En el corredor de la muerte (Miniserie de TV)
Sinopsis de la película
Miniserie de TV (2019). 4 episodios. 27 de enero de 1994. Los cuerpos de un hombre y dos modelos de 25 años aparecen acribillados a tiros en casa del dueño de un club nocturno. La policía encuentra una cámara instalada en el salón de la víctima que ha grabado el asesinato. Esas imágenes son la pista principal de la policía. Se decide distribuir el rostro borroso de uno de los asaltantes. Tres semanas más tarde, en una comisaría de otro distrito, un agente cree reconocer a uno de los asesinos: es Pablo Ibar, un hombre de nacionalidad española al que acababan de detener junto a unos amigos por un robo menor. Pablo asegura que es inocente. Ninguna de las pruebas halladas en el lugar del crimen lo inculpan… Pero de nada sirve. Pablo es condenado y enviado al corredor de la muerte. Esta es la historia de lucha de un hombre por demostrar su inocencia. La historia de una familia que nunca se ha rendido.
Detalles de la película
- Titulo Original: En el corredor de la muerte
- Año: 2019
- Duración: 200
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Opinión de la crítica
6.7
45 valoraciones en total
Comedida producción de Movistar que deja un sabor amargo en el espectador. La miniserie abarca la historia de Pablo Ibar, un hombre presumiblemente inocente, condenado a muerte por un triple homicidio. Todos los datos se recogen del libro de Nacho Carretero que, obviamente, es muchísimo más minucioso que la ficción televisiva. Siendo así, la trama y su evolución se desarrollan (incomprensiblemente) rápida y atropelladamente, con saltos temporales imposibles.
Son cuatro frenéticos episodios en los que se echa en falta emotividad, pasión, profunidad y detalle.
El aspecto más destacable y, por tanto, más positivo de la serie, recae en el magnifico papel protagonista que desempeña Miguel Ángel Silvestre. Sin duda, una interpretación a la altura de la importancia de la situación. Soberbia también Marisé Álvarez en el papel de Tanya. Siempre fiel y siempre con la esperanza por bandera.
Notable producto televisivo que pudo ser muchísimo mejor.
Aunque basada en hechos reales sobre un caso de candente actualidad, la serie se basa en la novela de ficción de Nacho Carretero sobre las vicisitudes del caso de Pablo Ibar, sobrino del gran boxeador español Urtain, condenado a muerte por un crimen que siempre ha negado haber cometido.
Movistar se lanzó a producir la serie mientras aún se desconocía la Sentencia y el equipo se encontró, mientras la rodaba, con la noticia de la misma.
Qué difícil es ir contra una Justicia que no quiere admitir sus errores, que ha ejecutado a incontables inocentes en el rodillo de unos procedimientos carísimos que el 95% de los americanos no se pueden pagar.
El estado español, por lo que yo tengo conocimiento, apoya a Pablo Aibar y a su familia, además de que existe una cuenta abierta por su familia española para que el que quiera pueda realizar los donativos que crea oportuno para afrontar los gastos de su carísima defensa, aunque el resultado sigue siendo incierto.
Una gran calidad, unas excelentes interpretaciones con Miguel Ángel Silvestre a la cabeza que se metió en la piel de Pablo, una preciosa historia de amor a través del cristal del penal y más de 25 años de reclusión de un inocente de raíces vascas sobrino de aquel gran boxeador, José Manuel Urtain.
Notable, 8.
25 años, 4 presidentes, 4 juicios, 2 abogados defensores, un fiscal, un matrimonio, cadena perpetua, pena de muerte, cadena perpetua y la posibilidad de un quinto juicio en 2025. Poco tendría que envidiar a American Crime Story. Soberbia producción técnica y artística para esta comprometida y controvertida miniserie de 4 capítulos que narran el caso del condenado Pablo Ibar, interpretado por un extraordinario Miguel Ángel Silvestre. No obstante, más allá del carácter documentalista y la discreta narración literaria de los hechos (basada en la novela homónima de Nacho Carretero, autor de Fariña), el desarrollo del guión va aumentando progresivamente su peso argumental, su impacto emocional y su tamiz de denuncia sobre un sistema judicial norteamericano que vuelve a mostrar sus flaquezas. A fin de cuentas, esta es una historia de fortaleza, de dolor, de amor y de injusticia.
