El soplo al corazón
Sinopsis de la película
Francia, años 50. Laurent Chevalier es un chico de catorce años que comienza a descubrir la vida. Su padre lo ignora, su madre lo venera y sus hermanos combinan gestos de cariño con el abuso propio de los mayores. En poco tiempo, Laurent pasa de ser virgen a tener una experiencia frustrada con una prostituta y a sufrir los intentos de seducción de un cura. Cuando se le detecta un soplo al corazón, Laurent, acompañado de su madre, irá a un balneario, en el que la vida social es digna de una gran ciudad.
Detalles de la película
- Titulo Original: Le souffle au coeur aka
- Año: 1971
- Duración: 115
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Opinión de la crítica
Película
7.6
76 valoraciones en total
Louis Malle hace aquí una gran película sobre la adolescencia, absolutamente carente de prejuicios y estereotipos, mostrando la abrumadora y fascinante personalidad de un muchacho de catorce años que, entre otras cosas, y por su propia experiencia, considera que todos los hombres son pederastas y todas las mujeres lesbianas .
No es el único acercamiento del gran Malle al mundo adolescente, pues también ha realizó títulos como ‘Lacombe Lucien’ o la maravillosa ‘Adios, muchachos’, y aquí nuevamente sale airoso, siendo valiente al tratar el espinoso asunto del incesto, con una ausencia de enjuiciamiento moral que sólo correspondería a las mentes estrechas. Además, no se corta en las secuencias sexuales y de desnudos, que son numerosas y bastante explícitas. Muy recomendable.
Uno de los más hermosos, certeros y elogiables acercamientos que haya dado el cine al mundo, tan particular, que transita de la adolescencia a la juventud.
Malle, como casi siempre, arriesga en su apuesta con un argumento tan digerible y fluido como espinoso: para contarnos la vida de Laurent, aquejado de un soplo al corazón, el cineasta nos habla de su fría relación con su padre, un reputado ginecólogo, de su frustrada primera relación sexual con una prostituta, del intento de seducción por parte de un sibilino sacerdote, para llegar al final apoteósico, en el que el joven Laurent, el predilecto de la madre (bellísima Lea Massari), cae en brazos de ésta. Para Laurent su madre es mucho más que eso, es casi su mujer, es su amiga, su cómplice, su máximo apoyo. Para ella, el joven es casi su marido también por ser su confidente, su guardián de secretos, su asidero de comprensión. Malle nos lo cuenta con tanta naturalidad, que lo que pudiera parecer o transmitirse como resbaladizo, queda como un instante felicísimo, hermoso, memorable.
La película tiene una atmósfera y un tono muy logrados, está narrada con pulcritud en un guión que se desliza, magnífico, al compás de la puesta en escena, en un todo que es una declaración de intenciones y reivindicaciones: libertad para amar, para elegir, para ser feliz, pudiendo, a cada momento. Libertad. Libre. Como el cine de su gran autor.
Música de jazz de Charlie Parker.
Brillante película del realizador Louis Malle basada en un guión original en el que plasma muchos de sus recuerdos de niñez. Quizás su primera gran película, en la que parece liberarse de ese estilo artístico y algo forzado de sus primeras obras para rodar una película que ansiaba hacer desde sus inicios.
Esta tiene 2 parte bien diferenciadas. En la primera son los devaneos del adolescente protagonista que se inicia en la vida. Logra incrustar profundamente en el espectador la fascinación de la edad por las primeras experiencias en todos los órdenes, sean lúdicas, sexuales, culturales o meramente gamberras. Al tratarse de un joven pertrechado en hermanos mayores, holgada posición económica e inquietudes artísticas- quizás incluso demasiado elevadas para su corta vida- , uno hubiera deseado encarnarse en el adolescente que se nos presenta. Todo se nos cuenta de una manera franca y vivaz, lejos de nostalgias y sin afanes poéticos. Logra una impresión mucho más certera, y a uno se le clava en la memoria por mucho tiempo.
La segunda parte se inicia cuando el joven acude a un balneario con su madre. Aquí trasciende la mera adolescencia para coquetear con la madurez. Son los primero escarceos con la edad adulta, bien a través de un romance con una chica de su edad, bien a través de la relación que entabla con su madre, donde pasa de ser benjamín a confidente. El tratamiento es algo distinto, con un ritmo más reposado en el que se va cuajando el carácter del protagonista, y en el que el autor utiliza su exquisito tacto para narrar algo que en manos de casi cualquier otro Se hubiera convertido en un asunto zafio o perverso. Es su elegancia lo que redime esta segunda parte de la obra y que la hace encajar perfectamente con la primera.
Excelente película que uno goza plenamente durante su visionado y que recuerda durante mucho tiempo después, rara cualidad que poseen sólo algunas obras mayores.
