Estrictamente confidencial
Sinopsis de la película
El señor Higgins tiene cuatro hijas y tres yernos. Cada uno de ellos gestiona una de sus empresas. Dan Brooks odia dirigir la compañía de fabricación de papel. Él prefiere dedicar su atención a su caballo de carreras Broadway Bill . Alice, la hija preferida de Higgins, animará a Dan cuando la esposa de éste se niegue a apoyarlo en las carreras. Higgins obliga a Dan a vender su caballo y a asumir sus obligaciones en la fábrica. A pesar de ello, Dan sigue obsesionado por las carreras, y Alice se enamora de él.
Detalles de la película
- Titulo Original: Broadway Bill aka
- Año: 1934
- Duración: 104
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Opinión de la crítica
Película
6.5
26 valoraciones en total
Para tratarse de una película de Capra, decepciona especialmente en un final que se atropella y que nos deja con sabor a poco. Por lo demás, hay un buen elenco de secundarios y una trama existencial a la que seguramente el Capra de unos años más tarde hubiera sacado mucho mejor partido.
Admiro a la gente que defiende sus ideales por encima de quien sea y de lo que sea. Admiro a la gente que sacrifica su status social, los altos cargos, las grandes empresas, los puestos seguros y los salarios solventes, para hacer lo que viene ansiando muy adentro de su alma. Admiro a la gente que corre riesgos, que se atreve y se libera, porque ha tomado la firme decisión de seguir ese camino que con tanta fuerza le llama. Encontrado el punto de equilibrio y de plena claridad entre lo que se desea y lo que es correcto hacer, hay que empeñarse en realizar los sueños porque de eso, sencillamente, depende la felicidad.
Quizás, es en esta actitud que encuentro el gran valor de personajes como Buddha, Francisco de Asís, Jack Lemmon… o los que se inventan escritores como Robert Riskin y cineastas como Frank Capra. Seres que aprendieron a volar, que se zafaron de las ilusiones y de todo aquello que nos prometen como felicidad, pero que al final, no trae consigo más que decepciones.
En ESTRICTAMENTE CONFIDENCIAL, Dan Brooks, es un hombre que abandonó su pasión por los caballos, porque se casó con la hija de un poderoso empresario, J. L. Higgins, el casi-dueño de un pueblo que hasta lleva su nombre: Higginsville. Ahora, Brooks es el (aburrido) gerente de la empresa de cartones de su suegro y, sin poder evitarlo, sigue sacando tiempo para dar rienda a su pasión irresistible: un caballo al que ha llamado Broadway Bill. Para su suerte, Dan cuenta con el respaldo incondicional de su cuñada Alice (Princess), y cuando toma la partida que le costó tres años decidir, ella opta por seguirlo y apoyarlo, prudentemente, en sus aspiraciones… pues su corazón late muy fuerte siempre que él está cerca. Un par de truhanes, también en crisis, completará el equipo, y con la asistencia de Whitey, harán lo imposible -hasta trampear un poco- para hacer realidad lo que, por momentos, parece inalcanzable.
El filme conserva a plenitud el toque Capra, y esto lo hace bastante atractivo no obstante que, guionista y director, beben de su propia fuente y extraen detalles certeros de sus más originales filmes, volviendo a aplicarlos con pequeñas modificaciones. Así, Princess rememora a la Gallagher de La jaula de oro con su dulce amor secreto, la cifra que se infla al pasar de boca en boca (probando que los chismes vuelan) lo vimos en La locura del dólar… y hay otros detalles o personajes que se parecen mucho a lo que ya había hecho el director italo-americano.
En conjunto, el filme divierte y solidifica una manera de vivir que es bien plausible. Warner Baxter hace un papel comedido, pese a que Capra quedó muy inconforme con su tarea porque, su terrible temor a los caballos, lo obligó a eliminar algunas escenas que consideraba claves. Pero, es el conjunto de actores secundarios, y una encantadora Myrna Loy, quienes dan el mayor relieve a un filme, que no se ubica entre los grandes clásicos de Capra, pero que consigue que pasemos un rato realmente entretenido.