Euphoria: Las rayadas no son eternas (Parte 1: Rue) (TV)
Sinopsis de la película
Episodio especial navideño de la serie Euphoria. Después de que Jules la dejara en la estación de tren y recayera, el episodio sigue a Rue mientras celebra la Navidad.
Estreno HBO: 4 diciembre 2020.
Detalles de la película
- Titulo Original: Euphoria: Trouble Dont Last Always (Part 1: Rue) (TV)
- Año: 2020
- Duración: 55
Opciones de descarga disponibles
Si deseas puedes conseguir una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te citamos un listado de posibilidades de descarga disponibles:
Opinión de la crítica
Película
7.1
40 valoraciones en total
En la primera temporada Euphoria es un poco la típica serie de adolescentes pero adornándolo de oscuridad, de dramatismo. Hace una lectura un poco más compleja de lo que en este género estamos acostumbrados a ver. Escoge los temas más escabrosos y actuales que afectan a la juventud y lo enturbia todo considerablemente. Me parece interesante, pero no me encanta. Este episodio no sigue estos derroteros.
Aunque es tan bueno que podría funcionar visionándolo por separado, es conveniente tener fresco lo ocurrido en capítulos anteriores, ya que como buena yonqui Rue (excelente Zendaya en el papel, le queda como anillo al dedo) se hace trampas al solitario y ofrece su interpretación de ciertos hechos sin ser estos del todo ciertos. Así que se antoja provechoso conocer lo ocurrido con anterioridad para que el espectador tenga una imagen más fiel a la verdad.
Me despista el inicio, no se si es un momento pasado, futuro, o una simple fantasía de como sería la vida en pareja de Jules y Rue si esta última hubiese subido al tren en el que iban a fugarse juntas. Por poética no puedo evitar decantarme por esta última opción.
Y después de esta escena introductoria empieza la tempestad contenida que es este episodio especial. Empieza suave, con una conversación similar a las que ya tenían Rue y Ali a lo largo de la primera temporada sobre la adicción y su terapia, una conversación bastante estándar, nada extraordinario. Y esto les lleva a la metafísica, el inicio es bastante tópico, pero lo que viene después es harina de otro costal, Rue se carga la divina providencia, militando en la filosofía del absurdo, destruyendo el sentido de la vida, pero a su manera y sin alejarse demasiado del absurdismo, Ali la reconstruye, más real, menos divina. Todo sucede en una cafetería, dos personas, una conversación. Y de esta parquedad de elementos surge la filosofía, la política, la sociología, la psicología, la culpa, el amor, la piedad… La redención.
Es mucho más que una conversación descarnada sobre los problemas graves de adicción, es un estupendo ejercicio de introspección, es una oda a la búsqueda del sentido de la vida, tenga realmente sentido o no. Ya que a pesar de dejar muchas frases lapidarias rara vez sentencia, no pretende hacerlo o así lo veo yo, deja la interpretación final al espectador. Lo único que evidencia es la experiencia iniciática que esta conversación va a suponer para el futuro de Rue explicitada con la canción de final de episodio. Y este final me hace pensar en lo que nos depararán los siguientes episodios, y me trae a la mente lo que dice Rue de: No tengo pensado durar tanto tiempo , la verdad, auguro que si la serie mantiene este nivel, es probable que si dure mucho tiempo. Veremos si para bien o para mal.
Y a pesar de la magnificencia que desprende este episodio ¿Hasta que punto HBO no funciona con similitud a como lo hace Nike en la anécdota publicitaria que explica Ali del Black lives matter? – ¿Que la gente demanda rayadas? ¡pues adelante! -. Aunque si la vida no tuviese sentido ¿Que razón habría para pagar mensualmente por un servicio de streaming? Y si poner en una tienda un cartel de Black lives matter mientras se mantienen políticas abusivas con los trabajadores efectivamente no tiene nada revolucionario ¿Lo tiene usar ingeniería fiscal para evitar pagar impuestos en un país mientras se posiciona preferencialmente contenido audiovisual o se retira otro de una determinada temática social en función de lo que vaya sucediendo en el mundo? Y si el público, supongo que la mayoría por debajo de los 30, demanda consumir este tipo de contenidos ¿cuando cesarán los mensajes prejuiciosos de Esta juventud de hoy en día…(Inserte aquí la típica sentencia del quejoso de turno) ?
Y como Sísifo, sin saber el propósito, seguimos adelante con la vida. Yo desde luego he descubierto una meta interesante en el horizonte: ver el próximo especial de Euphoria.
Recuerda a Sunset Limited, también de HBO, en las formas y en la ejecución, tomando en consideración que las dos hablan de temas bastante oscuros y contando sólo con un diálogo entre dos actores.
Te puede poner en tu lugar, igual que Sunset Limited, en asuntos que atañen a nuestra cotidianidad, la de que cada uno de nosotros que, intentando enmendar los errores de una vida, nos vemos obligados a repetirlos una y otra vez.
Bajo el subtítulo de Las rayadas no duran para siempre y el de Esto no es la temporada 1, este episodio que sirve de intermedio entre las dos temporadas (con una segunda parte ya anunciada) cumple al prescindir por completo de lo que hacía de Euphoria un fiel retrato de la liquidez de las relaciones humanas, trayendo a colación los trabajos críticos de Zygmunt Bauman. Prescinde de personajes que satiricen la realidad social de estas generaciones nacidas del esperpento de la burguesía, que condena a una enfermedad prácticamente invisible llamada depresión. Prescinde de una relación sentimental que posee los dulces comienzos de la sexualidad como referente. Pero no prescinde de Zendaya, que da una auténtica lección a todos los que tengan ganas de decir que está ahi por su cara bonita. Y ella es nosotros, recibiendo lo más parecido a un speech motivacional que quiere devolvernos el amor a la vida.
