Experiencia prematrimonial
Sinopsis de la película
Sandra es una joven universitaria que rechaza los principios morales de sus padres, así que deja su casa y se va a vivir con su novio, pero pronto surgen problemas que se agravan debido a la infidelidad de su pareja.
Detalles de la película
- Titulo Original: Experiencia prematrimonial
- Año: 1972
- Duración: 90
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Opinión de la crítica
Película
3.9
49 valoraciones en total
Fue uno de los grandes éxitos de Pedro Masó y quizá la mejor de sus películas como director junto a Las adolescentes que tambien estuvo a su mismo nivel de interés. La historia gira alrededor de una pareja de novios que decide con entusiasmo y optimismo iniciar una convivencia juntos pero tras unos momentos de plena felicidad pasará todo lo que tenía que pasar y todo sera creible para el espectador. El desarrollo del film aún incurriendo en torpezas evidentes y en una narración torpe encaminada para no salirse de las normas de la censura revela una lógica absoluta. Ornella Muti y Alessio Orano ya habian hecho películas juntos en Italia y tal vez por eso se nota una química interpretativa entre ellos que favorece al relato. El film es ambiguo a nivel ideológico pero obviamente no oculta una cierta intención aleccionadora. En el papel de la hermana de la chica protagonista encontramos a la difunta Inma de Santis.
Explosiva película, explosiva para 1972, que supuso el debut cinematográfico español de la bellísima Ornella Muti, conjuntamente con La casa de las palomas (1972), no sé cuál se rodó primero. No me extraña que dada la temática y su protagonista Experiencia prematrimonial se convirtiera en un enorme bombazo en las taquillas. Pero atención, la chica tenía 17 años, es decir, era menor de edad aunque viéndola a ver quién se le resiste. Dice su personaje, Alejandra, en un momento dado algo así como ¿Crees que voy provocando? mientras hace un gracioso gesto que indica que aunque fuera tapada con una manta lo seguiría haciendo. Aunque ya que estamos alabándola me he quedado con ganas de verla con una de esas botas altas que tan de moda estaban en la primera mitad y mediados de los años 70, esta ha sido una pequeña o gran decepción, supongo que motivado porque era verano y esta prenda no tocaba mucho, o precisamente porque era menor de edad y había que intentar no sexualizarla, cosa en la que la censura hizo verdaderamente hincapié.
Claro que ya que hablamos de la censura franquista el otro punto en el que intervino es en acentuar la tesis condenatoria de la experiencia prematrimonial así que como película de tesis está vendida antes de empezar. Sin embarga plantea muy bien el problema. Por supuesto, el argumento está algo desfasado, ha pasado casi medio siglo desde entonces, pero en el fondo no lo está tanto. Hoy no causa escándalo prácticamente ningún tipo de relación y así que el que se vayan a vivir juntos no parece que suponga el más mínimo problema. Sin embargo cabe preguntarse si la ligereza con la que nos entregamos a las relaciones afectivas, junto a otro tipo de cambios trascendentales como el del rol de la mujer, están detrás de la creciente tasa de divorcios y rupturas que se dan continuamente. Lo que sucede es que Experiencia prematrimonial acaba confundiendo la precipitación e evidente inmadurez de los jóvenes con la prueba en sí, olvidando que estos mismos problemas se hubieran dado de casados. Parce más importante conocerse mejor, ser buenos y quererse de veras.
Una historia muy real que muestra el lado más humano de un protagonista que sería el retrato de un futuro maltratador. También hay que entender que la película se encuentra rodada en la España de 1972 dónde la mentalidad era muy diferente a la actual, y puede resultar chocante verla hoy en día.
Por este motivo, por la fecha de rodaje y el tema que trata, se muestran también un seguido de presiones sociales.
Desde luego Pedró Masó tocó un tema, no solo delicado para la época, sino también, y sobre todo, de capital importancia para la sociedad. Las relaciones afectivas son un mundo explorado a conciencia pero no por ello ha dejado de ser asombroso y desconcertante. Y apasionante, desde luego.
