El último tren a Auschwitz
Sinopsis de la película
Alemania, 1943. Los nazis se proponen eliminar definitivamente a todos los judíos de Berlín. Más de 70.000 ya han sido deportados. En abril de 1943 sale de la estación de Grunewald hacia Auschwitz un tren con 688 judíos. Durante seis días, los pasajeros tendrán que sufrir calor, hambre y sed. En su desesperación, algunos intentan huir, entre ellos, Henry (Gedeon Burkhard), Lea (Lale Yavas) y Ruth (Sibel Kekilli). Pero el tiempo apremia porque Auschwitz está cada vez más cerca.
Detalles de la película
- Titulo Original: Der letzte Zug
- Año: 2006
- Duración: 122
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes obtener una copia de esta película en formato HD y 4K. A continuación te citamos un listado de opciones de descarga directa disponibles:
Opinión de la crítica
Película
6.1
83 valoraciones en total
El último tren a Auschwitz nos relata como los judíos eran trasladados de Berlín al campo de concentración de Auschwitz en condiciones infrahumanas y la lucha de los mismos contra el calor, el hambre, la sed y la locura, agudizando el ingenio para conseguir víveres o escapar del trágico destino al que estaban abocados.
Coincido con las críticas anteriores en que el tema está demasiado manido y por tanto su argumento poco original unido a los 120 minutos de duración de la cinta y a lo previsible de la misma hacen que en momentos el espectador pueda llegar a aburrirse. Lo mejor sin duda es la representación del sufrimiento, el miedo y la desesperación. Una desesperación que se convierte en el arma para intentar encontrar una salida pero que en este film lo tratan de una forma un tanto incoherente. Como última nota negativa, decir que el doblaje al castellano podrían estar mas conseguido, especialmente en los acentos…
Shemá Israel (en hebreo: ¡Escucha, oh Israel! ), son las primeras palabras y el nombre de una de las principales oraciones de la religión judía, en la que se hace profesión de fe en Dios UNO, el único, Dios de Israel. Aparece en el quinto y último libro de la Torá, el Libro de Deuteronomio, capítulo 6, versículo 4, donde dice: «Escucha, oh Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es UNO». Los creyentes judíos recitan esta plegaria dos veces por día, en las oraciones de la madrugada y del atardecer. Asimismo, Shemá Israel es el último rezo en boca de un judío antes de morir, y como tal debieron ser las últimas palabras de millones de judíos creyentes antes de ser exterminados por la Alemania Nazi.
En el argumento del filme, el padre de familia Henry Neumann (Gedeon Burkhard ), le enseña a su asustada niñita Nina (la jovencita y ya estupenda actriz Lena Beyerling), que no debe tener miedo a pesar de la crudeza de los acontecimientos circundantes, para lo cual ella misma siempre que sienta temor debe animarse rezando la oración tradicional judía que le enseñaron desde pequeñita: el Shemá Israel . En varios momentos de la película Nina recitará esa plegaria religiosa de fe y esperanza en la Trascendencia. Momentos que sin duda alguna son conmovedores y hacen saltar las lágrimas de humanidad que conllevamos, porque todo lo humano nos compete, nada nos es ajeno, máxime cuando se ve tan bien filmado y escenificado en la carita preciosa y los ojos infantiles de la citada niña intérprete.
Quizás sea ésta una película algo pesada, pero el horroroso holocausto nazi contra el pueblo judío es una página de la historia de tal inhumanidad terrorista contra lo humano que no debemos olvidarla nunca. En concreto aquí se nos relata cómo un convoy estándar de la Ostbahn alemana tenía por lo general cincuenta vagones de carga, y cómo donde antes se cargaban animales, los nazis los utilizaron para cargar inmisericordemente cincuenta personas por vagón, es decir: 50 personas X 50 vagones = 2.500 personas en cada convoy.
Parece ser que hubo unos mil seiscientos (1.600) trenes nazis que se organizaron desde Alemania y que transportaron su carga humana hasta los distintos campos de trabajo, concentración y exterminio con la consecuente muerte de más de cuatro millones de seres humanos (4.000.000) de religión judía. El principal destino de estos trenes fue el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, lugar preferente donde se había instalado un nuevo método eficiente, rápido, silencioso y económico de matanza en masa: la CÁMARA DE GAS.
