El sueño de la Tierra
Sinopsis de la película
Marinaleda. El sueño de la tierra nos habla de la extraordinaria historia de Marinaleda, un pueblo de Sevilla que por medio de la lucha pacífica ha hecho realidad el viejo sueño de la tierra para quien la trabaja. Una hazaña colectiva basada en la solidaridad, una revolución socioeconómica en una de las regiones más atrasadas de Europa. Marinaleda ya no sólo se enfrenta con sus viejos enemigos: ahora también debe consolidar sus logros.
Detalles de la película
- Titulo Original: El sueño de la Tierra
- Año: 2007
- Duración: 64
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Opinión de la crítica
Película
7
21 valoraciones en total
Qué triste que El sueño de la tierra sea tan poco conocido, incluso dentro de España.
El documental muestra la vida cotidiana y el funcionamiento político y económico de Marinaleda, el único pueblo comunista de España, el cual ha sido calificado como un oasis en medio del desierto. Sí, Marinaleda, el pueblo gobernado por Juan Manuel Sánchez Gordillo. Sí, el mismo Sánchez Gordillo que roba en comida Mercadona y material escolar en Carrefour. Por eso es muy recomendable verlo, tanto para los que están a favor como para los que están en contra del comunismo, porque nos permite constatar de primera mano cómo es este sistema del que se habla mucho desde la distancia pero que (casi) ninguno hemos conocido realmente.
Puede sospecharse de parcialidad o manipulación, por cuanto ha sido realizado por gente afín, sin embargo las imágenes históricas de las manifestaciones y las ocupaciones, las entrevistas a los vecinos que llevan décadas viviendo allí, las historias que cuentan, los periódicos antiguos… todo hace sospechar que en este documental no hay mayor intención que la de mostrar, mostrar que otro mundo es posible. Y ése es su mayor valor. Esto no significa, por supuesto, que a todo el que lo vea, le guste lo que ve, ni mucho menos. Al contrario, otro mérito del documental es que nos revela –especialmente en su tramo final- que Marinaleda dista bastante de ser una utopía. Para lo bueno y para lo malo, para criticarla y para defenderla, tiene la salvedad, claro está, de que es un pueblo pequeño y no un estado ni mucho menos una confederación de estados. Sin embargo, aquí se nos brinda la oportunidad de comparar cómo viven ellos y cómo vivimos nosotros, ayudándonos a buscar méritos y defectos de ambos sistemas e invitándonos a imaginar posibles soluciones –para quien las crea necesarias- a nuestra realidad social.
Más allá de los debates entre capitalismo o comunismo, entre democracia participativa o democracia representativa, recomiendo fijarse en los no tan pequeños detalles de la vida cotidiana, en la calidad de vida, en la mentalidad, en las aspiraciones, en los valores, en el devenir generacional… todo es canela fina para reflexionar. Que yo sepa –y a lo mejor me equivoco- Marinaleda es el único lugar actualmente en el que se han hecho compatibles la propiedad colectiva de los medios de producción (es decir, el comunismo) y la participación popular cotidiana en las decisiones políticas (es decir, la democracia). Aquellos que piensan que comunismo significa Stalin y lo asocian inmediatamente a la pérdida de libertades políticas o al genocidio, verán que la dictadura del proletariado no tiene por qué ser como habitualmente se la pinta. El comunismo, entendido estrictamente como un sistema económico, es perfectamente compatible con un sistema democrático, no sólo como el actual, sino aún mucho más inclusivo que el nuestro.
Por otro lado, aquellos que dicen que las libertades político-civiles sólo son posibles en un contexto de libre mercado y que no hay democracia si no hay capitalismo (que se lo pregunten a Allende o a Azaña), podrán constatar que la participación política es aquí mucho mayor y más directa que en los sistemas capitalistas liberales. De nuevo, no se trata de preferir la participación directa en la vida pública (comunitarismo) frente a la representación institucional (liberalismo), sino de romper mitos, de ayudar a pensar y abrir el horizonte posibilidades.
Toda información es nutritiva para el debate, y ésta información en concreto, vale muchísimo, pero para que sea realmente útil es importante desprenderse antes del miedo y estar en disposición de aprender y de criticar de manera constructiva. Creo que El sueño de la tierra dista mucho de ser propaganda, como muchos pensarán. Para mí es un documental histórico de inmenso valor, tan valioso como sería un documental sobre un pueblo capitalista en un mundo comunista. En nuestros días posee una capacidad infinita para inspirar reflexiones, sencillamente porque habla de algo único, exótico y desconocido que, paradójicamente, tenemos a la vuelta de la esquina.