanal. Y he aquí un nuevo ejemplo de como este 2014, que abrió el camino con la también imprescindible True detctive , va a dar mucho que hablar y que disfrutar vía TV.
Es fácil ver en el capítulo piloto unas claras referencias a los personajes protagonistas de la original, esta vez dando un vuelco algo existencial al personaje de Martin Freeman, una suerte de William H.Macy, agente de seguros, bonachón, algo retraído y generalmente perdedor. Papel que recae en un espléndido Freeman, escogido al dedillo.
También la trama y su desarrollo recuerdan en general al cine de los Coen, con sus lugares desolados, sus personajes patéticos, fríos y encantadores, o esos trazos de humor,negro, negrísimo en ocasiones.
Me quedo con un Billy Bob Thornton inspirado, al que ya se le echaba de menos, tras sus saltos inexplicables en películas tan olvidables. (Todos tenemos que comer caliente, supongo.)
En definitiva, si estáis aquí leyendo esta crítica, es que os interesa el tema, y os respondo si: merece la pena, y no podían haber empezado mejor.
Un ejercicio digno de la obra maestra de la que toma su título.
88/11(19/06/14) Notable homenaje en formato serie al excelente homónimo films de los Coen de 1996, diez fascinantes capítulos cerrados creados por Noah Hawley (Bones), en el guión también han colaborado los hermanos siendo además productores. En la serie las constantes con el film son notorias, con personajes paralelos y situaciones de violencia explosiva inesperada del que rezuma un turbador humor macabro. Además cuenta con un puñado de actores en estado de gracia, moviéndose por un escenario nevado y desolado con una música que nos transporta a la mítica película. Me salto la sinopsis por falta de espacio.
La serie ni es un remake, ni una precuela, ni una secuela, es un obra que traza un relato con el mismo estilo visual y de argumento, y con un marco afín, parajes infinitos blanco-nieve, personajes pintorescos, familias en lo superficial idealizada pero que guardan un submundo agrio, en el film se desbordaba todo por un secuestro, aquí se desata por la llegada de un sicario que hace que el endeble castillo de naipes de esta sociedad cerrada explote. Los personajes guardan similitudes con el film, Lester Nygaard (Freeman) es un émulo de Jerry Lindegard (Macy), incluso sus apellidos tienen parecida fonética, dos perdedores envueltos por malas decisiones en un torbellino de maldad, hay como en la original una policía que investiga, Molly (Tolman) es el reflejo de Marg (McDormand), en este caso no está embarazada, la embarazada es la mujer del jefe (Julie Ann Emery), aunque posteriormente Molly si aparecerá preñada, los malhechores Carl y Gaear (Buscemi y Stormare) son reemplazados por un cínico, lacónico y experto Lorne Malvo (Thrornton), aunque a partir del segundo episodio si sale una pareja de sicarios (Russell Harvard y Adam Goldberg), el primero sordomudo y el segundo se comunica con él por señas, elemento disfuncional muy de los Coen.
Los guiones de Noah Hawley desbordan ingenio, mordacidad, sutilidad, agudeza, manado de ellos situaciones y diálogos frescos y chispeantes, con mucha inteligencia compone varias historias que se entrecruzan hábilmente, con algunos flash-backs que ayudan a la incisiva narrativa, edificando personajes sólidos, humanos, con aristas, imperfectos, con debilidades, muy bien matizados. La serie explora como un elemento extraño (el asesino) puede hacer mover la pieza de dómino de una sociedad para que la tormenta se desate, en el film era el perdedor Jerry el que ponía en marcha el huracán, aquí es un virus exterior que inocula al perdedor Lester para removerlo y darle una fuerte personalidad que lo saca de su abulimia, la contraposición en la original era el tierno matrimonio de la policía, aquí es el dulce romance de Molly con otro policía, Gus. Es un retrato amargo de la Condición Humana, salpicado de un humor negro retorcido, tocando temas como los complejos, la codicia, la transformación personal, la valentía, el nihilismo, la cobardía, la mentira, la amoralidad, ello enmarcado en un lugar cuasi-desértico que marca de nieve las personalidades. La serie discurre a un buen ritmo, sembrada de grandes momentos catárquicos, giros inesperados, sorpresas, y mucha violencia salvaje.
La serie engancha desde su fascinante inicio, un nocturno plano sostenido de una recta carretera nevada, en el horizonte se acerca un auto con los faros encendidos, de fondo la inquietante música, la cámara entra en coche con tonalidades rojas, vemos a Billy Bob Thornton oír la radio, la apaga, conduce tranquilo, de pronto dos ciervos cruzan saltando la vía, el conductor intentando esquivarlo se sale y choca con un montón de nieve, tras unos instantes de quietud, el maletero se abre y sale un tipo regordete en calzoncillos y corre despavorido campo a través hacia un bosque, el conductor se repone del golpe y sale tranquilo del auto, mira al tipo que corre, y anda hacia el ciervo con el que impactado, está tendido en el suelo respirando a duras penas, Thornton lo observa, fascinante arranque que te pone en ascuas por saber el porqué de lo que has visto. Luego asistimos a la exposición de lo que es un perdedor, Lester, y cuando se cruzan las vidas del personaje encarnado por Thornton y el perdedor el caos. La serie sabe jugar mordazmente con el equilibrio entre drama, humor y acción dosificándolo de modo adecuado para mantener expectante al telespectador, derivando en una fábula moral ambigua, donde lo que hace despertar a un mezquino tipo de su apatía es la maldad.
Con el primer extraordinario episodio los personajes quedan perfectamente delineados y la atención del televidente esta secuestrada, aún así la serie tiene más pólvora guardada sabiendo reinventarse encada capítulo, polifurcándose la acción en varias atractivas subtramas que dan riqueza a la serie, la aparición de los dos mercenarios por encargo de la mafia (Russell Harvard y Adam Goldberg), el chantaje al empresario Stavros Milos (buen Oliver Platt), la relación de Lester con la esposa del fallecido abusón Sam, Gina Hess (buena Kate Walsh), la relación entre Molly y Gus, o los dos agentes del FBI, Pepper (correcto Jordan Peele) y Budge (correcto Keegan-Michael Key).
La puesta en escena es uno de los grandes aciertos, pura Fargo, con un hermoso diseño de producción de Warren Alan Young (La Vida secreta De Las Abejas) y de John Blackie (Hell On Wheels), con escenarios áridos de nieve, con interiores que emiten realismo, con carreteras que son un personaje más, con lagos helados que son depredadores, con nevadas infernales, y esto con la maravillosa fotografía de Dana Gonzales (8 episodios, Crash) y Matthew J. Lloyd (2, Salvajes), con profusión de tonalidades grises blanquecinas, con planos serenos que dejan fluir la acción, fueras de plano sugestivos, con uso de las sombras vibrante (el tiroteo en la nevada), y resaltando el rojo-sangre para impactar al espectador, excelente, se notan los efluvios del Roger Deakins de la original. (continua en spoiler por falta de espacio))