Esta película es una muestra detallada de uno de esos trenes, de ese desalmado método de TRANSPORTE para inocentes condenados a muerte. Se trata de una filmación amarga, pero merecedora de ser contemplada, es lo menos que podemos hacer: reflexionar sobre dicha criminalidad antireligiosa-antihumana y avergonzarnos en alguna medida de ser de la misma especie, homo sapiens, que aquellos despiadados.
Fej Delvahe
Los nazis son muy malos. Los judíos sufren mucho. En el tren lo pasan mal. No les dan ni agua, ni dejan que se la den.
Explotemos el sufrimiento de los judíos, resaltemos la crueldad de los nazis y pongamos algunos flashbacks para recordar las numerosas vidas truncadas.
Fin de la película.
¿Les ha parecido simplista?.
A mí también.
Si quieren ver una película profunda con un tema similar, vean El Pianista. Mucho mejor escrita, fantásticamente interpretada, infinitamente más emotiva.
Este último tren a Auschwitz no aporta nada que aquella no haya aportado antes.
El genocidio judío siempre ha constituido un caldo de cultivo providencial para la realización de pelis de excelente factura. A bote pronto se me ocurren al respecto paradigmáticos títulos como La lista de Schindler, La vida es bella o El pianista.
Podrán gustar más, podrán gustar menos, pero todas estas películas aprovechan convenientemente el filón dramático que lleva implícito el holocausto para infligir en el espectador un tono, un sentimiento estremecedor difícil de evitar. Lamentablemente, ello no se produce en El último tren a Auschwitz.
La peli del tándem Vilsmaier-Vávrová circunscribe su radio de acción a los seis dias de infamia que debieron soportar y padecer todos aquellos judíos trasladados desde Grünewald al famoso campo de exterminio polaco en vagones de ganado. Vilsmaier-Vávrová reproducen con toda la fidelidad y crudeza necesarias el horror de una situación claustrofóbica y atroz en la que no comportarse como una bestia constituía un auténtico reto. Resolvamos una sencilla regla de tres: Si Auschwitz fue un infierno, ¿cómo denominaríamos al tren que finalizaba su trayecto allí?. Efectivamente. Purgatorio.
Sin embargo, cuando se emplean más de 120 minutos para relatar dicho contexto, el guión debe ser magnífico. Y ahí precisamente El último tren a Auschwitz exhibe sus carencias. Vilsmaier-Vávrová ahondan en el dolor con demasiada insistencia y ello acaba insensibilizando al espectador. Por si fuera poco, una serie de flashbacks metidos con calzador no tan sólo no enriquecen la historia, sino que la socavan innecesariamente.
Stalingrado corroboró el buen hacer de Vilsmaier, pero en esta ocasión su trabajo es más bien flojito. Aún así, si mis seis generosas estrellitas de David pueden jorobar a algún antisemita que, a día de hoy, sigue pretendiendo negar el holocausto hebreo, mejor que mejor.
Es un tema ya muy manido. Tan manido que nos conocemos de memoria ciertas escenas trágicas. Se enfoque como se enfoque, es difícil que nos sorprenda algo de la ya conocida historia negra alemana. Tal vez señalar que, a diferencia de otras superproducciones norteamericanas o italianas ( La Lista de Schindler o La Vida es Bella ), se remarca en esta película alemana que existían sectores del ejército nazi (y no soldados aislados) disconformes con la limpieza étnica llevada a cabo con los judíos. Por lo demás, está enfocada desde un punto de vista más íntimo que La Lista de Schindler , e incluso que La Vida es Bella : se prescinde por completo de cualquier alusión a la vida exterior a los protagonistas del vagón de tren (ni una escena bélica, ni noticias del frente). Prepárense para escenas crudas, de eso sí que hay bastante. Le doy un 6 en honor a los pobres judíos, pero no me ha aportado nada que no supiera o hubiera visto ya antes.