Elisa K
Sinopsis de la película
A Elisa, que hará once años en verano, le gusta su nuevo vestido blanco con lazos azules. Pero falta muy poco para que todo deje de tener importancia. El amigo del padre ha hecho llorar a Elisa y después le ha dicho: «si dejas de llorar te regalaré una pulsera de plata». Nadie se da cuenta de lo que ha pasado. Elisa está solo un poco extraña. Y pasan catorce años, cuatro meses y algunos días. Y un día llama a su madre y le pide, asustada: «ayúdame, acabo de recordar una cosa horrible».
Detalles de la película
- Titulo Original: Elisa K
- Año: 2010
- Duración: 71
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Opinión de la crítica
Película
5.6
28 valoraciones en total
Desconcertante ha sido la visión de este film que a medida que iban transcurriendo los minutos de su metraje, me iba dejando cada vez más perpleja.
Debo decir en honor a los directores y guionistas, que el trato de un tema tan delicado, se ha hecho con gran elegancia.
Hay momentos que resulta interesantes y otros que no se aguanta.
No he leído la novela ni pienso leerla porque se me han quitado las ganas. No puedo decir si la adaptación es buena o mala, pero el relato en sí, da la impresión de que quiere decirnos muchas cosas para quedarse más bien corto. Hay momentos que parece todo encriptado y da la impresión de pseudointelectualismo.
Se agradece el ver una vez más a Nausicca Bonin, que aunque su aparición es muy fugaz, siempre queda bien en todo lo que hace.
Judith Colell dirige junto a Jordi Cadena (que también es autor del guión) esta artística obra cinematográfica basada en la novela de Lolita Bosch que recibió el premio especial del jurado (por el tratamiento del sórdido tema sobre el que gira su argumento) en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y una nominación a los premios Goya al mejor guión adaptado.
La película nos cuenta la historia de Elisa en dos bloques diferenciados, el antes y el después de un hecho que cambió su existencia, a los once años, un amigo de su padre la hizo llorar y compró su silencio con una pulsera de plata. La razón de su llanto se escondió muy dentro de ella, hasta que catorce años después sale a la superficie, revive el recuerdo, toma el teléfono y Elisa llama a su madre… ayúdame, acabo de recordar una cosa horrible.
Novedosa en sus formas, la película convence mucho más en su primera mitad que en la segunda, donde la interpretación de la protagonista decae y los recursos visuales, pese a ser más o menos artísticos, resultan gratuitos y tediosos. Pese a su corta duración, inferior a 80 minutos, el metraje de Elisa K se hace pesado, más extenso de lo que realmente es, todo ello nacido en la nula complacencia que tiene con el espectador.
La película se regodea sobre sí misma en su vanguardismo, se cuenta a sí misma con una monótona voz en off que adormece al público, con lo que, bajo mi punto de vista, no termina llegando a un equilibrio y pese a que tiene una calidad formal innegable, innegable es también el aburrimiento al que induce. Prescindible.
-Enoch-
Director 1.
Es curioso, pero hasta la media hora de peli mi voto no pasaba del cuatro. Tengo serios fundamentos: la peli es 80% literatura y 20% cine, se transpira texto por los cuatro costados y ese narrador en off transforma la obra en una construcción displicente en donde las palabras sustituyen a los actores, en donde las imágenes parecen diapositivas sin flujo ni agilidad. Sin embargo, el espíritu literario, a pesar de estar demasiado utilizado, es correcto y ese gris que todo lo inunda evoca directamente los tonos de la peli, o por lo menos de tres cuartos de la peli, a través de esos ojos de poker de una Elisa que ofrece poco, o bien porque todo se lo calla, o bien porque todo se lo olvida: el resultado es el mismo.
