El sentido de un final
Sinopsis de la película
Tony Webster (Jim Broadbent), un hombre jubilado y divorciado, mantiene una tranquila y solitaria vida. Un día descubre que la madre de Veronica (Freya Mavor), su novia de la universidad, le dejó en su testamento un diario que guardaba su mejor amigo, quien salió con Verónica después de Tony. Para recuperar el diario, ahora en manos de una Verónica (Charlotte Rampling) anciana y muy misteriosa, Tony estará obligado a bucear en su pasado, recordar los momentos fallidos de sus antiguas amistades y relaciones y recrear sentimientos que creía olvidados.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Sense of an Ending aka
- Año: 2017
- Duración: 108
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Opinión de la crítica
5.9
41 valoraciones en total
Buena puesta en escena de la novela de Barnes.
Después de ver el film leí la novela porque siempre interesa saber de qué modo se ha resuelto una buena escritura en otro discurso, en este caso el relato cinematográfico.
Curiosamente, y pese a que la novela de Barnes está espléndidamente escrita debo decir que el film resuelve mucho mejor el tema y su conclusión.
Resulta más claro y convincente que el personaje de Jim Broadbent descubre que durante toda su vida
no pudo ver más allá de sus fantasmas.
En realidad el personaje recuerda mucho, con diferencias especiales, al del padre de Vanesa Redgrave en The go-between, El mensajero el film de Losey. Es de allí que sale aquella frase el pasado es un país extraño .
Espléndido elenco de actores, as always.
Siempre he disfrutado del cine que busca la introspección, ese cine lento, de miradas, de gestos, donde todo ello tiene más valor que la propia historia. Es un cine que me gusta y paladeo.
El Sentido de un Final, parece que bebiera de esas fuentes, a medida que avanza comprendes que se encuentra alejado de todo ello.
Bien interpretado, sensible, y queriendo parecer sincero… a mi no me ha llegado su mensaje, ni siquiera la justificación del mismo.
Es bueno visionar lo que nos es cercano, y lo que al final resulta ajeno, porque de todo aprendemos, incluso a disfrutar mucho más con ese cine que amamos y del cual gozamos.
El sentido de un final es una de esas películas que se disfrutan durante casi todo el metraje, pero que al final te dejan una sensación un poco decepcionante. No sé si todos los giros de la trama derivan de la novela en que está basada, porque no la he leído. La historia es una reflexión sobre la manera en que el pasado nos marca o, mejor dicho, sobre cómo nos marca la imagen que cada uno se ha hecho de lo vivido. Acostumbramos a construir recuerdos que acaban siendo fotos fijas, y no somos capaces de entender los mil matices que podrían alterar esa percepción, si hubiésemos conocido todo lo que ha pasado a nuestro alrededor en cada momento.
Mediante continuos flashbacks, la película va despertando nuestro interés, al combinar hábilmente un argumento de pura intriga con las sensaciones más íntimas del protagonista, arrastrado por la nostalgia y la morbosidad del primer amor, y por una repentina sensación de culpa. La vida cotidiana del viejo cascarrabias y gruñón se nos relata en paralelo a aquel episodio vivido en una juventud luminosa y llena de ilusiones. Por cierto, muy bien el actor protagonista. El problema es que, al final, cuando terminamos por descubrir todo el misterio, el esquema se desmorona.
Al igual que Mr. Hunt (Matthew Goode) en aquella clase de instituto sobre Enrique Vlll, el propósito del largometraje es contextualizar al espectador en el misterioso suceso donde una inesperada muerte agitó la vida de unos jóvenes universitarios. Ritesh Batra (Nosotros en la noche, The lunchbox) hace doblete este año con El Sentido de un Final, la adaptación de la novela homónima de Julian Barnes cuya trama gira en torno a los secretos escondidos en un diario. Este nostálgico film nos hará caminar por los pasadizos más oscuros de la memoria reflexionando sobre la culpa, el paso del tiempo y el amor.
La cinta, contada completamente desde el punto de vista del protagonista, abre con un viejo (y agridulce) recuerdo en años universitarios, narrado en voz en off, donde tiene lugar la primera toma de contacto entre Tony Webster y su primer amor, Verónica Ford. Sin embargo, una elipsis de varios años nos traslada a la complaciente rutina y soledad del personaje, en la cual regenta una tienda de cámaras fotográficas (un buen guiño tanto a la chica de la que se enamoró como a su impostura contra el tiempo) y mantiene una difícil relación con su exmujer e hija.
Tras esta breve introducción de nuestros protagonistas, y con el descubrimiento del testamento de la señora Ford (Emily Mortimer), recorreremos paralelamente en dos líneas temporales los hechos enterrados por la mente (¿voluntariamente?) sobre el fatídico incidente. Lo que empieza como una reconstrucción de una historia de amor, tornará en un enigmático caso donde, a pesar de las carencias rítmicas, la correcta estructura del relato consigue que no apartemos la vista de la pantalla.
El principal problema de El Sentido de un Final es, sin duda alguna, no haber aprovechado correctamente todos los recursos proporcionados tanto por el texto original como por el entorno, especialmente, la escasa ambientación, donde Londres podría haberse convertido en la ciudad oscura que retrataría la triste vejez del protagonista contrastando con el colorido de aquella etapa idílica que es la juventud.
Entre las escenas clave del film, se encuentra la tensa reunión familiar donde Tony conoce por primera vez a los parientes de su amada, destacando especialmente el excitado encuentro en la cocina con la señora Ford, de la que queda impregnado, donde advertimos frases que revolotearán en nuestra cabeza durante el visionado como: no dejes que Veronica haga lo que se le antoje.
