Esta mujer es mía
Sinopsis de la película
Durante un viaje en barco, Georgi Gragore, una bella modelo que acaba de sufrir un desengaño amoroso, está a punto de arrojarse por la borda, pero se lo impide Karl Decker, un médico con el que acaba casándose. A pesar de ello, Georgi sigue obsesionada por el hombre que la llevó a tomar tan fatal determinación, perfectamente consciente de ello, su marido le propone que decida libremente si quiere seguir con él o si prefiere volver al pasado.
Detalles de la película
- Titulo Original: I Take This Woman
- Año: 1940
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
6.8
70 valoraciones en total
Lo que le ocurre a Spencer Tracy en esta película es fácil de comprender. Entra dentro de lo normal enamorarse perdidamente de Hedy Lamarr, también me sucede a mí y presumo que a millones de personas en todo el mundo, a pesar de que solo la vemos a través de la pantalla. La mujer que protagonizó al parecer el primer desnudo en una película comercial, la mujer que fue calificada por algunos como la más preciosa de la historia del cine, aunque calificativos similares los recibieron muchas otras. Y es que en ese mundo, y si de belleza hablamos, ciertamente la competencia era mucha. Lamarr era una mujer espectacular de una belleza casi dañina, tanta como quizás su inteligencia superdotada o su destreza para los inventos. Lástima que en el mundo del cine no le acompaño la suerte pues no siempre eligió las cintas adecuadas.
La película diría que en simplemente normal, posee algunas cosas magnificas, como la altura moral de los dos personajes principales, especialmente el doctor, los ideales que ensalza, algunas perlas del guión (es un diamante sobre terciopelo negro en una vitrina), buena puesta en escena, excelentes secundarios, el enorme talento para la interpretación de Tracy, o el buen hacer y la impresionante hermosura de Lamarr. Pero es a la vez una de esas películas que yo llamo tramposas, alguien que sea proclive puede derramar litros de lágrimas, ya que si bien es cierto que consigue momentos de notable emoción, en otros exprime esa parte menos agradable del melodrama, cuando sin pudor, se adentra en el terreno del morbo, explotando esa porción sensiblera que anida en el corazón de todo espectador, y olvidando lo que en el cine debiera ser norma imprescindible, que no es otra que la mesura y la contención.
Pero si hay que admitir que Hedy Lamarr era un auténtico diamante, pulido, refinado, exquisito, y desde luego no necesitaba ningún tipo de envoltorio.
A diferencia de los dos comentarios que ensalzan esta película de 1940 con un 9 y un 7, considero que Esta mujer es mía no merece más de un pasable 5. Expone una historia poco creíble y ñoña que carece totalmente de tensión dramática, y por lo tanto de interés, si no es para aprovechar las excelentes aptitudes del archiconocido actor Spencer Tracy y la legendaria belleza de Hedy Lamarr.
En breve, una cinta aburrida, muy a pesar de la incontestable calidad de sus protagonistas
Karl Decker es la clase de hombre que yo admiro. Se graduó como médico para servir a la gente de menores recursos y ama lo que hace con alma, vida y sombrero. Cuando conoce a la adorable Georgi Gragore, se cuida un poco antes de pensar en ella seriamente, porque siente que la chica es como un diamante sobre un terciopelo que se contempla a distancia. Sin tenerse a sí mismo muy en alto -aunque sabe del inmenso afecto que le profesan sus colaboradores y la gente que le rodea- y llevado más por la complacencia que le produce sentirse al lado de la bella inmigrante, Decker se casa con ella a sabiendas de que Georgi sigue teniendo entre sus pensamientos al hombre por el que intentó suicidarse.
Pero, lo que lo hace admirable, es que el médico le concede a su esposa toda la libertad que requiere para que defina sus sentimientos. Él la quiere a su lado plena, de pensamiento, palabra y obra… y está dispuesto a perderla si ella determina que la otra relación sigue teniendo más peso en su vida.
Esto es lo que se llama Amar en Libertad, sin presiones ni intimidaciones, sin férreas ataduras ni prohibiciones de ninguna índole, sin sustraerte de tus amigos ni de tus deseos más íntimos y sin negarte nada que tu corazón ansíe, es decir, la única forma de amor posible porque, lo demás, nada tiene que ver con el amor… es puro egocentrismo.
Este es pues un drama adulto, adozado con un romanticismo que nos penetra muy hondo y que Spencer Tracy nos transmite, con tanta eficacia, que nos hace sentir que, también nosotros, estamos enamorados de la encantadora Hedy Lamarr.
Además de su maduro y solvente drama pasional, ESTA MUJER ES MÍA sobresale también por su impecable ambientación y su excelente elenco donde también resaltan Verree Teasdale como madame Marcesca, la fiel y extrovertida amiga de su modelo Georgi, Louis Calhern, el Dr. Duveen, quien consigue sustraer durante un tiempo al humanitario Decker de sus verdaderos ideales. Y hasta, Laraine Day, resulta conmovedora en su breve rol de Linda Rogers, la víctima de los descuidos que también ocurren en las altas esferas.
Pudo ser éste el debut americano de la controvertida actriz Hedy Kiesler (Éxtasis ) quien, por decisión de Louis B. Meyer, comenzó a llamarse Hedy Lamarr. Pero, los afanes que el productor tenía con su nueva estrella, lo llevaron a enfrentarse primero con Josef von Sternberg, quien inició la película y luego con Frank Borzage quien le reemplazó, hasta que año y medio después, se reinició el rodaje entregándole el timón a W. S. Van Dyke II. Se notan los apuntes autiobiográficos que el filme contiene, pues, es cierto que Hedy hablaba varios idiomas, su origen bien pudo ser ruso (su padre era ucraniano) pero, posiblemente, se le cambió para evitar resquemores, también hizo novillos en sus tiempos de colegio, y tuvo un novio que se suicidó cuando ella se negó a casarse con él.
Título para Latinoamérica: YO TOMO A ESTA MUJER