Enamorada
Sinopsis de la película
En tiempos de la revolución, las tropas zapatistas del general José Juan Reyes toman la tranquila y conservadora ciudad de Cholula. Mientras confisca los bienes de los ricos del pueblo, el general Reyes se enamora de la bella, rica e indomable Beatriz Peñafiel, hija del hombre más notable de Cholula. El desprecio inicial que Beatriz siente hacia el revolucionario da paso a la curiosidad y, finalmente, a un profundo y auténtico amor.
Detalles de la película
- Titulo Original: Enamorada
- Año: 1946
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
7.2
59 valoraciones en total
En esta película la revolución mejicana sirve de marco, y poco más, para una historia de amor entre un revolucionario y una hija de un terrateniente. El bueno de Pedro Armendáriz, revolucionario pero con su corazoncito, se enamora perdidamente de una quizás en exceso intensa en su actuación María Félix. Lo que empieza como un filme sobre la revolución, continúa como una especie de comedia intrascendente, para terminar (y esta es quizás la mejor parte) como un drama amoroso con serenata incluida.
Vista hoy en día, quizás sea una película que se ve como una curiosidad y posiblemente no quepa esperar de ella mucho más.
Nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes y ganadora de cinco premios Ariel (película, director, actriz, fotografía y edición), <>, es otra gran película que nos legara el director, Emilio Fernández, contada con ese sello personal donde entrelaza hechos de la revolución por la independencia mexicana, con apasionadas historias de amor.
>, tiene un alto peso moral e incluso espiritual, y las estupendas actuaciones de, María Félix y Pedro Armendáriz, dan fuerza a una trama colmada de desencontrados encuentros, donde hay lugar hasta para atractivos visos de comedia.
Esta vez, un frente zapatista comandado por el general, José Juan Reyes, se toma la ciudad de Cholula, y tras identificar quienes son los ricos, los detiene para obligarlos a que aporten a la revolución… pero, uno de estos hombres es don Carlos Peñafiel, quien resultará ser el padre de Beatriz, una bellísima y temperamental muchacha que, en su primer encuentro casual con el general rebelde, lo dejará tan fascinado que, de inmediato, pensará en casarse con ella, pero la chica está ya planeando nupcias con un caballeroso gringo… y las cosas van a complicarse con el asedio del revolucionario que también tendrá gestos admirables.
Escrita por Iñigo de Martino y Emilio Fernández, la historia de, <
Las contradicciones sociales entre, José Juan y Beatriz, tendrán como intermediario a un valioso sacerdote, amigo del revolucionario, quien estará siempre de parte de lo correcto y de la verdad, téngala el que la tenga, y con cada acción y cada palabra que viene y que va, este trío irá descubriendo aquellas cosas que no lograba ver… y éste, considero, es el gran mérito de este valioso filme. Fluidos y significativos diálogos, situaciones bien contrastadas y la presencia de unos caracteres dispuestos a aprehender lo que de gran valor brilla en quienes consideramos nuestros opuestos, logran que también nosotros nos sintamos tocados por el valioso choque de caracteres que nos ofrece esta romántica película.
La escena de cierre, que nos recuerda la que también hiciera, Josef von Sternberg, en su magnífica, Marruecos (1930), ahora, como entonces, es fácil acusarla de comportamiento machista, pero, el sentimiento militar es que, por ser los hombres quienes van a la guerra, deben ir más descansados al igual que sus caballos.
Ante el éxito del filme, Emilio Fernández, fue llamado, tres años después, para que hiciera una nueva versión en Hollywood que protagonizaron, Pedro Armendáriz y Paulette Godard. Se tituló, The Torch (Del Odio nace el Amor), pero, el resultado no tuvo la misma altura y el filme pasó algo desapercibido.
El director E. Fernández consigue un brillante ejercicio narrativo con un juego de cámaras que deslumbra por su eficacia pero también por su plasticidad y por su disposición ágil y poco convencional.
La fotografía es excepcional.
Película seria, rotunda, de honda raíz humana y de las que mantienen el alma en vilo incluso cuando cambia el registro inicial e introduce pautas de humor para diluir una parte de la tensión en un contexto de máximo dramatismo.
A partir de ese momento se impone un sentido menos riguroso y el ambiente adquiere una fisonomía mucho más distendida.
