El semen del hombre
Sinopsis de la película
Una joven pareja discute sobre si deben tener o no un hijo en unos días en los cuales una gran plaga azota la Tierra y hace que la población descienda más y más. A la vez, también deberán buscar un lugar seguro dónde poder refugiarse de las catástrofes que no para de sucederse por todo el planeta.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il seme delluomo
- Año: 1969
- Duración: 113
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Opinión de la crítica
Película
5.7
65 valoraciones en total
Érase una vez gente a la que le importaba el mundo. Por ejemplo, los italianos. Por ejemplo, Marco Ferreri. Y érase también que Marco Ferreri pertenecía a esa estirpe de directores italianos que tenía una gran virtud (además de la de hacer buenas películas, o quizá por eso mismo): se cagaba en todo.
Como miembro de ese linaje, Marco Ferreri también se cagaba en todo, pero no con ese cagarse en todo que es un ejercicio de nulidad, de negación, de desprecio. No, no. Marco Ferreri se cagaba en todo porque amaba las cosas, amaba al mundo y amaba a las cosas del mundo, a las personas. Porque digámoslo claramente: cagarse en todo no es no importarnos nada. Cagarse en todo a la italiana, a lo Marco Ferreri, es mandar a nuestra cultura a freír espárragos, y es reivindicar al amor como lugar de nacimiento de la bronca y de la indignación. Cagarse en todo nunca es cagarse en la gente, en su vida, en sus derechos, sus necesidades y sus anhelos. Ferreri lo sabía. Y por eso se cagaba siempre en todo, beaucoup, beaucoup, beaucoup, beaucoup, diría él mismo en su francés de Milán. Nunca en la vida, nunca en la gente, nunca en sus sueños, nunca en el cine. Se cagaba en todo lo que impide, bloquea, esclaviza, retrasa, inhibe, estupidiza.
Y como se cagaba en todo, un día decidió mandar a la mierda al mundo entero, que esa es la premisa básica de Il Seme Dell’Uomo: cagarse en todo e inventarse una plaga que borra de la superficie del planeta a casi toda la humanidad. Así, de un plumazo, sin preocuparse por explicar por qué, ni por explicar qué plaga, ¿o acaso no lo sabemos?, ¿o acaso eso cambiaría las cosas?
En ese escenario de un mundo devastado, Ferreri coloca a un nuevo Adán y a una nueva Eva. Sólo que esta Eva de la devastación se anima a desafiar a Dios y no quiere tener hijos, o sea, lo manda a cagar. Porque esa pareja de jóvenes sobrevivientes que busca abrirse paso en este nuevo mundo sin ayuda, sin comida, y sin medicamentos (o sea, como se abren paso en el mundo real muchos millones de personas a diario), lo hace sin saber qué es ser hombre o ser mujer, o quizá sabiendo demasiado qué es ser hombre o ser mujer y por eso mismo dudando. Parado en esta dualidad, Ferreri se caga también en todo el modelo racionalista de comprensión de la realidad: si la vida es de por sí una locura, ¿qué otra cosa podría ser en un mundo post apocalíptico? Es así que, aunque luchan para conseguir su sustento, esta Eva y este Adán por inconveniencia no se comen esa horma gigante de queso parmesano que encuentran, la convierten en una pieza cultural, y le hacen lugar en el museo que construyen en la casa de ese taxidermista muerto por la peste, que no es otro que el propio Ferreri que, cagándose nuevamente en todo, hace un cameo como cadáver.
A partir de allí, la vida y la muerte, la masculinidad y la femineidad, el amor y la posesividad, la fidelidad y la traición, el amor y la carne, la anarquía y el autoritarismo se debaten en una sucesión de personajes y situaciones como sólo Ferreri puede concebir: una ninfómana mochilera surgida de la nada, un batallón de camisas negras que registran a los sobrevivientes con sangre en un libro gigantesco y les ordenan reproducirse, una ballena muerta en la playa que es celebrada simplemente por alterar el paisaje de la desolación.
Sería bueno poder recomendar Il Seme Dell’Uomo como se recomienda El Padrino, o alguna de esas películas que le gustan a todo el mundo. Sería bueno, sí, pero no se puede. Es probable incluso que a muchas personas les parezca insoportable. Hay demasiado cinismo en ella, demasiada oscuridad, demasiada desazón. Pero como Ferreri sabía que cagarse en todo es en realidad espantar la estupidez para hacerle lugar a las cosas importantes, hay también en ella mucha dulzura, mucho cariño por la gente, mucho aprecio por la locura de estar vivo, y mucho amor por el sentido de seguir buscando respuestas, aunque todavía no sepamos hacer preguntas.
(Escrito originalmente para: http://laplumaenelojo.wordpress.com)
Película interesante, rara, distinta…es muy difícil clasificarla.
Primero hay que encuadrarla dentro de su contexto. A finales de los 60 se cogió el gustillo por películas de ciencia ficción con cierto aire post-apocalíptico y futurista :.El Planeta de los Simios, El Tiempo en sus Manos, Barbarella, 2001 Odisea en el Espacio, o unos años después la Naranja Mecánica…
Películas con un punto surrealista, argumentos con metáforas filosóficas y sociales no siempre fáciles de entender y escenas impactantes que nos dejarían un buen puñado de escenas icónicas: monolitos, huesos lanzados al aire, una Estatua de la Libertad semienterrada en una playa…
Una pareja parece ser la única superviviente en muchos kilómetros a la redonda de un holocausto provocado por un virus y deciden instalarse en una casa a orillas del mar. Tiempo después recala por esos mundos una francesita hippy con furor uterino y ganas de satisfacer al hombre, cuyos deseos de copular se ven frustrados ante la negativa de su esposa que no quiere traer niños a un mundo tan devastadoramente inhóspito. Lo que parecía derivar en un trío y canto al amor libre (lo que ahora se llama poliamor) acaba solucionado con unos batacazos y una suculenta cena.
Entre las escenas surrealistas casi sacadas de un cuadro de Dalí, destaca la presencia de una ballena varada que al principio es recibida con júbilo por la novedad pero luego resulta un problema por el tremendo hedor de la putrefacción. O el anuncio-globo de una botella de Pepsicola flotando en mitad del cielo (me parece una escena totalmente icónica al mismo nivel del Monolito y el hueso lanzado al aire de 2001 Una Odisea del Espacio anteriormente citados) ante lo que se creía que sería un rescate aéreo.
En fin, una peli de onírica atmósfera, cargada de simbología y escasísimos diálogos que resulta interesante de ver.
Lo mejor, la idea, la simbología, el ambiente.
Lo peor: los grandes silencios de a veces minutos, que hace que sea excesivamente lenta.¡¡Y ese título que le pusieron en la versión en español! (Cuanto mejor sería La Simiente del Hombre o La Semilla del Hombre , que quiere decir lo mismo, pero sin esa connotación fisiológica tan sexual…