El rostro
Sinopsis de la película
Gustavo, a sus cincuenta años, llega en un bote a una isla sobre el río Paraná. Se dirige a un sitio donde hubo una casa o tal vez un caserío. Pequeños signos de algo viejo y perdido: su lugar natal. La presencia del hombre permite que se corporicen las cosas en el lugar abandonado… ranchos y mesas, animales y canoas. Construye, por volver a habitar nada más, el espacio para el reencuentro. Fundamentalmente, con su padre muerto, al que no ve desde los cuatro años y del que no recuerda el rostro. Es el reencuentro de Gustavo con sus seres queridos, con sus muertos y con sus pájaros, con la música del río y con sus dolores.
Detalles de la película
- Titulo Original: El rostro
- Año: 2013
- Duración: 65
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Opinión de la crítica
5.5
52 valoraciones en total
Un hombre navega sobre el río Paraná en un pequeño bote hasta llegar a una isla en apariencia deshabitada, de exuberante naturaleza se reencuentra con viejos vestigios que le hacen recordar. Una obra de evidente corte experimental, con una ausencia total de diálogos, el realizador se enfoca en la mirada que expresa su cámara, testigo fiel y consecuente de lo que el protagonista va redescubriendo, la cámara ve lo que el personaje ve, sigue sus pasos, se mueve en este entorno por momentos agreste por momentos más accesible, un viaje íntimo donde se van incorporando gente de su pasado, como fantasmas que se dejan ver tras su visita.
Lo que entonces busca Fontán es narrar su historia sin necesidad de expresar con palabras las percepciones o sentimientos de, en este caso, un viaje, ni tan siquiera una voz en off, nada. Ahí radica el poderío de su imagen, el sonido de la naturaleza, de los pasos, del accionar de los personajes, se rinde totalmente a lo que la imagen pueda expresar como medio de comunicación, ejercicio que obviamente requiere de parte del espectador que haya un compromiso por seguir lo que nos está contando y a raíz de esto tomar su propio criterio.
No sabemos nada del personaje principal, no sabemos a quienes ve (recuerda), pero se puede construir dicho conocimiento en base al dialogo y la crítica, en base siempre a lo que se ve en la pantalla. Es el deseo expreso del protagonista por reencontrarse con seres queridos, ausencia y por ende olvido que pudo haberse concretado con el pasar del tiempo, un volver a lo que fue y a lo que dejó de ser, quizá encomendarse a los mejores momentos de su vida, una total catarsis existencial. Un trabajo de sumo interés.
La ganadora del IV Festival Márgenes resulta tan difícil de afrontar como de acceder a ella. Sin diálogos y rodada mediante una fotografía en blanco y negro que firman conjuntamente Luis Cámara y Gustavo Schiaffino, seguramente su aspecto más destacado al combinar los 8 y 16mm, El Rostro presenta una historia singular, la de un hombre de mediana edad que decide reconstruir una vida (¿la suya?) en una isla abandonada.
El proceso de reconstrucción se inicia desde la propia elección de la isla. Gustavo Fontán nos muestra el viaje en barca de nuestro protagonista por el río Paraná, perdiéndose ligeramente en una poética que trata de buscar una oda a la vida que se establece en el nuevo territorio virgen, una especie de nuevo génesis. Sin embargo, las formas manieristas y caprichosas del cambio de formato acaban por entorpecer su propia lírica, creando una confusión generalizada. Un nihilismo inherente recorre el filme, provocando que el espectador se pregunte el porqué y las motivaciones que hay detrás de cada decisión artística como de las del personaje, no dejando de ser cierto que en El Rostro nos encontramos con imágenes que logran el propósito de su propuesta, incluso cuando en ocasiones caen en un tono naif, como el desembarco en la isla, que nos remite al Robinson Crusoe de Daniel Dafoe.
http://revistamagnolia.es/2014/12/iv-festival-margenes/