El Remolino
Sinopsis de la película
Pedro es un campesino que defiende su identidad y sus sueños, su hermana Esther lucha por una mejor vida para su hija mientras nos comparte su mundo a través de una pequeña cámara. Ambos viven en El Remolino, una diminuta comunidad de Chiapas que se ve afectada cada año por inundaciones ocasionadas por el Río Usumacinta. Para ellos, la vida es como un remolino que da vueltas en el viaje de sus ciclos internos y del gran ciclo de la naturaleza.
Detalles de la película
- Titulo Original: El Remolino
- Año: 2016
- Duración: 73
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Opinión de la crítica
Película
6.4
30 valoraciones en total
La toledana Laura Herrero Garvín (1985) nada más terminar la carrera de Ingeniería de telecomunicaciones la tiró al mar , según sus palabras y se fue primero a San Francisco en California y luego a México a formarse como documentalista. Fue allí, navegando el río Usumacinta en la provincia mexicana de Chiapas donde la atrapó el remolino de improviso.
Del fortuito encuentro con esta pequeña población y de sus gentes pegadas a una tierra aluvial, de sus problemas, miedos y esperanzas siempre al ritmo de la crecida del río donde nacen y mueren como sus animales y cosechas surgió la idea de dar voz e imagen a Esther, una mujer luchadora, emprendedora que busca un futuro mejor para su hija y a Pedro su hermano cuya etiqueta de transexual no encaja en sus ansias de libertad, en su sonrisa franca, en su trabajo duro, en el amor por sus gallinas a las que recurre como ancla cuando le vienen pensamientos de marcharse de esta tierra mojada y que si tuviera dinero se pondría unas buenas tetas y un buen culo. Gentes, como tantas, a las que la ruleta de la vida las puso en lugares difíciles a los que el ser humano acaba por adaptarse en un intento de aprovechar el azar de haber sido tocado con la varita de la vida. Laura Herrero, convive, los escucha los filma y nos los trae a nuestras pantallas y nuestro corazón. Encantados de conocerlos.
El Remolino ganó el premio al mejor documental en Festival Internacional de Cine Documenta Madrid 2017. Su siguiente proyecto La Mami (2019) tiene muy buena pinta.
cineziete.wordpress.com
*El testimonio de una inundación repetida
La película documental nos habla de una pequeña comunidad de alrededor de 150 habitantes llamada El Remolino. Situada en las zonas inundables de Chiapas en el sur de México, Garvín nos ofrece un sutil testimonio de una inundación repetida año tras año. Este fenómeno meteorológico sucede tras la época de lluvias y azota cada vez con más intensidad la zona geográfica limítrofe al río Usumacinta.
Por tanto, nos hallamos ante un lúcido retrato de la lucha del hombre contra las condiciones meteorológicas que podrían estar afectadas por el cambio climático a nivel global. El Remolino se presenta como una pequeña y metafórica road movie circular a través de los desplazamientos a través del río de los habitantes del lugar. Las crecidas son enormes. Hace unas décadas, la subida del nivel del río llegaba hasta las rodillas de los oriundos. Sin embargo, en la actualidad el agua les llega literalmente al cuello. Dios aprieta pero, ¿no ahoga?
*Pedro
Una vez que conocemos el contexto climático de la zona es cuando la cineasta busca con una sensibilidad especial el lado humano de las personas que habitan El Remolino. Garvín fija su mirada en dos hermanos de mediana edad: Pedro y Esther.
Pedro es una rara avis entre sus doce hermanos. Él, desde pequeño se sentía una niña atrapado en el cuerpo de un niño. En principio, en comunidades tan cerradas, podría esperarse, por desgracia, el rechazo que tuvo por parte de su familia y de otras personas de la población. Si todavía en las grandes urbes mundiales se registran ataques homófobos, en poblaciones rurales cerradas la vida nunca fue un camino de rosas para Pedro.
Aún así, nuestro admirable protagonista se muestra implacable con su condición sexual. De hecho, ha conseguido ser medianamente aceptado por su familia e incluso por los habitantes del aislado lugar. Pedro es un hombre de fuertes principios llevados hasta las últimas consecuencias. De hecho, en el momento del rodaje se estaba planteando el cambio de sexo e incluso la adopción de un hijo.
