El reemplazante (Serie de TV)
Sinopsis de la película
Serie de TV (2012-2014). 2 temporadas. 24 episodios. Cuenta la historia de Charly, un exitoso inversionista de Sanhattan, viviendo con lujos y superficialidad, hasta que un mal movimiento de la bolsa hace que pierda todo, por lo debe volver al hogar paterno volviendo a ser Carlos. El único trabajo que consigue es de profesor suplente en una precaria escuela del sector poniente, ahí se da cuenta de la realidad y la precariedad de la educación pública, por lo que decide apoyar a sus peculiares alumnos.
Detalles de la película
- Titulo Original: El reemplazante (TV Series)
- Año: 2012
- Duración: 60
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Opinión de la crítica
Película
7.7
82 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Blanca Lewin
- Cristián Soto
- Daniel Antivilo
- Gastón Salgado
- Gonzalo Canelo
- Ignacia Allamand
- Iván Álvarez de Araya
- Jaime Azócar
- Karla Melo
- María José Illanes
- Mónica Carrasco
- Pablo Rojas
- Rafael de la Reguera
- Ricardo Olea
- Roberto Farias
- Rocío Monasterio
- Rodolfo Pulgar
- Sebastián Ayala
- Sergio Hernández
- Trinidad González
- Valentina Muhr
El reemplazante , la producción chilena acreedora de diferentes reconocimientos, actualmente se encuentra disponible dentro del catálogo streaming Netflix, la cual merece la pena dedicarle un tiempo y adentrarse a la elocuencia del proyecto, el cual con dos temporadas da un cierre emotivo en cada una a pesar del espinoso retrato social, familiar y sobre todo el educativo que marca la parte medular del serial.
Cuando Charly ha sido liberado de la cárcel por malos manejos en el sistema financiero de la empresa para la que trabajaba, decide regresar eventualmente al entorno familiar y volver a comenzar como economista —aun cuando haya que hacerlo por la puerta trasera y valerse de su complice para lograrlo. Sin embargo, en lo que eso sucece su padre y hermano le ofrecerán inesperadamente cubrir una vacante de reemplazo como profesor de matemáticas en el colegio donde laboran. Sin más opción entrará al Príncipe Carlos con una perspectiva ajena a su realidad que girará su rumbo para enfilarse hacia la protesta —a través de la acción cotidiana— por una mejor educación, inicialmente en este centro escolar.
Con un trabajo respaldado por la investigación de campo, el proyecto sin duda se respalda por una historia en el cual sus personajes se encuentran coartados gracias a la falta de oportunidades, al desinterés gubernamental por encausarlos hacia un desempeño preponderante que marque una auténtica diferencia a nivel social, así como también la apatía que envuelven las conciencias tanto del alumnado como del cuerpo docente.
Este serial de dos temporadas (24 episodios) con distintos protagonistas se encuentran en un nivel interpretativo y en línea de seguimiento de su propia trama que pauta al televidente y lo estimula con mensajes emotivos al final de cada temporada. Bien por la televisión chilena que se le encomienda la realización de la tercera y cierre de la serie que sin duda marca la calidad de quien escribe y dirige.
Pablo Paredes es uno de los guionistas de El Reemplazante, serie emitida en Chile al poco tiempo de las manifestaciones estudiantiles del 2011. A los pocos años después Pablo Paredes participaría de la Fundación de Revolución Democrática, partido de izquierda chileno heredero de dichas manifestaciones. Esto no es casualidad, El Reemplazante es una serie sutilmente ideologizada, con una fuerte carga de la visión de la izquierda a la sociedad chilena de aquellos años.
La serie cuenta con el crudo diagnostico de los estudiantes sobre la sociedad chilena y la marginalidad, pero también con la sobre caricaturización y simplificación que conllevo este análisis. Parte de este infantilismo se ve en que la serie claramente identifica a buenos y malos (cual serie infantil o bien tipo Star Wars -lo del lado de la fuerza y el lado oscuro está bien para una serie de ficción, pero plantearlo en una serie de denuncia social, bastante infantil-), idealiza a los personajes asociados a la epopeya reivindicativa y estigmatiza a los adversarios. Si bien, esta caricaturización siempre contará con la aprobación de las masas, y se verá como una acción de denuncia, siempre bajo la mirada aguda de un espectador más formado debe ser vista con desconfianza.
Dentro de está serie ideologizada, sutilmente el relato tiende a construir una visión de la sociedad: el sostenedor cumple con todos los estigmas de un mal sostenedor: ambicioso, lucra, engaña, desinteresado de los estudiantes, comete irregularidades ilegales, traiciona a sus lacayos, cínico, etc. Todos los elementos negativos, todos agrupados en una persona, sin una miserable virtud. Por el otro lado, todos los reivindicadores son personas de puras intenciones, incluso Carlos Charlie Valdivia, pasa de ser un tipo frío y frívolo a un tipo heroico al descubrir este nuevo mundo abandonar el sucio mundo de los negocios. Así de mágico. Vamos desglosando los personajes:
Ana, la profesora de arte, fue puntaje nacional y sacó 790 puntos en la PAA de matemáticas (¿Dónde existe esa profesora en Chile? Si la hay, puede que haya un par por ahí, son una cada 1000), pero se dedica a la pedagogía por pura vocación. Obviamente con semejante glorioso historial, tenía que apoyar todas las manifestaciones. En cambio, todos aquellos profesores que no apoyaban las manifestaciones, o bien se mostraban tibios ante estas, eran unos mediocres, desinteresados de sus alumnos, con poca pasión y en el caso Aníbal (encargado UTP) un ambicioso vendido.