PERO…
Director 2 (aunque el primero aún se huele)
Ahí donde llegaban a vislumbrarse curiosos méritos, como en la secuencia del evento principal en fuera de campo y una hamaca chirriante, o tres niñas saludando desde un tren y viajando solas…no eran casualidades. La peli se corrige a sí misma, toma color, sale a la luz todo y surge la explosión necesaria en medio de una secuencia brillante, como lo es la secuencia de la ducha, pero con algunos segundos de más. Estas cosas las pelis las tenía, pero pecó de amarreta, de tacaña por demás. De pronto vemos que el cine estaba ahí, y que cine…
Solo que, quizás, llegó un poco tarde a la cita.
Después de ver la película tuve la oportunidad de escuchar la directora hablando del trabajo con Jordi Cadena y de las características de las partes del film que había desarrollado cada uno.
La primera parte, la de Jordi, es la más interesante. Impecablemente filmada, acompañada por una voz en off que relata los acontecimientos sin hacerse pesada, buena interpretación de clàudia pons, notable la simbología del columpio… es una excelente puesta en escena para la segunda parte, una buena introducción al momento cumbre que se desarrolla después.
Lamentablemente, la segunda parte se me antoja completamente fallida. El drama que vive la protagonista es demasiado largo, la interpretación del padre en el restaurante está vacía de emoción… Nos queda la impresión que se olvidan muchos asuntos en el tintero, que se explaya demasiado en la escena del wc, que se hace, definitivamente, demasiado larga.
Después de oír a la directora congratularse por el éxito caluroso del film en los festivales de cine (sobretodo San Sebastián), uno se pregunta cual es la distancia que separa, en estos momentos, un film aplaudido por la crítica pero marginado por el público. Es éste el objetivo del cine?
Es una verdadera lástima que una película consiga un premio destacado en el festival más importante del país y su estreno pase desapercibido para la mayoría de la población. Es el caso de la interesante Elisa K, estrenada en menos de diez salas. Y eso que viene de recibir el Premio Especial del Jurado en San Sebastián por cómo retrata la violencia a la que se ven expuestos los inocentes en la vida cotidiana , según el jurado del certamen.
La cinta está dividida en dos partes, una la dirige Jordi Cadena y la otra Judith Colell. En esta ocasión, tenemos que hablar únicamente de una mitad en blanco y negro, la primera parte del film, firmada por Jordi Cadena. Es más que meritorio el juego narrativo que se ofrece al espectador dividiendo la película en dos personalidades distintas. Cuesta creer que no se haga esto en más ocasiones. Aunque teniendo en cuenta el característico ego de los directores de cine, de ser así, este negocio se convertiría en un auténtico caos. Sí que lo hemos visto muchas veces en películas colectivas, pero suelen ofrecen un tono desenfadado y con aires de comedia. Esta, en cambio, es seria. Vaya si lo es.
El argumento viene de la novela Elisa Kiseljak, de Lolita Bosch. Y se nota especialmente en su primera parte, la más literaria. En ella, el narrador es casi omnipresente, incluso se anticipa a la acción. Algo que a muchos puede que irrite, pero si se contempla sin demasiado nerviosismo, llega a combinar perfectamente con el firme esteticismo que se plantea. La historia que dirige el veterano Jordi Cadena parte de una niña y su entorno familiar casi idílico, que se ve truncado por un encuentro fortuito. Tras él, la conexión entre el espectador y la protagonista es total. Y es el devenir de la joven lo que mantiene una tensión importante todo el tiempo.
Luego llega el color. Y con él, el sello de Judith Colell. No hace falta que te digan quién dirige cada pieza. Se percibe fácilmente cuál es de cada uno. Las dos partes del guión nos permitían trabajar nuestro lenguaje personal de forma autónoma , aseguran los directores catalanes. Y así han hecho. Ya en la segunda mitad, se mantiene el estilo calmado y a su vez angustioso de Colell, que pudimos comprobar en 53 días de invierno. Este segundo tramo de la película es el más complejo. Tras mostrar de qué forma han transcurrido los acontecimientos que dan pie al desarrollo, llega el momento de las consecuencias. Concretamente, catorce años, algunos meses y algunos días después del trágico incidente que se narra con anterioridad. De forma que, habiendo mayor o menor acierto en su ejecución, una osada propuesta como esta, siempre es bienvenida.