La factura cinematográfica es magnífica en ambas situaciones argumentales y la interpretación de P. Armendáriz, de la bella M. Félix y de F. Fernández realzan los pormenores de un guión bien elaborado en el entorno de la Revolución Mexicana.
Otra película del período más prolífico y exitoso de Emilio Fernández, acá juntando por primera vez a dos estrellas como Pedro Armendáriz y María Félix, que se convertirían en una de las parejas icónicas del cine de oro mexicano.
Vuelve a un tema que lo fascinaba como era el periodo revolucionario para cotar la historia de amor y odio o mejor dicho de odio y amor, entre Beatriz, una muchacha de la rica y conservadora y José Juan, un general zapatista.
La historia tiene mucho más humor que las protagonizadas por Dolores del Río, explota el carisma y ángel de María Félex que era junto con su belleza sus mayores atributos ya que la señora era una pésima actriz que solo sabia interpretarse a sí misma, y acá no es la excepción.
Tiene un ritmo narrativo muy irregular, las escenas donde aparecen ellos juntos son en su mayoría divertidas, tiene un tono ligero, son rápidas, graciosas, y después hay una división enorme entre las que tiene Armendariz que suelta unos discursos larguísimos y solemnes, todos los diálogos con el cura si bien son interesante lo que debaten no la forma en que están construidos esos diálogos, de forma tan suntuosa. En cambio las de Félix fluyen, es su show y ella aprovecha todas las oportunidades que tiene para lucirse.
Hay un canción bellísima que con el tiempo se ha convertido en estandarte de México en el mundo, se titula curiosamente La Malagueña. Elpidio Ramírez Burgos (1882-1960), figura como el autor de la música y de la letra coautor junto a Pedro Galindo Galarza, a principios de los años treinta (s. XX), pero lo más probable es que la música de La Malagueña proceda de un son popular huasteco (originario de la región o estado de Tamaulipas) del que Elpidio hizo una versión huapango (para acompasar este tipo de baile tradicional mejicano con cadencias que se ejecuta taconeando, a veces sobre una tarima de madera). Sea como fuere, años después Elpidio compartió o cedió La Malagueña al cantante Raúl Prado quién, primero en 1937 con el Trío Los Hidalguenses y luego con el Trío Calaveras, le hizo algunas modificaciones para hacer la canción menos monótona o más comercial, además de introducirle falsetes alargados, luego, Raúl Prado y los Hermanos Bermejos (el Trío Calaveras) la grabaron con el sello RCA-VICTOR en 1938 y al año siguiente, el mismo trío la cantó en la película El gavilán (Ramón Pereda, México 1939).
Pues bien, en Enamorada, oír La Malagueña mientras vemos esos hermosos ojos y semblante de María Félix, es algo sublime, un no sé qué exuberante que te deja huella cinematográfica en el alma. ¡Inolvidable! Un hito de la filmografía en lo que respecta a conquista de una resabiada mujer que se resiste a un hombre intensamente enamorado de ella. En verdad que la película debía llamarse Enamorado, en lugar de Enamorada, pues durante gran parte de la historia es el varón protagonista el que se siente irremediable y verdaderamente enamorado de la fémina, mientras que ella a cambio lo desestima y menosprecia.
El general revolucionario José Juan Reyes (Pedro Armendáriz), no puede remediar haberse enamorado de la arrogante, rica, brava y bella Beatriz Peñafiel (María Félix), a pesar de que ella ha sido con él muy repulsiva y lo ha rechazado, además de insultarlo e incluso abofetearlo cuatro veces. Contra viento y marea él persiste en el intento de conquistarla, por lo que una noche va con un trío de guitarristas cantores y situándose debajo del balcón de su casa, donde ella duerme, le hace la siguiente confesión: «Vengo a pedirle perdón Beatriz, pero quizás usted no me quiera escuchar. Yo le pido perdón y se lo pediré siempre sin esperar que me lo conceda. Tal vez mis palabras se pierdan antes de llegar a sus oídos, porque tienen que subir muy alto y su balcón está siempre cerrado. Por eso otras voces tendrán que decirle lo que usted no deja que yo le diga»:
(entonces el pretendiente le cede la voz al Trío Calaveras, quienes melódica y dulcemente cantan en forma de serenata La Malagueña, a la par que vemos las sucesivas reacciones que la canción va provocando en los ojos, el rostro y el cuerpo entero de la salerosa Beatriz mientras la escucha desde su alcoba)
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