Escrito sobre el viento
Sinopsis de la película
Kile Hadley, un magnate del petróleo, y Mitch Wayne, su mejor amigo y empleado, se enamoran de la misma mujer: la secretaria Lucy Moore. Kile, que es un alcohólico irresponsable, se casa con ella, aunque Mitch está convencido de que con esta boda Lucy comete un gran error. Al cabo de un año, contra todo pronóstico, Kyle parece un hombre nuevo: ha dejado de beber y presta más atención a sus negocios.
Detalles de la película
- Titulo Original: Written on the Wind
- Año: 1956
- Duración: 99
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Opinión de la crítica
Película
7.5
95 valoraciones en total
Kile Hadley, hijo de un magnate del petróleo, vive sólo para conquistar mujeres y emborracharse cada dos por tres. Mitch Wayne, su mejor amigo, lo saca de todos los líos en que se mete convirtiéndose así en una especie de guardaespaldas de Kile. Ambos conocen a Lucy, una elegante diseñadora de modas de la que se enamorarán perdidamente.
Melodrama de una fuerza narrativa excepcional, Sirk se aparta de la densidad del folletín novelesco y nos presenta una historia contundente llena de matices psicológicos. Digamos que se olvida de Balzac para mostrarnos a Freud. Con un sublime y personalísimo uso del color, un posicionamiento espléndido de la cámara dentro de la casa colonial y una música que parece leerse en la novela, Sirk centra la complejidad de los personajes en torno a ese problema imperecedero denominado síndrome de Peter Pan . Y en la película, como en la vida, unos lo superan y otros no. Unos no viven la vida, no dan un solo paso al frente, creen que sólo existe el primer amor. Otros, sin embargo, deciden caminar, lo hagan bien o mal, construyen una nueva vida, una vida propia, saben que existen muchas clases de amor.
Robert Stack está aceptable aunque sobreactúa en no pocos momentos, Lauren Bacall siempre elegante y discreta. La palma se la llevan Rock Hudson -excelente interpretación llena de contención- y una espléndida Dorothy Malone que devora la pantalla con su belleza, sensualidad y energía.
Un multimillonario de la industria petrolífera del medio oeste, se enamora y encapricha de una secretaria y no cejará hasta casarse con ella.
Nos encontramos delante de un drama desbordante de pasiones humanas. El film es seco, duro, triste y agresivo, con un guión escrito con una sabiduría extraordinaria y unos diálogos que dejan al espectador con la boca abierta de admiración. La planificación y el montaje de la película es de gran calidad, la dirección magistral y la interpretación única y llena de matices geniales.
Capitulo aparte merece la amargura de Rock Hudson, en mi modesta opinión esta es su mejor interpretación de toda su filmografía, soberbio.
Resumiendo: Solo tengo elogios para esta cinta que a pesar de su medio siglo largo de antigüedad, es viva y actual ya que el tiempo no ha pasado para ella, la recomiendo encarecidamente.
Douglas Sirk ha sido el gran maestro del melodrama. Conjugaba la suprema elegancia y estilización formal de sus films con la pasión, a la hora de plasmar las emociones y sentimientos del ser humano. Nadie como el cineasta de origen alemán supo dar categoría de ARTE a un genero del que se ha perdido la formula mágica, ¿o tal vez el talento? de cómo realizarlo.