Es decir, todos aquellos que estaban alineados con las demandas de los guionistas, aglutinaban virtudes, en cambio aquellos que se oponían eran una lacra social, derrochaban las peores virtudes de la sociedad. A tal punto llega el sesgo, que cuando se refieren a la madre de los hermanos Valdivia, muestran una foto de ella en una manifestación pro UP (gobierno de Allende) y hablan de ella como una mujer llena de virtudes. Es decir, todos aquellos que concuerdan con la postura de los creadores son virtuosos.
En cambio, en el mundo de los negocios, donde provenía Carlos antes de caer en desgracia, todos eran unos egoístas, se utilizaban mutuamente, se engañan. El único interés que hay del uno en el otro es la conveniencia. Esto queda de manifiesto en como Rosario le mentía a Carlos sobre la información que le necesitaba entregar a Abarzua, o como cuidaba a los hermanos Araya, sólo por atraer a Carlos para sus negocios.
Si seguimos en esa sutil línea, esta el tema de la violencia. Los manifestantes eran sumamente pacíficos, incluso cuando alguno de ellos quería salirse del camino de la paz, los otros lo reprendían (¿Cuándo se ha visto?). En cambio, carabineros (fuerza pública) hace un desalojo sumamente agresivo, sin provocación alguna, incluso agrediendo a una embarazada. Una clara muestra del sesgo con que los creadores ven la sociedad.
Podemos seguir viendo detalles de como tratan de ir introduciendo sutilmente posturas de los creadores. Es posible observar en la situación del embarazo adolescente de Flavia en el dialogo de la estudiante con su profesora Ana, está última al enterarse del embarazo le dice tienes dos opciones (refiriéndose a abortar o tener la guagua) y yo no te voy a juzgar por la que escojas, a lo cual Flavia le contesta: no tengo plata para ni una de las dos opciones, ni para ir por un apendicitis (en Chile se le acusa a la gente con plata de operarse de apendicitis para simular el procedimiento del aborto) ni para comprarle los pañales (en caso de tener la guagua). En este dialogo, entrelineas, se le quita cualquier componente moral o ético a la discusión del aborto, para dejarlo netamente como una discusión económica (de recursos) y una disputa en este sentido (de posibilidades económicas) entre ricos y pobres. Es decir, una discusión completamente con sesgo ideológico. Luego Flavia perdería la guagua y el personaje sentiría pesar como 2 días, al tercer día parece que el tema nunca fue (postura completamente ideologizada, tratando el ser en gestación como un no humano, que no genera el dolor de la perdida de algo preciado, algo que es completamente discutible por las mujeres que han tenido pérdidas).
En fin, podríamos seguir enumerando y enumerando situaciones, donde en forma sutil los autores proponen su ideología en la forma en que observan la sociedad. Si bien, mucha de las criticas y descripciones de la sociedad son ciertas (por eso, pese a todo, la serie tiene su punto de interés), están muy sesgadas, tiene nulo contrapeso y tienden a la caricatura.
Carlos (Iván Álvarez de Araya) trabaja en el mundo financiero hasta que un mal paso lo obliga a alejarse. Sin opciones laborales, comienza a dar clases en una institución de la periferia, muy lejos en todos los sentidos de las oficinas vidriadas, lujosas y de vistas cinematográficas en que solía trabajar. Pero se adapta, y también la serie, pues si bien nunca quita el foco del colegio, no olvida el otro mundo. Se mezclan incluso, en situaciones puntuales que claramente hubieran valido la pena ser más, porque cuando resultó que alguien de un mundo debió moverse al otro el producto se vio enriquecido. Uno y otro, efectivamente, son planetas diferentes.
En el colegio hay carencias, corrupción, miserias, y estupidez humana. Pero también personas comprometidas con sacar ese complejo mundo adelante. Carlos se convertirá en uno de ellos, aunque no sin enfrentar conflictos personales que lo harán dudar en varias instancias del curso por el que comienza a transitar su vida. El mundo estudiantil es completado por el barrio, los núcleos familiares de ciertos alumnos y profesores, y problemática habitual en cualquier narración de la peripecia humana con este marco: embarazos adolescentes, venta de drogas, engaños, amores bien y mal habidos, caradurismo, temores y preguntas sin respuestas.
La serie va avanzando con un hilo conductor que sabe adónde nos lleva pero va dejando huecos en su consistencia e incluso esencia, no obstante presentarnos un constante ir y venir de hechos de significación (es decir, pasan cosas cotidianas, pero también graves y/o brutales en prácticamente cada uno de los doce capítulos). Sin embargo, la narración no siempre es sólida y no consigue evitar algunas lagunas narrativas.
Carlos y Ana (Blanca Lewin, una de las profesoras) representarán personajes queribles y creíbles, y en ellos se sostendrá gran parte del peso de la historia.
Para finalizar, la primera temporada al menos, no ha sido estirada en el afán de producir un producto más largo. Las carencias que se presentan son del guión, de su contenido, de la forma en que se teje (o en ocasiones no se teje) para contar lo que se desea. A pesar de esto, nunca nos aburrimos, el producto es en general disfrutable, y entiendo logra transmitirnos el sentir del mundo que nos invita a conocer.