El último verano de la Boyita
Sinopsis de la película
La Boyita es una casa rodante que tiene la mágica capacidad de flotar. Una especie de anfibio doméstico, un refugio para Jorgelina, una niña que está a punto de alcanzar la adolescencia. Cuando va a pasar las vacaciones al campo junto a su papá, conoce a Mario, un niño que le plantea a Jorgelina dudas que no sabe cómo afrontar.
Detalles de la película
- Titulo Original: El último verano de la Boyita
- Año: 2009
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
6.6
47 valoraciones en total
Tarde o temprano debemos abandonar la Boyita, casa rodante que hace la suerte de un enorme útero materno que poco a poco se va abandonando. El tono que utiliza Solomonoff es el justo y correcto, contra comercial y contra convencional: de allí se desprende esa sensación de intensa quietud que transpira la cinta.
Como una quietud llena de tumultos internos, pero lo suficientemente fuerte como para no desmoronarse, no descontrolarse. En rigor, El último…es una obra de relojería, pero hablamos de un reloj sofisticado, netamente autoral y de un mensaje final que se desplaza de lo universal para codearse con lo particular, pues esa transición infancia/adolescencia es vivida como algo doloroso, y hasta retorcido.
Allí es donde la directora deja ver su lado más personal: en algún punto todo infante no es ni hombre ni mujer hasta que no entra en el primer estado pre pubertad. Quizás allí es donde ese jóven sintetiza un poco ambos extremos de una naturaleza que puede ser vivida o bien como un llano en llamas, o bien como una tormenta silenciosa y a punto de disolverse en una nueva etapa de vida.
Sensible, lo cual no quiere decir aburrido, largometraje argentino, donde -escapándose en adoptar líneas académicas ni mucho menos adornadas-, se cuentan los días decisivos para un adolescente y una amiga, una niña que aprende, a través de su amigo, los secretos de la adolescencia, bajo una sorpresa de guión que no estorba el cuidado cuento que trata. Muy recomendable.
Además de las evidentes comparaciones con XXY , por el tema, y con La ciénaga , por el ritmo, esta película, sobre todo a partir de la escena del baño en el río, me recordó a la maravillosa Los juncos salvajes , películas todas ellas sobre el conflictivo paso de la niñez a la adolescencia. Pero si en la película de Téchiné dominan los conflictos exteriores y un estado de agitación y hasta de salvajismo, en la de Solomonoff todo es sutilidad y calma, incluso en la violencia intuida (del padre hacia el protagonista, o de los paisanos contra el mismo chico). Y se agradece este huir de los sensacionalismos, aunque uno, como decía el crítico Marín Bellón, puede acabar extrañando un poco más de sustancia ante el exceso de vaporosidad (que resulta más adecuada y eficaz en la película de Martel). El hecho de que la parte central de la película esté enmarcada entre dos escenas distintas, donde la protagonista está con su hermana mayor, le da una mayor redondez a la película aunque, sin embargo, puede resultar una estructura un poco artificial (por ejemplo, no queda claro por qué la niña va al campo y no con su hermana). Sobre esto, sigue el spoiler.
Ayer por la noche hacía mucho frío. Afortunadamente, Versión Española emitía la película El último verano de la boyita , de la directora argentina Julia Solomonoff.
Gracias a eso, me teletransporté a la Argentina más calurosa y me olvidé del frío. La película está tan bien rodada, tan bien dirigida y tan bien interpretada que automáticamente te sientes dentro de la historia. Y te lo crees todo, porque está llena de VERDAD, porque sientes la película como algo muy REAL. No en vano, parte de los actores eran gentes del lugar en el que se desarrolla la trama, y eso da mucha credibilidad, todo parece muy auténtico.
¿Qué decir acerca de la historia? creo que es del tipo de películas que no hay que contar mucho sobre ellas, porque merece la pena dejarse llevar e ir descubriéndolo poco a poco. Simplemente diría que es la historia de un verano visto desde los ojos de Jorgelina, una niña argentina de unos 11 años que va con su padre a pasar unas vacaciones al campo. Allí conoce a Mario, un niño que despierta en ella nuevos sentimientos y dudas que afrontar…
Respecto a la boyita del título, he interpretado que es la forma en que los argentinos llaman a las roulotte o caravanas, que en este caso la protagonista utiliza como refugio y lugar de juegos.
Como dato destacable, la película está coproducida por El Deseo, la productora de Almodóvar, que sin duda apostó por ella, seguramente atraídos por una gran sensibilidad y una historia preciosa. Y a juzgar por el resultado, no se equivocaron en absoluto.
No se me olvide decirlo: absténganse de verla los fans del cine comercial y de palomitas, los del cine de consumir y olvidar. Porque se aburrirán. Porque esto es mucho más.
Muy bella película, que nos acerca al laberíntico mundo del cambio de las edades y más concretamente sobre lo difícil que puede llegar a ser el abandono de la infancia, y a veces, entrar en la adolescencia. Cambios en lo que no sólo asumes problemas derivaos de cambalaches fisiológicos naturales, sino que también te hacer portador de un sinfín de problemas nuevos y desconocidos –o antes triviales-, que a veces, serán compañeros fieles de por vida.
La película no se ceba en el problema que trata, y nos enseña la vida de esta gente acomodadas a una clase económica, a un entrono familiar, acoplados a una naturaleza, que como la argentina es grande y poderosa.
Todo esto, acompañado de una dirección extraordinaria, de un guión inteligente, de un elenco de actores buenos todos ellos -tanto jóvenes como mayores-, y de una excelente banda sonora, no hace más que enaltecer esta bella, poética e interesantes cinta de Solomonoff.
Aún así, Marcos se probará como hombre, la boyita -que a falta de mejor uso aquí funciona a modo de refugio confidente y trastero infantil- desaparece al igual que el verano, la infancia o el tiempo. Mientras Jorgelina se pregunta que por qué se tiene que probar Marcos como hombre, ¿Por si no le gusta?.