En tercera persona
Sinopsis de la película
Tres historias de amor tienen lugar simultáneamente en tres ciudades: Nueva York, París y Roma. Un escritor neoyorquino (Liam Neeson), que acaba de separarse de su esposa y se encuentra en París, mantiene una relación más bien problemática con su amante (Olivia Wilde). Una madre neoyorquina (Mila Kunis) niega tajantemente ser la responsable de un accidente que casi le cuesta la vida a su hijo. El padre del niño (James Franco) intenta que culpen a su mujer de negligencia para conseguir la custodia. En Roma, un empresario estadounidense (Adrien Brody), se enamora hasta tal punto de una gitana (Moran Atias) que participa en la liberación de la hija de su amante, a la que ha secuestrado un mafioso.
Detalles de la película
- Titulo Original: Third Person
- Año: 2013
- Duración: 137
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Opinión de la crítica
5.3
20 valoraciones en total
Quedarse sólo en las tres historias no es suficiente porque de hecho no existen, sólo lo hacen en el libro que está escribiendo el protagonista. Hay que percatarse de los cambios de escenarios en cada historia para darse cuenta que sólo existen en su imaginación. Las historias van y vienen intercambiando ciudades y hoteles, pero sólo existe el autor y su drama de la pérdida de su hijo y la novela que escribe a la que su editor le reclama personajes más impactantes.
Son tres hombres cuyas vidas transcurren ahora en París, en Roma y en New York. Los tres están separados de sus mujeres… y hay un hijo(a) que pesa en sus existencias. El primero, Michael, es un escritor ganador del premio Pulitzer, quien con sus últimas novelas no viene pasando por un momento precisamente inspirado. Por su parte, Scott, vive de copiar diseños de ropa italiana que vende luego a talleres clandestinos y ahora está sacando avante su último negocio. Y Rick, es un pintor cuya herramienta son las manos, pero según lucen sus últimos lienzos, no parece venir haciendo cosas bastante satisfactorias. Michael y Rick tienen sus respectivas amantes, y Scott, buscando también un poco de afecto y quizás pretendiendo redimirse, procura compartir sus días y ayudar a una zíngara rumana que está en proceso de recuperar en Roma a su pequeña hija.
Lo que va a desarrollarse, es una historia para adultos en todo el sentido de la palabra, porque es esta la suerte de filme que, inevitablemente, motiva posiciones encontradas ya que rompe, de manera decidida y arriesgada, con los cánones habituales del cine. No hay en su narrativa claras resoluciones, no están todas las respuestas, y hay un pretendido rompimiento con las coordenadas espacio-tiempo que, quizás te descabelles pensando ¿Cómo es que este papelito de notas donde alguien escribió un dato en Nueva York, ahora lo toma otra persona que está en París? ¿Qué hace esta chica en París si trabaja en Nueva York? ¿Cómo es que tres mujeres que se supone estaban en las diferentes ciudades cada una, ahora lucen huyendo por una misma calle?
En éste y en otros aspectos (interrelación de planos que nos pasan de una a otra persona como proyección de la vida, alteración espacial para demostrar que la realidad es puro maya y que todo está en todo, confluencia entre los distintos personajes para globalizar las problemáticas…), EN TERCERA PERSONA es un filme profundo y exigente que reclama al espectador como miembro activo de su desarrollo. El título, probablemente alude a ese tercer ser humano que suele intervenir en toda relación iniciada entre dos personas -para bien o para mal- porque la tríada es la suerte de ley con la que se activa y fluye inagotable el universo.
Los estudios y experiencias del director, Paul Haggis, en el terreno de la cienciología, en su búsqueda espiritual desde su intensa cotidianidad y en su labor cinematográfica (Crash es una obra maestra del arte espiritual con la que EN TERCERA PERSONA guarda sensibles semejanzas), lo convierte en una figura muy especial que tiene para darle al cine un cúmulo de experiencias innovadoras que repelerán a muchos, pero que despertarán incontables ¡y valiosísimas! inquietudes y búsquedas, en todos aquellos que se atrevan a poner en activo su capacidad de análisis y reflexión.
