Ex Drummer
Sinopsis de la película
Ivan, Koen y Jan han decidido que lo suyo es la música, así que forman un grupo, que toca pun-rock, y triunfan por todo lo alto en un festival de rock local. Koen, el cantante, añade a sus pintas de skin head la peculiaridad de vivir cabeza abajo y el peligro de ser un violador compulsivo. Jan debe de ser el único bajista del mundo con un solo brazo, el otro se le quedó paralizado tras una complicada experiencia onanista. Iván, que es sordo, se encarga de tocar la guitarra, tiene una mujer drogadicta y una hija. Falta un batería. Por fin el puesto lo ocupa Dries, un escritor de fama capaz de darle lecciones al propio Maquiavelo. Que no sepa ni sostener las baquetas es lo de menos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Ex Drummer
- Año: 2007
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
6.5
93 valoraciones en total
La mejor y mas desagradable tragicomedia que he visto en mucho tiempo. Original donde las haya, impredecible hasta la medula, tan solo por su comienzo (a los 5min) sin saber nada de ella de antemano, sabia que me iba a gustar.
Total que si te gusta la violencia explicita, el porno maduro bizarro , gay no explicito en clave de humor (suele haber una ostia de por medio o sangre) ,los yonkis y el punk esta es tu pelicula aunque a veces no sepas si reirte o llorar
Homofobia, machismo, sexo, racismo, violencia, asesinatos, violaciones… estos son sólo algunos de los temas de esta comedia que lo aborda todo un modo gamberro y despreocupado, pero con una mala hostia impresionante como nunca la había visto hasta la fecha en la acción real. Lo más cercano a comparar serían cintas de animación como Dead Leaves (Japón) o Aachi & Ssipak (Corea), así que los que hayáis visto alguna de esas podéis haceros una idea de por dónde van los tiros.
La historia ya es una buena presentación de cómo será la cinta: Ivan, Koen y Jan han decidido que lo suyo es la música, así que formarán un grupo, tocarán pun-rock y triunfarán por todo lo alto en un festival de rock local. Koen, el cantante, añade a sus pintas de skin head la peculiaridad de vivir cabeza abajo y la peligrosidad de ser un violador compulsivo. Jan debe de ser el único bajista del mundo con un solo brazo, el otro le quedó paralizado tras una complicada experiencia onanista.. Iván se encarga de la guitarra, tiene una mujer drogadicta, una hija y una sordera total. Falta un batería. Por fin el puesto lo ocupa Dries, un escritor de fama capaz de darle lecciones al propio Maquiavelo. Que no sepa ni sostener las baquetas es lo de menos.
La cinta es muy, muy bestia, como un cómic ultraviolento y underground pero pasado a la pantalla con unos personajes que desprenden carisma pese a ser unos fracasados. Tanto es así que llega al punto de ser tan políticamente incorrecta que en ocasiones me he avergonzado de reírme hasta que la tripa empezó a dolerme. Y de todo esto tiene culpa un personaje que le podría dar una paliza verbal al Dr. House, el tal Dries Vanhegen. Brutal su papel, sus frases y su extraña filosofía de vida.
Si hay una comedia gamberra hasta el extremo -las escenas finales son brutales- y eres capaz de soportar toda la mierda que la película arrastra, tomándose a guasa absolutamente todo, Ex Drummer te va a hacer reír hasta que no puedas soportarlo más. Brutal, inmensa… le falta la inteligencia y la sutileza de joyas como Juno, pero a mala hostia no le gana nadie.
P.D: Sobra decir que esta película seguramente sería censurada en medio planeta y prohibida en la otra mitad… Y es que es muy, muy bestia.
En la acera, yace un cadáver tirado. Luce una cresta, una chupa de cuero y unos pantalones de licra ajustados que recuerdan tiempos anteriores. Ya no se le oye, lo que antes era música, ahora parece un leve quejido, una brutal distorsión, el sonido más catatónico. Algo ha logrado oscurecerlo todo y ahora sólo queda un cadáver, expuesto, sin posibilidad de levantarse y rememorar una época que ya jamás volverá.
Pero aquí de lo que se trata no es de que un sonido no vaya a volver, no, se trata directamente sobre un sonido que se ha tornado disfuncional y que parece autodestructivo, consciente de que debe dar un golpe de autoridad para abrir nuevos filones, termina derruyéndose ante la carencia, ya no de estructura o complejidad, sino de sentimiento, de emoción.
Así, personajes disfuncionales, fracasados y anárquicos dan fe sobre el declive y se devanean por la pantalla en busca de un símbolo y una identidad que jamás conocerán porque la inconsciencia de sus actos les lleva a buscar un sonido anquilosado, que ya nace muerto para permanecer ante un tipo (Dries) cuyo objetivo es tan abstracto que el motivo por el cual buscan The Feminists ser algo más que un mal chiste.
Ex-Drummer es, en consecuencia, lo que podría ser otro chiste si no fuese por su contexto. Un chiste muy negro y amargo, con una mordacidad tan sórdida y surrealista que cualquiera querría alejarse a agigantados pasos del contundente golpe que supone un film que va más allá de la mera provocación y encauza una crítica devastadora donde lo menos extraño sería ver como un cadáver que algún día se creyó estrella, se pone de nuevo en pie para terminar una carrera que, por lo visto, siguió después de muerto.