La relación del hijo de un rico magnate del petróleo (Stack), con su mejor amigo (Hudson), de origen humilde, se torna tempestuosa cuando ambos se enamoran de la misma mujer (Bacall). Historia de amores, celos y pasiones desatadas, de amistad y renuncia, de deseo, frustraciones y fracaso, Escrito sobre el viento, es, el MELODRAMA con mayúsculas. Sirk nos subyuga desde las impactantes imágenes de ese deportivo amarillo que circula a gran velocidad, conducido por un borracho Kyle Hadley (Stack), con las que comienza el film, y que enlazan con la elegante presentación de todos los personajes. Un largo flashback, que nos lleva de nuevo al presente, y que encuentra su dramático desenlace en el poderoso clímax final, son las líneas maestras de la atrevida estructura narrativa del film. El soberbio guión, -no exento de un cierto mensaje con moralina-, una puesta en escena abarrocada y la magistral dirección de Sirk, potenciados por la fotografía, de colores saturados, de Russell Metty y la partitura de Frank Skinner, que adapta con acierto la canción Written on the wind, que abre y cierra el film, compuesta por Victor Young, transforman una historia desbocadamente melodramática en fotogramas de oro puro que ya son historia viva del cine. Capitulo aparte merece la soberbia performance de todos los actores, maravillosamente dirigidos por Sirk, desde un Rock Hudson, que sortea con brillantez los peligros del personaje quizás menos creíble del film, y alrededor del cual pivotan todos los demás, la majestuosa interpretación de Lauren Bacall, -muy alejada del cliché interpretativo de sus films con Bogart-, y con especial mención para la sublime interpretación que del atormentado Kyle Hadley hace un Robert Stack sensacional, y para la superba interpretación -merecido oscar a la mejor actriz secundaria- que de la pasional y desequilibrada Marylee Hadley hace una Dorothy Malone impagable, que al igual que Rock Hudson y Robert Stack siempre estuvo mejor que nunca bajo la dirección del maestro alemán, y que al año siguiente volverían a reunirse en otra obra maestra de Sirk, la magistral Ángeles sin brillo.
Inolvidable obra maestra de una manera de hacer cine irremediablemente perdida.
No. Esta no es una obra maestra. Al crítico que se le ocurrió tal apreciación, hay que disculparle pues probablemente sentía pasión por Rock Hudson o por Lauren Bacall.
Se trata de una película correcta, incluso admitamos que buena, pero nada más. El argumento versa sobre la decadencia de la clase pudiente o multimillonaria de EE.UU. a mediados del siglo veinte, centrándose en la historia de un gran magnate del petroleo con un hijo y una hija malcriados y un amigo de éstos, de procedencia no adinerada, ejemplar y a quienes todos admiran (Rock Hudson), hombre razonable a la sombra de la familia de ricachones pero luciendo más que todos ellos juntos.
Ahora bien, por ejemplo, en parecida atmósfera argumental, está la película de King Vidor, cuatro años antes, Pasión bajo la niebla (USA 1952) que le da veinte vueltas en filmación pasional, vigorosa y magistral, mucho más espléndida en la exposición de las dinámicas sentimentales entre hombres y mujeres, donde la pareja Jennifer Jones-Charlton Herton brilla como un par de estrellas supernovas, mientras que en Escrito sobre el viento , la pareja de Lauren Bacall-Robert Stack o si lo prefieren de Lauren Bacall-Rock Hudson, carece de lucidez o brillantez
Si alguien merece algún relieve en este filme es Robert Stack (el actor que luego triunfaría y quedaría cuadriculado de por vida en la serie original y televisiva de Los intocables ), quien aunque figura en tercer lugar dentro de la presentación de actores, es en realidad el actor principal y quien mejor lo hace de todos los que intervienen.
En fin, una película buena pero que no alcanza el grado de adorable, cinematográficamente hablando, no tiene suficiente enjundia esplosiva como para generar deseos de ser visionada más de dos o tres veces.
Fej Delvahe
Un adjetivo define bien a esta película: exquisita . Exquisito guión, que expone con una claridad casi olvidada en el cine de nuestros días una historia de amores imposibles, de complejos atormentadores, y exquisita dirección, que se beneficia de unos inmensos Malone, Bacall y Stack.
Pero se podría haber mejorado, creo yo, esbozando a un Mitch (Rock Hudson) algo menos perfecto, es decir, se podría haber dado a entender que su perfección no era real, sino sólo fruto de los celos y complejos de Kyle (Robert Stack). Lo digo porque a mí me dio un poco de asquete ese Mitch, ahí, con todo el mundo hablando maravillas de él –que si como lo ha dicho Mitch, va a misa, que si Mitch es el más bueno del mundo, que si sólo me fío de Mitch, Mitch, Mitch, Mitch… ¡Anda y vete a tomar vientos, Mitch de los huevos! ¡Como para no refugiarse en el alcohol, no te digo!–. También es porque la interpretación de Hudson me pareció la más floja de las cuatro –con esto no estoy diciendo que esté mal, en realidad está requetebién–.
Se la recomiendo a todos los que tengan algún fantasma, algún hermano o amigo cercano con el que no dejen de compararle unos padres empeñados en proyectar sus frustraciones sobre ellos, en ver lo bueno sólo en el grano ajeno. En fin, a todos.