No lo recuerdes como algo vergonzoso, sino como algo hermoso, que sólo sabremos tú y yo
Parafraseando el argumento la hermosa madre de Laurent a éste.
Louis Malle sabe perfectamente lo que quería al realizar ésta cinta.
Provocación.
Y no es de extrañarse que el director de Au revoir les enfants y Atlantic City pudiera lograr de manera más precisa y cuidada una de las trasgresiones más criticadas a lo largo de la historia del mundo.
Mirar con subjetividad la relación entre el adolescnete Laurent y su joven y bella madre, resultaría ofensivo para quienes desconocen el trasfondo de la justificada idea de Malle por ejemplificar, de manera bastante tangible, lo que puede llegar a suceder dentro de una sociedad de primer mundo, a puerta cerrada, sin que esto implique el sacrificio de la marcada jerarquía madre e hijo.
Para Laurent, la figura materna es más allá de la que para muchos significa.
Con una madre que, (a juzgar por la apariencia de la joven Lea Massari) no contó con el tiempo suficiente para vivir su juventud como hubiera dispuesto, y un par de hermanos despreocupados e instalados en el exceso, ésto, aunado a la presencia ausente de un padre que hace de maniquí durante la cinta, era de esperarse que el joven fuera un chico precoz y poco ortodoxo conforme a lo establecido para los chicos de su edad.
Laurent prefiere el jazz a la música comercial, el cigarrillo a los caramelos y pasar el tiempo con su madre, que con aquellos chicos de su edad.
Una verdadera obra maestra de Louis Malle, adelantada a su época ,pero vigente siempre y arriesgada hasta para nuestro tiempo.
Escrita y dirigida por Louis Malle, es una de sus obras más conocidas. Se rodó en Dijon (Francia) y en estudio. Fue nominada a la Palma de oro, a un Oscar (guión original) y a dos NYFCCA (dirección y guión). Ganó el Kansas FCCA al mejor film extranjero. Los productores fueron Vincent Malle y Claude Nadjar ( Lacombe, Lucien ).
La acción tiene lugar en Dijon (Francia) y en una residencia de Norvan, entre primavera y finales de julio de 1954. Cuenta la historia de Laurent Rizzo Chevalier (Benoit Ferreux), de 14 años, el menor de tres hermanos, hijos de un ginecólogo presuntuoso, Charles (Daniel Gélin), y de una italiana liberal, Clara (Léa Massari), que se casó a los 16 años, tiene 35, es de carácter independiente y siente predilección por Laurent. Éste es inteligente, buen estudiante, aficionado a la lectura y de buen corazón: es voluntario de la Cruz Roja.
El autor explora la adolescencia, como en Adiós muchachos (1987). Muestra la oposición creciente que siente el chico por la autoridad, que encarnan el padre y el cura que le da clases en el colegio (Michel Lonsdale). Se rebela contra quienes mantienen una absurda guerra colonial, que pronto concluirá en derrota (Dien-Bien-Phu), y contra quienes la defienden. Prueba todas las experiencias que considera asociadas al hecho de ser hombre, como beber, fumar puros, bailar con chicas. Su emergente sexualidad le lleva a masturbarse y a buscar la compañía de muchachas como Helene. Cuando su madre regresa al sanatorio, tras romper con su amante, el chico trata de calmarla, acariciándola y besándola. En un marco de inocencia, afecto, comprensión y sosegada felicidad conoce el amor por primera vez. Guardará un grato recuerdo del hecho, no sentirá remordimientos y seguirá su aventura personal con normalidad. La obra no es la historia de un incesto, sino la historia de un adolescente que busca su camino. En el recorrido encontrará dificultades, pero sobre todo momentos de satisfacción y de plenitud.
La música incluye composiciones de Charlie Parker y su orquesta, con protagonismo del saxo y acompañamiento de viento, piano y percusión. Se añade un fragmento de Dizzi Gillespie. La fotografía, de Ricardo Aronovich ( Providence ), desarrolla una narración visual muy cuidada, de colores suaves, con predominio de las luces doradas y los fondos crema, y con una cámara que muestra las inquietudes y los deseos de Rizzo, espoleadas por el ejemplo de sus hermanos. No se excluyen algunas imágenes de desnudos explícitos, oportunas y tratadas con discreción y respeto. El guión explora el mundo de la dolescencia en el momento delicado en el que descubre el sexo y se posiciona ante él. Comete un error garrafal al decir que en el alto del Izoard Bobet adelantó a Bahamontes en 15. La dirección crea una historia personal cautivadora, que invita a la reflexión sosegada y serena.
Película bien elaborada, de excelente fotografía y magnífica música, que cuenta con maestría una historia de enorme interés humano.