Desde el inicio se sabe que va ser un salto sin paracaídas, en todo deporte peligroso hay para todo. El tío que volverá a repetir, otras que disfrutarán pero no volverán, los que no paran de recomendar la experiencia y también están los que se arrepentirán y echarán chispas de una experiencia extrema. Es la típica película que no dejará indiferente y que no es plato para todos los gustos. En ella todo es extremo y excesivo. Uno puede contar la sipnosis de forma simple: Un grupo de música necesita un batería para ganar un festival local y lo encuentra en un famoso escritor. Pero la realidad es mucho más dura que de un resumen típico de cualquier comedia hollywoodense.
La anarquía esta presente, la locura es la atmósfera, el caos es la propuesta y la conclusión es la destrucción. Los calificativos que se le pueden dar al grupo protagonista son los mismos para la película. The Feminists es el alma gemela de Ex drummer. Son los hermanos bastardos de Trainspotting. Tiene muchas similitudes con aquella película. Sin ningún tapujo demuestra escenas escabrosas y que dejarán incrustada en el cerebro para toda la vida. Una bajada a los infiernos de Bélgica nunca antes imaginada.
Su discurso se mueve en límites peligrosos y no es de extrañar que espectadores califiquen la película de fascista. El director sabedor de ello, sigue en su ruleta rusa y no censura unos personajes desagradables, donde deberían estar todos en un manicomio. Una sociedad enferma, discapacitada, amoral. El problema está que retrata a una sociedad fuera del ambiente burgués, el narrador es el mejor parado que es quien no pertenece a esa sociedad marginada. Por mucho que sea el mas cabrón de todos. Todo con un humor negrísimo, y unos diálogos que a más de una persona le haría tapar las orejas, para no sentirse ofendidos (racismo, homofobia, misoginia…) Como recuerda todo eso a Gaspar Noe.
Hace mucho ruido pero al final solo se queda ahí. El propio caos reinante de la película deja a medias una propuesta valiente pero fallida. El planteamiento anárquico es su propia virtud y defecto. Si no fuera por las esas situaciones que llaman la atención o esos diálogos tan corrosivos la película no tendría nada. Escarbando un poco, le sucede lo mismo que a Trainspotting, mucho ruido y pocas nueces. Unos personajes tan llevados al límite, que los hace irreales, quizás por eso el personaje más normal sea el más desgraciado, el escritor.
En el momento que encuentre la formula de conjugar todo y que el resultado sea bueno, hará una película que será la bomba cinematográfica. O quizás se quede engullido en su propio caos. A pesar de todo es una opera prima interesante que hace estar atento a próximos proyectos del director. Un nuevo puñetazo en el estómago. Que se gozará o se sufrirá. Un miembro más de la familia de Gaspar Noe. Un hijo maldito para los belgas.
Bizarrada del mismísimo tamaño que el miembro de Dikke Lul. Una patada en la boca que te quita el conocimiento y a duras penas deja entrever tus propios dientes saltando entre sangre, pus y saliva. Esta película es una obsesión de cien minutos, por cada fotograma es un cabezazo contra la pared. La ambición por rebasar, o incluso reinventar, lo políticamente incorrecto, lo transgresor y, sobretodo, lo desagradable. Y entonces llega ese momento: te ríes. Entre escenas de violaciones, paranoias, fobias varias, violencia de género y asesinatos no se te ocurre otra cosa que reírles la gracia. Dios, ¿cómo puedo ser tan miserable y por qué no puedo parar de reír?
No sé en qué momento di por hecho que ya lo tenía todo visto ¡Qué sinopsis tan sugerente!, pensé. Me relajé, me confié y Ex Drummer me pasó por encima. La música de Mogwai jamás me volverá a sonar igual después de mecerse entre cortes de la película. Ex Drummer me ha hecho olvidar los besos que di con Killing All The Flies , gracias. Me ha hecho olvidar la poesía. Me sabe a demente. La cinta pretende llevar tan al extremo la repugnancia, lo incómodo, lo chocante, lo molesto, lo asqueroso y los sinónimos que me pueda dejar por el camino, que, justo cuando piensas que en su obcecación ciega todo va a quedar en un salto al vacío ridículo, te das cuenta de que a fuerza de empeño lo han conseguido: una auténtica loa a lo desagradable. Un film que te hace bailar y que te va empujando a trompazos entre la agonía más absoluta y la carcajada más escandalosa. Entre espacios de a cuatro fotogramas y cinco palabras. Y una carga de culpabilidad en cada risotada.
Lástima que para un final realmente glorioso uno ya esté tan desquiciado que le sea prácticamente inviable disfrutarlo y, en cierta manera, asimilarlo.
Le pongo un cinco como le podría haber puesto un dos o un ocho. Conmigo no se juega.
Y luego me dicen, Pero qué coño… no me ha quedado claro, ¿nos la estás recomendando o estás echándole mierda? .
Yo qué sé.
Allá tú.
Sólo una advertencia: no verla con una monumental resaca.
Yo ya me he desecho de ella.