Essential Killing
Sinopsis de la película
Un soldado afgano (Vincent Gallo) es hecho prisionero por las tropas norteamericanas, acusado de haber matado a tres soldados. Posteriormente es trasladado a un país del este de Europa, para ser interrogado. Pero durante el viaje consigue escapar, e inicia así una dramática carrera por su supervivencia en medio de la naturaleza.
Detalles de la película
- Titulo Original: Essential Killing (The Essence of Killing)
- Año: 2010
- Duración: 83
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Opinión de la crítica
Película
5.8
61 valoraciones en total
Essential Killing es una mezcla de Hanna y The Grey , pero sin ángel.
Su idea simple y conocida le aporta poca originalidad a un film que termina dependiendo de la grandiosa pericia de Vincent Gallo, dueño y señor de cada plano.
De no ser por el actor que se carga el guión sobre sus hombros y lo lleva a aceptable puerto, estaríamos hablando de una película netamente olvidable.
La historia del presidiario de Oriente Medio que escapa en un traslado a una penitenciaría de máxima seguridad en medio de un escenario nevado y que intenta huir y sobrevivir con lo que la naturaleza (y algunos humanos) puede proveerle.
Aún contando con imágenes shockeantes e impactantes, y con un aspecto técnico destacable, Essential Killing no surge en la medianía y se queda naufragando lejos de cualquier orilla.
Cómo describir esta película. Pues posiblemente un buen calificativo sería el de inusual, tanto por su planteamiento como por su desarrollo, lo cual es de agradecer en los tiempos que corren donde abundan tantos productos predecibles y estereotipados, en su mayor parte engendrados en Hollywood. Y es que la película se ambienta en la Guerra de Afganistán, cuyo protagonista es un talibán, pero rehuyendo de los arquetipos del cine bélico o el cine social, en principio las premisas más lógicas ante esta propuesta en cuestión.
Tal como nos tiene acostumbrados Skolimowski, su cine nos habla de personajes bastante normales, pero con unos problemas que los hacen especiales, rasgo que ya dejaba entrever en la pareja protagonista de su obra maestra Deep End. En este caso, la película gira toda ella en torno al afgano mencionado, aquí interpretado por un Vincent Gallo en estado de gracia, y que no en vano ya ha cosechado importantes premios por esta interpretación (entre ellos la codiciada Copa Volpi del Festival de Venecia). Se trata pues de una película de protagonista (variante opuesta al concepto de película coral), subgénero que puede llegar a ser tedioso por el constante seguimiento a un personaje. Sin embargo, el director consigue captar la empatía del espectador hacia ese personaje que debe hacer de todo con tal de sobrevivir, como robar, matar u otros actos condenables en nuestra tan civilizada sociedad occidental.
Ahí radicaría el secreto o el tema principal de la película: un drama sobre la supervivencia. En este sentido, y salvando todas las distancias, la película podría señalarse como un curioso cruce entre First Blood (1982) y Dersu Uzala (1975). Ésta última aportaría la relación directa con la naturaleza y su dureza, pero en este caso contando con un Rambo menos sofisticado en el sentido de máquina de guerra total, por tanto más realista y creíble. Decir que el cartel de la película lo comparte con Emmanuelle Seigner, quien aparece en los últimos minutos con una interpretación que pasa casi desapercibida, visto el anterior tour de force de gran parte del metraje.
En resumen, estamos ante un filme que destaca por la crudeza de lo mostrado en pantalla, pero sin abandonar la honestidad, un don bastante olvidado en el cine actual. Guste o no lo que nos cuenta, presenta méritos suficientes para tenerla en cuenta. Está claro que la película no deja indiferente a nadie, con lo que esperemos que su autor mantenga este mismo pulso narrativo. No se la pierdan.
Esto no es una crítica, tampoco es una reseña de la película, simplemente es la transcripción de mi estado emocional al enterarme que Essential Killing fue el film ganador del festival que se desarrolló en mi ciudad (Mar del Plata) hace una semana.
La verdad no encuentro explicación para justificar el error que acaba de cometer el jurado. Nuevamente les cuento que sólo soy un simple aficionado al cine, pero sin embargo, ni en la mente más ignorante cabe la posibilidad de que esta película pueda ser la ganadora de un festival.
Si algún jurado del festival lee mi mensaje, debe saber que el 100% de las personas con las que hablé están en desacuerdo con su elección. No seremos eruditos en la materia, pero sí somos capaces de reconocer que este film nunca será merecedor del Astor de Oro (premio otorgado a la mejor película del festival Internacional de Mar del Plata)
El único premio que podría llegar a aceptar es el de mejor actor para el protagonista, pero nada más.
Poca originalidad en una peli que desaprovecha una buena idea, la del guerrillero afgano fugado en un país desconocido para él e inhóspito.
Para empezar, es poco creíble la fuga, aprovechando un accidente de tráfico del furgón del ejército que transporta a los prisioneros.
Luego, es inverosímil el hecho de que se escape de sus captores en el último momento, aprovechando un can atrapado en un cepo que casualmente estaba por allí. Este tipo de cosas no se las perdonamos al peor cine que nos viene de Hollywood, tampoco vamos a perdonarlas a una cinta europea por mucho que la haya dirigido el veterano Skolimowski.
Por último, el asalto a la lactante. Esta secuencia, en un intento de parecer transgresora, no pasa del más absoluto ridículo.
Por no hablar de la sordomuda que lo acoge en su casa sin llamar a la policía y muchos otros detalles de pésimo cine comercial.
Lo dicho: una buena idea desaprovechada.
Recursos reducidos al mínimo. La palabra no existe. Uno de los pies en el documental de supervivencia y otro en el National geografic.
Quien guste, puede hacer complejas lecturas, claro que sí, a voluntad. Que si el hombre frente a una naturaleza salvaje. Que si la urgencia de sobrevivir a cualquier precio. Que si el retorno de un vieja guardia como Skolimovski. Que si…
Al final, y para cinéfilos curiosos, Joseph Losey dijo ya lo mismo y, eso sí, bastante mejor, en Caza humana . Y hace ya unos cuarenta años de aquello, ¿eh?.