Para conseguir financiar este ambicioso e innovador proyecto, Haggis logró hacerse con un reparto de primera línea que incluye a Liam Neeson, Olivia Wilde, Mila Kunis, Adrien Brody y Kim Basinger, entre otros. Esto nos asegura unas actuaciones a tono con una vigorosa historia donde el movimiento es más emanación del interior humano y donde la acción es un devenir en el que la culpa y la confianza, el abuso y la redención, el abandono y el perdón… tendrán un lugar en primera fila, con la esperanza quizás de que nos veamos mejor los unos a los otros.
No existe el tú –dicen los Mayas-, pues tú eres yo y yo soy tú. Respetándote a ti me respeto yo. Amándote a ti me amo yo. Si te hago daño a ti, me hago daño a mi mismo.
Título para Latinoamérica: TERCERA PERSONA
Un escritor en crisis creativa se aloja en un hotelazo parisiense de mil euros la noche con su amante (que se acuesta con su padre), para mas inri, en otra habitación de mil euros la noche. La hace desnudarse, la regala mil rosas blancas (a euro por precio de la habita), la cabrea, la descabrea y mientras escribe frases de Paulo Coelho en su mac acompañado de su botella de vinaco. Un traficante de diseños de moda italianos que no sabe una papa de italiano se enamora en Roma de una gitana en chándal que escribe en un bar que se llama LAmericano poblado de trogloditas y la regala montones de dineros para ver si se la lleva a la cama entre tocamientos de pies y, por último, una chica sencilla sufre mucho y decide trabajar de camarera para olvidar que la quitaron el niño porque ¿jugaba con bolsas de aspiradora?) y que su ex, que está forrado porque es un pintor que pinta con las manos, la arrastra por los pasillos cuando cambia de humor. Entre tanto, llega tarde a todos los sitios porque no se centra.
Este es el sonrojante argumento del último producto con estética cuidadísima y cursilísima del director y guionista Paul Higgis, famoso por ganar el Oscar por la multitramposa Crash y, de paso, quitárselo a, atención, Steven Spielberg, por Munich, Ang Lee por Brokeback Mountain y George Clooney (Buenas noches y buena suerte). Eso sí, En el valle de Elah era un peliculón.
Paul Haggis buscar rodar películas que cuenten historias dramáticas, de esas que narran experiencias duras en personajes lastrados por su pasado, o por sus circunstancias, y todo ello para mostrar cómo cada persona reacciona en esos momentos y como se relacionan entre sí.
Desde Crash (y de eso hace ya once años), el director se ha dedicado a buscar ese tipo de guiones sabiendo que se le da bien ese punto de vista y que puede sacar mucho jugo a los personajes que parecen ser arrastrados por la corriente pero que realmente luchan a cada momento. Después de su gran éxito han llegado otras que han continuado la misma senda, unas con más acción (Los próximos tres días), otras más reflexivas (En el valle de Elah), pero siempre con la misma intención.
Pero llega un momento en el que ese afán por narrar historias complicadas le ha llevado a rodar esta En tercera persona en la que las diferentes historias tienen mucha menos relevancia. Están bien perfiladas y sus personajes tienen contenido, pero finalmente no hay demasiado en el fondo. Son frías y frágiles y no tienen la fuerza necesaria debido en gran medida a la lentitud con la que están filmadas. La acción es pausada y cansina, y su extensa duración no ayuda a que el espectador no deje de mirar el reloj desde el ecuador de la película.
Con un reparto sugerente y atractivo que reúne apellidos tan ilustres como Neeson, Kunis, Wilde o Brody, el guión no termina de encajarlos en las historias porque quiere abarcar mucho terreno con tantos relatos tan dispares, y pierde la capacidad de emocionar o de hacer pensar al espectador solo por respetar una narrativa formal pero aburrida que sobre el papel suena bien, pero que en la realidad resulta poco personal.
A veces me quedo pensativo después de una película….. este no ha sido el caso en ésta, simplemente me dejó irritado saber que un director gasta un presupuesto millonario en actores sin saber sacar lo mejor de ellos. No es que me apasione Brody -me parece que será difícil que pueda creer en sus dotes interpretativas después de El Pianista-, tampoco Liam Neeson, más centrado en sus papelitos de sacar-dinero-rápidamente-con-productos-de-fácil-digestión. Sin embargo, me parece que tienen talla para que el director saque más de ellos. Si a esto se añade unos cuantos resbalones en el guión (verbigracia, comprensión de la historia), las relaciones de los personajes truculentamente irreales y una música que no cumple su función de realzar el clima psicológico, sólo cabe decir: mejor me quedo en casa.