A mi me parece que su contraparte, Colman Domingo, también está a la altura. En él se puede ver la herencia de Samuel L. Jackson en Sunset limited.
Por otro lado, Euphoria vuelve a ponerse en modo videoclip y lo hace con visas de partirte el corazón. Tendrás unos minutos en los que te dolerá pensar en lo enfermizo que se vuelve el discutir con tu destino.
Un restaurante, dos personajes y una mesa, Euphoria solo necesita eso para seguir siendo una serie de referencia. Rue se abre con su padrino después de una recaida, gracias a este capítulo especial podemos entender mejor al personaje, sus inseguridades y necesidades. Las actuaciones de los dos son increibles y eso nos lleva a no levantar los ojos ni un segundo de la pantalla. Un trabajo que ayuda a darte cuenta como las adicciones acaban con todo y no dejan a Rue tener una vida normal.
Una conversación en un café. Nochebuena. Cualquier cosa puede ocurrir.
Con un estilo y puesta en escena más relajado y austero, más similar al The Sunset Limited que al de la serie de la que procede, este atípico y oscuro especial navideño se mete de lleno a analizar el personaje de Rue, uno de los más trabajados y con un arco dramático más interesante, para volcarse en su interior.
Con una introspección más propia de En Terapia Rue analiza las causas de su adiccion con Ali, se permiten ir a la metafísica y presentar muy buenos diálogos llenos de reflexiones lúcidas, que ofrece un tono más real a los personajes y muestran sus sentimientos de forma honesta.
Así como la serie es una experiencia coral que ofrece buenos detalles y una gran forma en cuanto a música y fotografía, pero que no estaba al nivel de otras producciones de su estilo como Skins, esta nueva profundidad y trabajo en los personajes la sitúan un paso hacia delante en un trayecto optimista, pese a su tono deprimente aunque veraz en el que se observan detalles de verdad en los guiones de Sam Levinson y la interpretación de Zendaya, en como construyen el personaje y en el gran trabajo que presenta junto a Colman Domingo, todos a muy buen nivel.
Dentro de todos los estragos que está causando el coronavirus, aunque sin duda en el grupo de los menos severos, están las cancelaciones y retrasos que están sufriendo muchas series. Entre ellas se encuentra una de las grandes revelaciones de la temporada pasada, esa Euphoria que irrumpió como un vendaval de aire fresco y que le acabó valiendo a su protagonista, Zendaya, un merecido Emmy. Para su segunda temporada habrá que esperar todavía un buen rato, pero sus creadores han decidido saciar el apetito de los espectadores más ávidos con dos especiales que servirán de puente entre ambas entregas.
El primero de ellos se centra en la propia Rue y después de los eventos de la pasada season finale, tras su decisión de no fugarse con Jules y su regreso a la espiral de adicción de la que había conseguido salir. ¿El resultado? Puede que el especial navideño más atípico de la historia de la televisión. Tras un prólogo que nos muestra la relación de Rue y Jules en su apogeo de felicidad, recién despertadas, a plena luz de un soleado día y sin nadie que las moleste, el episodio su mueve hacia una única localización en la que tiene lugar la totalidad del metraje restante.
A partir de entonces, todo es puro diálogo, en la oscuridad de la noche y la soledad de una cafetería en una fecha tan señalada como Nochebuena. Y como única réplica de Rue, el único personaje de la serie que transmite un mínimo de sosiego entre tanto frenesí, locura y lágrimas: Ali, ese hombre de mediana edad al que veíamos charlar con Rue a la salida de las reuniones de Narcóticos Anónimos en las que ambos participaban.
Dirigido por el propio Sam Levinson, creador y cerebro de la serie, el estilo desenfrenado, visualmente juguetón y videoclipero al que nos acostumbró la primera temporada se transmuta aquí en pausa, lo dinámico cede frente a lo estático, aunque se mantiene ese tono oscuro tan característico. Una pausa que no es sinónimo de calma, sino una manera de que el tormento interior de Rue (cerca de volver a alcanzar sus propios picos) encuentre su vehículo de expresión en la palabra, en el intercambio de sentires y pareceres varios, en vez del alcohol, las drogas y las luces de fiesta.
Sí, un relato que se caracterizó en su primera hornada por su intensidad y su torbellino de emociones nos reta ahora a mantener la atención a un diálogo de casi una hora, sin música extradiegética que intensifique el drama, sin sus peculiares artefactos visuales y compositivos, dejándolo todo a merced del poderío interpretativo de Zendaya y Colman Domingo. El sentimiento de soledad y los fantasmas de la recaída en la adicción sirven de tejido conjuntivo a una conversación en la que se habla del destino, la fe religiosa, la muerte, las amistades y amoríos y de todo un poco.
Poco más tenía que demostrar Zendaya con esta serie, pero dejándola a solas y con el tiempo suficiente con el único personaje de la serie con el que su Rue puede ser completamente honesta, y la vez eso nos sirve para conocer un poco más de ese hombre sobre el que poco o nada sabíamos los resultados son maravillosas. Una y otro van liderando el peso de la conversación de una manera alternada, uno habla y la otra escucha, y viceversa y vuelta a empezar, como si fuese partido de tenis cuyo único premio consiste en sacar algo en claro de sus momentos presentes. Máxime en una fecha en la que se les obliga a estar felices y contentos sin más, pero que no pueden impostarlo tan alegremente cuando tienen tantas movidas y rayadas en sus vidas.
Me intuyo que esta será la calma que sucede a una tempestad… pero que precederá a otra, la que nos espera en una segunda temporada ante la que me acaban de poner los dientes aún más largos.