*Esther
Esther es el otro afluente por el que penetra la directora. Garvin establece con ella una relación de intimidad que se plasma en los testimonios que la remolinense nos deja en pantalla. De hecho, esta mujer está tan implicada con el rodaje de El Remolino que decide adquirir una pequeña videocámara. Con ella, registra su pequeño cuaderno de rodaje.
Muchas de las imágenes que Esther graba para ella misma, al final son utilizadas por la documentalista y las integra con inteligencia en el montaje de la película. Esther es una pequeña comerciante que lucha por darle unos estudios a su hija Dana.
Con esta persona, que no personaje, observamos las dificultades que afectan con más crudeza a las mujeres de la aislada zona. Aunque si para Pedro y Esther la vida es dura, para los animales del lugar la vida es completamente devastadora. La agricultura es otra de las afectadas por las grandes lluvias anuales de la región.
*Conclusión
El Remolino un magnífico retrato de la lucha del hombre contra las circunstancias meteorológicas y su adaptación frente a las adversidades de las mismas. Laura Herrero Garvín nos ofrece un emotivo poema visual que trata temas tan interesantes como la despoblación de los núcleos rurales, las tradiciones socio culturales de la región mexicana de Chiapas o incluso la búsqueda del amor en medio de la adversidad climática. En definitiva, hablamos de un preciosista filme documental labrado entre la humanidad y la esperanza de una comunidad unida en la lucha por su propia supervivencia.
Escrito por Miguel Pina
El Remolino es un minúsculo poblado perteneciente a la ciudad de Catazajá en Chiapas, al sur de México. Lugar que sufre una dualidad, la sequía y las constantes inundaciones que sufre todos los años como causa del desborde Río Usumacinta. La documentalista española Laura Herrero se adentra en este lugar que parece sacado de un cuento cuasi apocalíptico, donde el agua y el barro son un personaje más, pero que sus pobladores lo ven como parte de su cotidianeidad. Aquí muestra trazos de un puñado de personajes: los hermanos Esther y Pedro, sus progenitores y un par de hijos de la mujer.
La película inicia ubicando al espectador respecto a la característica historia de esta zona, sus fundadores y la deforestación que causa las incesantes inundaciones, incluso en algún momento mostrando en paralelo el trabajo de una sierra eléctrica y el desmembramiento de grandes trozos de tierra que caen al agua, se consume poco a poco el suelo. La cámara se mueve sutil y sigilosamente en los parajes que parecieran mostrar las secuelas de un desastre, pero más allá de eso, es el día a día de sus pobladores, que deben sortear estas vicisitudes adaptándose a un entorno complicado.
Observamos a unos cuantos personajes que poco a poco van tomando forma de quienes son.
Esther, una mujer que tiene como único fin en su vida sacar adelante a sus hijos y lograr lo que ella nunca pudo: estudiar. Fuerte, valerosa, decidida, una mujer forjada en un medio complicado que tiene sus ideas claras. Con esfuerzos logró comprar una cámara de vídeo, donde pasa grabando su día a día, es llamativa su visión, graba para recordar en un futuro a los muertos, para visibilizar a quienes pueden ser olvidados, como lo hace la propia Herrero, quien a su vez toma imágenes prestadas a Esther para reproducirlas en su metraje.
El otro personaje central es Pedro, de cuarenta y tantos años, quién ha tenido que aprender a vivir con su sexualidad en un contexto complicado, donde no es ni siquiera aceptado por su padre. Sus fornidos brazos propios de un hombre dedicado a la agricultura contrastan con la delicadeza en el trato a sus patos y gallinas. Su mirada ofrece nobleza, también está lleno de sueños como su hermana, cree en el amor, anhela tener una hija.
Pero además de la situación personal de estos personajes, la directora también traslada su obra a un ambiente más amplio de la comunidad propia. Gente que vive de la agricultura cuando hay sequía, con nulas oportunidades de estudio, que deben trasladarse en botes con la crecida del río, que ven como su vida es un ciclo, como un remolino, fenómeno que tampoco pueden abandonar, al menos en el caso de Pedro y Esther, se sienten amarrados a la tierra a la que pertenecen, a la tierra que su Dios les dio.
El Remolino, un documental humano, esos trabajos que no se centran en prominentes figuras, sino en lo común, donde la calidad de la realizadora —como es este caso— debe sobresalir para llevar adelante un entramado atractivo. Herrero logra eso y logra también mostrar belleza en un medio complicado, donde en partes iguales muestra esperanza y desesperanza, complicación y aceptación.