En el corredor de la muerte, la miniserie, es un producto televisivo que ha de servir para una cosa: que el espectador termine de ver sus cuatro capítulos y se lance a leer el maravilloso libro de Nacho Carretero que ha inspirado la miniserie. O dicho de otra forma: si de verdad quieren conocer la historia de Pablo Ibar, han de leer el libro, o informarse de otra manera. La miniserie, dirigida por Carlos Marques-Marcet, da apenas unas pinceladas.
Pinceladas muy bien dadas en lo formal, sin duda, porque si hay algo innegable es que En el corredor de la muerte es una serie con un altísimo nivel de producción, como viene siendo habitual en las ficciones de Movistar, que se está convirtiendo en un potentísimo servidor de excelentes propuestas televisivas. Lo que está claro es que la clásica sitcom española de interiores y sólo dos o tres decorados, como fueron Farmacia de guardia, Médico de familia o Los Serrano, ha desaparecido y no va a volver, y la verdad es que es un gusto, porque así podemos ver series tan bien hechas como esta. El nivel de producción es espectacular, en los decorados, las localizaciones, la mezcla de inglés y español, el vestuario, todo roza la perfección y no tiene nada que envidiar a cualquier producción estadounidense o británica.
El problema de esta serie es que, hablando mal y pronto, no sabe contar la historia. Quizás si hubiera podido tener seis capítulos en vez de cuatro, o incluso diez, se podría haber seguido mejor la narración de Carretero. Hay demasiados saltos en esta narración audiovisual, algunas ausencias incomprensibles (apenas se hace mención a que Ibar sea sobrino de Urtain, ni se explican sus antecedentes familiares) y sobre todo una enorme falta de emoción en las escenas en pantalla. El momento de la boda es quizás el único en el que sí se logra transmitir la emoción, pero hay otros momentos en los que el libro hace que le salten las lágrimas al lector, como cuando Ibar es condenado a muerte, que en la pantalla dejan frío al espectador. Además, faltan muchas más escenas que describan el infierno del corredor, apenas esbozado como un lugar más plácido, ni siquiera cercano a lo que es en realidad tal como lo ha descrito Ibar desde el año 2000, o más escenas que relaten la odisea de 16 años de apelaciones perdidas e injusticias varias hasta que se le concedió un nuevo juicio en 2016.
Y sin duda, la miniserie no sería lo mismo sin el espléndido trabajo de Miguel Ángel Silvestre como Pablo Ibar. Muy lejos ya de los tiempos de Sin tetas no hay paraíso, Silvestre se destapa como un actor extraordinario muy a tener en cuenta, que clava perfectamente las emociones contradictorias de un hombre en el filo de la navaja. Toda la emoción que le falta al guión la pone él con sus miradas de desesperación o de ilusión, siempre muy bien acompañado por la excelente Marisé Álvarez, cuya Tanya es, como en la historia real, la auténtica heroína detrás de Ibar.
En definitiva, una producción decepcionante como testimonio de la tremenda historia de Pablo Ibar, pero muy notable en lo técnico.
Lo mejor: Miguel Ángel Silvestre y Marisé Álvarez, excelentes, y el nivel de la producción.
Lo peor: Le falta emotividad a raudales y contar mejor los hechos históricos.
He leído en otras críticas que el libro es mucho más interesante que la serie (¡menuda novedad!) y por eso no la puntúan mejor. Yo no he leído el libro pero la serie me ha gustado mucho. Son casi 4 horas que se ven de un tirón y aunque sabes el veredicto si has seguido el caso en las noticias (tuvo mucho bombo a principio de este año), estás como esperando el cambio final y la trampa en la historia, tipo Tarantino. Muy amena, muy bien actuada, muy bien realizada, con perfecta mezcla español/inglés y, como los que han leído el libro se quejan de que, comparando, falta emoción, voy corriendo a comprármelo.