Jim Broadbent demuestra, una vez más, el espléndido actor que es con una interpretación a la altura y muy bien acompañado por un reparto en el que es imposible no mencionar a Charlotte Rampling, capaz de hacer sombra a cualquiera una vez que entre en plano.
El Sentido de un Final, rodada con cierta clase, podría haberse planteado como un viaje psicosexual del protagonista, atormentado por los fantasmas del pasado, envuelto por una tenebrosa atmósfera, sin embargo, la falta de mirada del director hace que la película no deslumbre como podría haberlo hecho en otras manos. Interesante, pero cursi. Puntuación: 6,5
Escrito por Antonio Fuentes Belando
https://cinemagavia.es/pelicula-critica-el-sentido-de-un-final/
(Mucho spoiler seguramente)
a) Juicio sumarísimo contra un viejo bobo.
– Cargos o culpas o penas que se le atribuyen:
* Ex mujer: le acusa de ser pelma, pánfilo, vanidoso, superfluo y egoísta.
Pruebas presentadas: durante varios días él le cuenta una vieja historia del pasado.
Sí, gravísimo comportamiento del malvado ex compañero.
* Hija: le acusa de ser cascarrabias, desastroso y egocéntrico.
Pruebas: durante todo su parto, él la acompaña en muchos momentos y está a toque de pito, y de móvil. A veces llega un poco tarde. Es la persona que más le ayuda. De hecho, casi la única, la madre suele aparecer bastante después y de posibles parejas nada sabemos.
Sí, horrible conducta paternal.
* Vieja que fue novia hace mucho tiempo: le acusa de seguirla y meterse en su vida.
Pruebas: la constante presencia de él detrás de ella para pedirle algo que le toca.
Sí, vergonzoso seguimiento, puro acoso y derribo.
b) Recapitulación. El viejo bobo se pasa la película recibiendo cortes, cates, desprecios, humillaciones, refunfuños, quejas, desplantes, respingos, malas caras y acusaciones de todo tipo por hablar con su ex, ayudar a su hija y no recibir parte de una herencia que le correspondía. Y lo peor de todo: por escribir una carta despechada cuando era un pipiolo y había sido utilizado.
c) Veredicto. Ante la enormidad de los hechos acaecidos, crímenes de lesa majestad todos ellos, y perpetrados por el viejo bobo contra tres mujeres buenas e indefensas se recomienda encarecida y presurosamente que el reo sea ejecutado a no tardar, nada más después de desayunar. O en su defecto que se humille una vez más y asuma lo horroroso que es, a ver si esas señoras estupendas le perdonan la vida y conmutan la pena, o no, en cualquier caso de una vez por todas.
d) Es una película que comienza bien, con una interesante vuelta al origen del personaje, con amores truncados, internados, mansiones y posibles pasiones, que se va desdibujando con el paso de los minutos y que acaba en desastre lamentable, con una deriva de culebrón delirante y absolutamente aberrante.
e) La idea central parece que quiere ser una reflexión sobre la memoria individual, y la historia general también, que se reflejan la una en la otra, tienen la misma sustancia frágil, voluble y manipulable, y sus inercias, imperfecciones y continuas reconstrucciones, que del pasado no se puede saber nada con seguridad, a lo máximo a lo que podemos aspirar es a una aproximación borrosa y confusa, parcial, interesada e imprecisa.
f)
– Dos amigos, una madre y su hija. La hija torea a los chicos con alevoso pitorreo, mientras la madre se deja caer y con el más filósofo se embaraza. Este chico sensible y atormentado se suicida, pasan los años y se acumula la ominosa desdicha. El hijo nacido del pecado tiene algún retraso. Los viejos supervivientes se reencuentran y el más bobo recuerda.
– O femme fatale de campiña inglesa vuelve locos a los chicos, los ceba, excita, confunde y ofrenda a su madre necesitada de carne joven para que esta los enamore y remate.
– O todo es cuento muerto del viejo bobo, ni hubo suicido del filósofo, ni embarazo a contrapelo, ni hijo tardo ni desengaño clamoroso, solo fueron los últimos efluvios de una mente dañada por tantos deseos castrados y por ello venenosos.
g) Se mezclan los tiempos y los hechos de tal manera que el resultado es un popurrí lamentable, confuso, caótico, ridículo y penoso. Una especie de folletín pretencioso, vacío y fofo. Nada se explica medianamente y las insinuaciones son entre torticeras y huecas y pomposas.
h) Al final se intenta hacer un ejercicio de forzada bondad, de aprendizaje o lección moral a través de la cual el viejo bobo algo aprende y así se reconcilia con sus recuerdos y dolores, de tal manera que las tres mujeres sabias le soportan, algo le reconocen y ya no le matan ni del todo le abandonan.
i) Pero tampoco tienen claro cómo es el personaje protagonista, Broadbent, ya que por una parte, en el presente, parece como irascible, nervioso, impulsivo y algo grotesco o patoso, mientras que en el pasado era, tal vez, timorato, mediocre, trepa, cobarde y miedoso, más bien pasivo y poco estrepitoso.
Y de ella, de la Rampling, nada se entiende, una especie de perversión de salón de té, aguada, abstrusa, mema, sin ningún sentido.
Y el tópico de la mujer madura e insatisfecha y el del poeta maldito que la vida no acepta son desarrollados con tal pereza y falta de destreza que poco aportan.
j) En fin, un jaleo ignominioso lleno de pedanterías, vulgaridades, trampantojos, trampas, enormidades, barbaridades y un final hermoso, postizo y facineroso. Más un paseo por el mundo actual bastante embarazoso y bochornoso, por superficial, malintencionado y roñoso.
Lo que empezaba bien, acabó como fiasco clamoroso.
Pero sí, se puede y deja ver, a pesar de todo. No me hagáis caso, seguro que una vez más meto la pata hasta el fondo, me equivoco.