Esposa de guerra japonesa
Sinopsis de la película
Jim Sterling, un soldado norteamericano destinado a Corea, se enamora de una sencilla muchacha japonesa y se casa con ella. Los problemas de la pareja comienzan cuando regresan a los Estados Unidos: enseguida, numerosos detalles de la vida cotidiana, casi imperceptibles, ponen de manifiesto el fuerte rechazo de la familia Sterling hacia la joven extranjera.
Detalles de la película
- Titulo Original: Japanese War Bride
- Año: 1952
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
6.6
80 valoraciones en total
Muchas veces me he preguntado -sin obtener todavía una respuesta plenamente satisfactoria- ¿por qué las grandes potencias, habiendo alcanzado el mayor acceso a la cultura, al progreso y a la civilización, a cada momento de la historia, dan unas pruebas de atraso moral, de salvajismo y de incapacidad para la convivencia pacífica, que lucen en definitiva como si, lo de potencias, tan solo pudiera reducirse al significado: pertenencias y capacidad de agresión.
El fascismo, el nazismo, el esclavismo, el colonialismo… son solo algunos de los más atroces aportes que las grandes potencias han hecho al mundo. La discriminación, el racismo, la xenofobia y el antisemitismo, son algunas de sus herencias menores… y cada día, la humanidad es víctima de esta vergüenza de agravios, que nos alejan más y más de la anhelada meta de la Unicidad. ¡Miles de años como humanidad y seguimos siendo incapaces de jugar, debidamente, el único juego que se espera de nosotros! Estoy por creer que somos la especie más rezagada que hay en el universo.
De nacionalidad japonesa, Tae Shimizu es una enfermera de la Cruz Roja que, durante la Segunda Guerra Mundial, se dedicó a servir en un hospital de Corea. Estando en estas labores y por hablar ella muy bien el inglés, le corresponde atender a James Sterling, un teniente americano que ha sido recluido allí, y el diligente espíritu de la chica, además de su dulzura física, motiva el mayor interés por parte del militar… quien termina casándose con ella y llevándosela para los EEUU, donde todavía muchos viven resentidos por el ataque a Pearl Harbor y por las bajas americanas que durante la guerra causaron los japoneses. Con todo esto cargado en la mente de quienes son incapaces de distinguir entre un soldado y una enfermera, Tae termina siendo víctima de la repulsa social… y su convivencia en casa de la familia Sterling va a ser bastante difícil.
Con un guión de Catherine Turney, basado en una historia de Anson Bond, el director King Vidor nos ofrece un drama de la vida real que, todavía hoy, mucha gente padece por haberse ido a buscar sus sueños en los asientos de las grandes potencias. La historia luce muy bien contada, con suficientes matices que hacen comprensibles -aunque no aceptables-, ciertas actitudes de algunos personajes, y ejemplarizando la posibilidad de entender que los valores de un ser humano tienen que estar por encima de los prejuicios de cualquier índole.
Es un hecho que las películas sin actores de renombre no atraen mucho al público, pues es de lo poco que la mayoría recuerda, pero, ESPOSA DE GUERRA JAPONESA, tiene a una muy buena actriz, nada menos que Yoshiko Yamagushi, quien venía de actuar en Escándalo de Akira Kurosawa, pero para que nadie por estos lados se confundiera con su nombre, se la rebautizó Shirley. Y Don Taylor, futuro realizador de algunos filmes -entre ellos dos con Jodie Foster-, también da cuenta de un gran carisma y de notables virtudes para la actuación. Los actores de conjunto, inmejorables, y el resultado es un filme aleccionador y bastante correcto.
Título para Latinoamérica: LA DESPRECIADA
Entretenida cinta estadounidense que pretende cerrar heridas y aboga por el entendimiento de los seres humanos, más allá de sus diferencias raciales, incluso habiendo sido tiempo atrás enemigos en una contienda sangrienta.
Se trata de una adaptación de Catherine Turney sobre una historia de Anson Bond.
Es honesta, casi siempre, y digo esto porque a veces sí que sale el patrioterismo yanki, que se hace un pelo molesto, como cuando un japonés estadounidense le cuenta a la protagonista, nipona, que más o menos ni loco iría a vivir a Japón, dado lo atrasado que está, comparando con Los Estados Unidos.
¡Hombre, cierto!, pero cómo va a quedar Japón tras sufrir el bombardeo de las bombas atómicas y el sojuzgamiento por parte de los vencedores.
En fin, que dejando esto a un lado, la cinta se ve con interés y se hace amena.
Don Taylor, su protagonista masculino, no mucho tiempo después comenzó una sólida carrera como realizador con algún título estimable o cuando menos realmente simpático.
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En el tramo final de su obra, sin duda el más flojo de su filmografía, el maestro Vidor desarrolla un melodrama de tintes antiracistas.
Sin duda era un film oportuno (rodado durante la Guerra de Corea y el consiguiente rebrote de los sentimientos antiasiáticos adormecidos tras la victoria sobre Japón) y bienintencionado, pero ello no evita que un planteamiento argumental lineal, repleto de tópicos y absolutamente predecible lastre el resultado final.
Resuelta con indudable oficio y buen ritmo, Esposa de guerra japonesa nunca logra remontar el vuelo de la eficacia artesanal lejos del vigor y la brillantez de las mejores películas de un maestro envejecido.
Poco apreciada por los exégetas vidorianos, el gran maestro norteamericano nos ofrece una valiente, profunda y reflexiva película, basada en un guion de Catherine Turney, sobre un relato de Anson Bond, sobre una curiosa historia de amor interracial en el difícil contexto de la postguerra de mediados de siglo, en la que el teniente Sterling, durante su convalecencia por graves heridas de guerra en el conflicto de Corea, se enamora de su enfermera japonesa.
Mezcla de melodrama de amores contrariados, maledicencia y pulsiones sexuales insatisfechas, la película habla de choques y barreras culturales y de la intolerancia que afecta por igual a todos los grupos y personas, a los americanos, por su ignorante desconfianza hacia los japoneses, pero también a los japoneses asentados en EEUU por el injusto trato recibido durante la segunda guerra mundial. Para Vidor el amor es, sin embargo, el cimiento que destruye todos los prejuicios.
Una más que correcta pareja protagonista, con Yoshiko Yamaguchi como esposa japonesa y un habitualmente soso, pero aquí muy entonado Don Taylor, dan vida a este sentido melodrama realizado con fina sensibilidad y matizada contención. Bien construidos personajes secundarios, desde el comprensivo padre o la reticente madre, a los norteamericanos de origen japonés divididos entre su fidelidad a la tradición y los atractivos de la vida occidental.
Puede que me pase un poco de listo, pero yo diría que Vidor muestra por momentos un sentido del paisaje y la naturaleza que parece homenajear a los grandes clásicos japoneses.
A revisar.