En una sociedad moderna como es la nuestra un conflicto como el de «Experiencia prematrimonial» puede resultar lejano y arcaico a más no poder pero yo pediría que se hiciera una sincera reflexión al respecto. Alejandra, el personaje de Ornella Mutti, dice en un momento dado en el que expone sus opiniones positivas sobre las experiencias prematrimoniales que si la relación fracasa te separas como «si no hubiera pasado nada». Pero ¿realmente no pasa nada? Nos quieren convencer de que hombres y mujeres podemos, y debemos, intercambiar nuestros más íntimos pensamientos, acciones y cuerpos sin mayores consecuencias que el que se puede tener si te arrepientes de haber comprado un mueble que al principio te gustaba mucho y luego ya no. ¿Esto es así? ¿Esto debe ser así? Quizá haya que encontrar un término medio entre los noviazgos encorsetados que pasaron a la historia hace tiempo y los actuales noviazgos liberados hasta un punto en el que el matrimonio se ha banalizado por completo y constantemente estamos jugando a casarnos sin estar casados.
Es lo que hacen Luis y Alejandra, Alessio Orano y la hermosísima Ornella Muti. Una pareja de jóvenes enamorados que se complican la vida. ¿Está mal que dos personas convivan juntos sin estar casados? Puede que no exactamente, pero desde luego si tienes veintipocos años y escasa madurez, lo que es seguro es que se trata de un error. ¿Hubiera ocurrido lo mismo si se llegan a casar a su debido tiempo? ¿El compromiso que supone el matrimonio influye moralmente en la pareja? ¿Debe influir?
«Experiencia prematrimonial» va de todo esto y la verdad es que es un tema que ni es arcaico ni nos pilla tan lejos.
Por un lado, alegran la vista y la imaginación de la España pre(sí, seguimos el chiste)-democrática, por el otro, amedrentan, acojonan y sermonean a muerte, hasta que te estallen los tímpanos y se te caiga el alma a trozos de vergüenza y pecado.
Quizás algo se estaba moviendo en aquellos tiempos, el derrumbe se anunciaba, la llegada del desenfreno y la algarabía, Sodoma y Gomorra en el horizonte. Y el Arte, como es el buen cine (no es este el caso, pero bueno), ya se adelantaba.
Vivir en pecado antes del matrimonio o guardarse, puro y casto, para el momento sagrado. He ahí la cuestión moral y filosófica, digna de Universidad. Lo que hoy nos da la risa (les pondrían el Amo a Laura… para chotearse o directamente les tendrían por enajenados religiosos, mormones, amish, católicos fanáticos o vete tú a saber qué cosa rara parecida), considerar cuestionable que dos jóvenes vivan juntos fuera del matrimonio, y si alguien lo planteara (la posibilidad de no hacerlo por motivos éticos o de creencia. Hoy lo complicado viene por el hecho de conseguir piso) sería hospitalizado, en aquellos momentos, en cambio, causaba furor y mareos, la simple idea de vivir amartelados dos pimpollos en la plenitud de la sangre y el bullir de la carne.
O de cómo las normas de comportamiento, las modas u opiniones pasajeras referidas a las costumbres y las categorías, lo que hoy es bueno y mañana es malo, son (tal vez en ciertos ámbitos mucho más que en otros, en el amatorio sexual parece que se dan más bandazos) de una levedad, arbitrio y gratuidad que asusta, intercambiables hasta decir basta. Quizás se deba este meneo al referirse a temas relativamente frívolos (aunque en realidad bastante esenciales). Pero en asuntos de más calado también, salvo dos o tres cosas, y con muchas excepciones, no matarás (en teoría, en verdad es un mandamiento moral que ha sido pisoteado constantemente a lo largo de la historia), no robarás (igual o peor), quizás el incesto o la pederastia nadie los defiende, qué sé yo, el resto, un día sí y mañana ya veremos. Es posible que en el terreno de lo más abstracto sí que haya clara unanimidad al premiar ciertos valores o atributos como el valor, la verdad y la inteligencia frente a sus contrarios, al igual que en las declaraciones más universales o nacionales, ya sean los derechos humanos o las constituciones, se enuncian verdades que nadie cuestiona por obvias o buenas, pero todas ellas son papel mojado a cada minuto y en cada parte del mundo. Solemos tener claro el bien en general, pero no lo respetamos ni en lo fundamental. En fin, me pierdo y lo dejo.
La película, pese a ser ligera, más o menos entretenida y llevadera, es en el fondo bastante cutre y abrupta, muy admonitoria, casposa y evidente, muy rollera y cansina.
Nos quedamos con la imperial zangolotina Muti (17 años la contemplaban babeantes) y… poco más, no sé, tal vez los actores como el Closas, el Merlo (¿¡doblado!?) o la Caba. Lo otro es malo, muy charlado y pedestre, una homilía sin anestesia, con un trasfondo de niños bien, cursis y muy necios.