Epidemic
Sinopsis de la película
Un director de cine y su guionista (interpretados por Lars von Trier y Niels Vørsel) escriben un guión para una película sobre una epidemia que se expande por el mundo. Mientras trabajan, no se dan cuenta de que una epidemia real se está propagando a su alrededor. Segunda película de la llamada trilogía europea cuyo fin es poner de manifiesto los traumas de Europa. Comprende las películas El elemento del crimen (1984), Epidemic (1987) y Europa (Zentropa) (1991).
Detalles de la película
- Titulo Original: Epidemic
- Año: 1987
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
5.5
42 valoraciones en total
Mucho más interesante que la estúpida película Epidemic es la crítica que nos regala sobre la misma Daniel Andreas en ésta, nuestra comunidad. Creo que es el modelo idóneo para mostrar en todas las escuelas, si las hubiera, de lo que debe de contener y lo que no, una auténtica crítica profesional.
Quizás la próxima vez deba de ponerme a escribir mi crítica sin leer ninguna otra para que no me vuelva a pasar como en esta ocasión, que esa otra crítica acaba con toda posibilidad coherente y natural de añadir algo nuevo.
De este modo, para no caer en el patetismo de intentar sin éxito resultar tan interesante como el que sabe de verdad, confesándome como admirador vitriólico que epitomiza las entrañas de la esencia de un panfleto de lo más maniqueo, resulta pretencioso aunque haya sido tildado de connatural sin zigzaguear, con unas actuaciones más que correctas tras el segundo visionado intrínseco que reitera su metatextualidad implícita e inherente, he de reconocer que es una cinta altamente recomendable.
Prefiero, para no parecer periodista deportivo de contraportada, mostrar humildemente mi admiración hacia la crítica del Sr. Andreas, con cuya opinión me identifico plenamente, y tratar de aprender y mejorar para alcanzar algún día la misma calidad y sugestión en mis escritos.
Pd: Ni me he follao al Sr. andreas ni quisiera, ni me ha pagado para que escriba esto, ni soy familiar suyo, ni le debo dinero. Únicamente me ha gustado su crítica y la comparto. (Aclaración necesaria en ésta, nuestra sociedad).
Y bien ¿Cómo podría un director de renombre y alejado de los reflectores, crear una película con temática de caos? Era una cuestión que no me podía perder, y llego a la conclusión que hay temas que pueden ser abordados como tal y no sugeridos, se puede ser reflexivo con el tema elegido mostrando los hechos. Hoy Von Trier, me da una muestra de su tendencia como director de cine, en el que no le interesa mostrar la angustia de las masas ante una epidemia, tan solo sugerirla y concluir su filme de una forma que la misma sinopsis revela.
A trece años de diferencia, el director mostró una gran evolución y películas como Epidemic o los idiotas, se encuentran en el catalogo del autor, y se percibe una calidad de menor comparada con Bailando en la oscuridad o bien Dogville, realizadas en esta década.
El morbo delata a la muchedumbre, pero en efecto, preferimos ver una epidemia literal que contada en blanco y negro. Lo lamento, pero es cuestión de percepción y a mi solo me impactó el final.
Lenta.
Von Trier, un tipo que suele dar una de sangre y otra de semen, aquí practicó el primer solo de zambomba de su carrera, y, tras la primeriza Image Of Relief y la muy interesante El Elemento Del Crimen, se destapó con un desapasionado tributo al absurdo que, lo siento, pero me cargó considerablemente.
Este hombre, por lo demás, me cae bastante bien, debo admitir. Ignoro el motivo, pero siento una extraña simpatía hacia él, y me parece un tipo con bastante talento para hacer buen cine, cuando le da la gana, y para percutir pelotas, siempre, y con bastante buen criterio selectivo por lo general.
También es un cineasta con una evidente tendencia al egotrip y a los delirios de grandeza, y aquí de hecho, al parecer, y la verdad es que parece, insinúa una burla hacia su propio público, hacia el que se dispersó y titubeó con El Elemento Del Crimen. Bien, siempre es sano el humor, y de hecho pocos colectivos más merecedores del humor vitriólico puede haber que una importante parte de la masa de espectadores de películas, pero aquí el cuchillo certero y asesino que empuña en Europa, Dogville o Anticristo no tiene filo, y su intento por impactar se me antojó baldío, intrascendente y artificial.
Lástima.
Me confieso como admirador de Lars Von Trier, sin embargo, tarde me acerco a esta película, la cual, sabiendo que era uno de sus primeros trabajos, empecé a ver con mucho tiento, pues esperaba encontrar esos típicos tropiezos y malos tragos de los inicios de carrera de quienes se convierten con la experiencia en grandes de su arte. Sin embargo mi proceso y gozo como espectador ha sido equiparable al arco de desarrollo de la película misma, gigantesco.
Cualquiera esperaría que tan brillante obra de metatextualidad fuese un producto maduro, o de ser joven, fuera desafortunado, pero en este caso tenemos una obra impecable, llena de todo el humor negro que es connatural a este creador.
Desde el uso de diferentes calidades de imagen que se terminan confundiendo, hasta el proceso creativo que termina sobrepasando las barreras de su género, como sobrepasa la criatura a su creador, al mejor estilo de Milton o Shelley, la película muestra con muy buen gusto cómo transgredir las normas genéricas sin atentar absurdamente contra el espectador. Y ya que nos mencionamos, es de aplauso cómo se anticipa permanentemente a las expectativas del lector, pues zigzaguea de tal manera en la línea de la tradición metatextual que cuando llegas al final, lo que sabes obvio, te logra sorprender.
De verdad los invito a ver esta película, con la que descubrirán el germen, brillante desde la siembra, de este gran cineasta.
Recomiendo a todo el mundo que, si puede, vea la película, también, con los comentarios del director y del coguionista. De esta manera se eliminan muchos de los tópicos sobre la misma. La falta de escrúpulos con la que ambos juzgan su propio trabajo de juventud demuestra hasta qué punto los cinéfilos de salón se equivocan en sus manidos juicios. No hay pedantería, que sí la habrá, y mucho, en buena parte de su filmografía posterior. Lo que hay es un millón de coronas danesas (muy poco dinero), mucho tiempo y poca inspiración. Es simplemente un experimento rodado con poca pericia, algo de humor y mucha falta de planificación.
Algunas escenas son particularmente vergonzantes y la incapacidad de Niels para aguantar la sonrisa puede llegar a ser muy molesta. Pero algo interesante se percibe tras tanta incompetencia. Y ese interés explota en uno de los finales más sobrecogedores que he visto en una película. Absurdo también, pero sobrecogedor. Solo por eso, merece la pena echarle un vistazo.
¿Es constitucionalmente obligatorio utilizar la palabra fallida en una crítica de cine moderadamente negativa de una película de un director de renombre? ¿Sí? Bien, fallida. No quiero que mis huesos acaben en la cárcel.