Extraños en el paraíso
Sinopsis de la película
Dos amigos y la prima de uno de ellos, que acaba de llegar a Estados Unidos desde Budapest, viven en Florida diversas aventuras. Popular película del cine independiente de los ochenta que se rodó en apenas 18 días con un equipo de sólo once personas: tres actores y ocho técnicos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Stranger than Paradise
- Año: 1984
- Duración: 89
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Opinión de la crítica
Película
7.3
60 valoraciones en total
El segundo film de Jarmusch y su auténtica revelación ante la Crítica especializada, obteniendo diferentes premios. Cuenta la llegada de una joven húngara a EE.UU, la cual acompañada de su primo y de un amigo de éste, pasará por distintas aventuras y desventuras.
Con una magnífica fotografía de Tom Di Cillo y el leit motiv del I put a spell on you de Streamin´ Jay Hawkins, se trata de una obra de evidente y reconocible personalidad, que navega de forma independiente dentro de los mares del cine underground , que enlaza en un registro de atípica road movie con extraños rasgos de comedia, a través de pequeñas secuencias, de diálogos lacónicos y redundantes, una historia dónde no hay ni movimiento, tal cual, ni físico y muy poco mental. Jarmusch refleja un presunto paraíso, esquivo, dónde hay una homogeneidad de lugares y de seres (deambulantes, muy ubicados dentro de la desubicación generalizada, con su desaliño e inactividad).
Es una obra interesante, dónde Jarmusch resuelve tomas en un solo plano para bucear en el tedio y vacío de sus protagonistas, algo monótona, de limitada pegada y recortado encanto, con una discontinua capacidad para lograr lo que pretende (aunque a veces no sepamos muy bien lo que pretende precisamente), aún así, anuncia veladamente algunos futuros logros de su gran y personalísimo autor.
«Nada es original. Roba de cualquier lado que resuene con inspiración o que impulse tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, música, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones aleatorias, arquitectura, puentes, señales de tránsito, árboles, nubes, masas de agua, luces y sombras. Selecciona sólo cosas para robar que hablen directamene a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y robo) será auténtico. La autenticidad es incalculable, la originalidad es inexistente. Y no te molestes en ocultar tu robo, celébralo si tienes ganas. En cualquier caso, siempre recuerda lo que dijo Jean-Luc Godard: No es de donde sacas las cosas, es en donde las pones.»
—Jim Jarmusch
Jarmusch borda la definición de cine independiente con esta cinta rodada con medios mínimos.
3 actores y un puñado de figurantes, 8 técnicos, menos de 3 semanas de rodaje y muy poco dinero son suficientes para crear una pieza clave dentro del underground americano.
La historia es tediosa, claustrofóbica, lenta, aburrida… sólo si se ve con los ojos cerrados (metafóricamente), si uno opta por abrirlos se encontrará con un desgarrador relato sobre una juventud perdida, sobre unos ideales olvidados.
Jarmusch junta a 3 jóvenes y sin practicamente profundizar en su psicología nos los muestra diáfanos, como un libro abierto.
La cinta transcurre a modo de road movie episódica en la cual los 3 jóvenes irán estrechando sus lazos poco a poco, conociéndose cada vez más y conociéndose a ellos mismos.
Eva, una joven húngara, llega a Nueva York y se instala por 10 días en casa de su primo Willie, un joven maltratado por el mundo y por el mismo, jugador, desagradable, tramposo y cansado.
El tercero en escena es Eddie, amigo de Willie y ciertamente sometido a la personalidad de este.
Entre los tres surgirá un extraño vínculo afectivo espoleado únicamente por el instinto de acercamiento a aquello que te da una mínima esperanza, un momento de ternura dentro de un mundo seco y olvidado.
No hay nada que contar porque practicamente no pasa nada, es lo crudo de la vida, de la vida diaria, de la verdad.
Jarmusch nos regala este cuento sobre los desheredados, sobre lo oscuro de la vida y sobre el negro futuro que la sociedad va fabricando poco a poco a medida del 99% de la gente.
Hermosa, triste, sobria, con una excelente fotografía y una banda sonora que acompaña perfectamente el metraje, Stranger than paradise es una de las grandes películas independientes de la década de los 80, y una obra capital para la filosofía beat.
Hay pocas películas que describan tan bien el termino cine minimalista como Extraños en el paraíso . Pero el film no es minimalista por estar hecho con cuatro perras (que lo está) si no que es minimalista de argumento y de realización. Jarmusch nos cuenta una historia de lo más sencilla y anécdotica (una chica hungara llega a América y se instala con su primo) y lo hace de la forma más sencilla posible: cada escena es un plano secuencia (pocas veces un montador tiene tan poco trabajo) y ya está.
¿Y cómo es posible que esto funcione? Pues con un argumento cercano y sin pretensiones, con unos diálogos simpáticos y ocurrentes, con unos planos bien elegidos y con unos personajes entrañables y carismáticos que consiguen que la historia que se nos está mostrando entretenga y capte nuestra atención.
Es un tipo listo el Jarmusch ya que… ¿por qué empezar tu carrera en el cine creyendo que eres un Orson Welles cuando de las cosas más sencillas se pueden hacer grandes cosas?
Extraños en el paraíso es el emblema del llamado cine independiente americano. Se divide en tres episodios: El nuevo mundo , Un año después y El paraíso . El primero de ellos fue rodado en 1982 y, vista su buena acogida (y gracias sobre todo a la película virgen que le regalaron Wim Wenders y Jean-Marie Straub), Jim Jarmusch la completó tal y como hoy la conocemos. A su vez, el film está constituído por 67 planos secuencia de distinta duración divididos por cuadros en negro, donde la acción aparece desdramatizada para dar el máximo valor a lo cotidiano, y exaltando lo incidental. Nunca antes se había percibido con tanta intensidad la discontinuidad del acto cinematográfico. Jarmusch se caga en los formalismos clásicos y acumula una hermosa paleta de planos medios, fijos en su inmensa mayoría, que son independientes y que no ayudan un ápice a profundizar en la personalidad de los personajes. Además, no utiliza ningún recurso clásico (plano, contraplano, primeros planos…) para enfatizar la linealidad de los hechos filmados. Aunque los hechos filmados no pudieron montarse de una manera más entendible y cercana, ni debieron concebirse bajo una estética más singularmente bella. Jarmusch pasa del cine, y el cine le rinde homenaje. Y no es una paradoja. Es magia.