El proceso Paradine
Sinopsis de la película
La hermosa señora Paradine (Alida Valli) es acusada de haber asesinado a su marido ciego. De su defensa se encarga el abogado Keane (Gregory Peck) que, aunque está casado con una atractiva mujer (Ann Todd), se enamora perdidamente de su cliente y se deja convencer de su inocencia.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Paradine Case
- Año: 1947
- Duración: 125
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Opinión de la crítica
Película
6.8
23 valoraciones en total
Cuando veo El Proceso Paradine nunca pienso en Testigo de Cargo –una comedia de misterio con la que apenas comparte escenario judicial- sino en Rebeca y Vértigo, también en Atormentada.
De Rebeca toma la escenificación de Cumberland, esa versión breve y perversa de Manderley, decorado gótico de la pesadilla. Es, además, una lectura irónica e incompleta de Cumbres Borrascosas como avance de lo que luego será Atormentada, la pareja Latour-Maddalena procede por vía bastarda del dúo Heathcliff-Catherine, así como la pareja Flusky-Henrietta será su descendencia legítima.
No obstante, creo que es Vértigo, de la que me parece que es un pequeño anticipo, la afinidad más interesante para entender esta película dentro de la obra de Hitchcock, para lo cual invoco el postulado esencial de su cine: el punto de vista. El Proceso Paradine es, sobre todo, una genuina historia de amor, irracional y enfermiza, gótica y maligna, cierto, pero está formulada desde la perspectiva de un forense cuya voluntad se va viendo afectada paulatinamente.
Todos aquellos que proclaman la congruencia como bien fundamental e inexcusable en cualquier tipo de película, sea cual sea su objetivo o pretensión, tendrán un perfecto motivo en esta película para despacharse a gusto con el director inglés.
Efectivamente la trama es demasiado obvia y su desarrollo impreciso. No se sabe muy bien el camino que quiere tomar. Las cartas parecen marcadas desde el principio, y efectivamente lo están, con lo que no ha lugar al misterio. El juicio es insulso, sin chispa. La historia de amor avanza pero nunca te emociona, engancha ni sorprende. El guión es resultón durante la primera media hora pero luego cae en picado sin posibilidad de recuperación. Mejor en la descripción de los personajes secundarios que en configurar una trama de juicio-romance-misterio. Todo demasiado precipitado finalmente.
A mí lo que más me molesta es que la historia de amor no cristalice (el proceso de obsesión de Peck es demasiado blando) y que el otro romance (*) no trasmita la sensación de degradación que justifica y da sentido a la trama. Falta intensidad en el guión, y por ello la planificación de Hitchcock acaba siendo un oasis en el desierto.
Pese a todo esa imaginería visual salva la cinta con momentos que se escapan del tono insustancial de la historia e, incluso, del error en la elección de algunos de los protagonistas.
La imagen trata de sugerir cuestiones que desgraciadamente no se ven refrendadas por un guión demasiado transparente y deslavazado (al propio Hitchcock no le quedó muy claro qué pasó con detalle la noche del asesinato pese a ser reconstruida durante el proceso). Y es que al final si se cruzan o no, si se lava la copa o no… te la trae floja puesto que sabes perfectamente quién es el culpable.
Entretenida pese a todo. Y con un par de momentos dignos de ser estudiados por cualquier aficionado al cine (el ya comentado antes por Travis y el lascivo plano detalle del hombro de Ann Todd son los más impactantes. Pero hay multitud de detalles menos llamativos aunque igualmente ingeniosos).
Eso sí, al que no le interese demasiado la planificación visual en el cine y prefiera quedarse con una perspectiva más literaria, que se olvide. La película no pasa de resultona.
Décimo film americano de Hitchcock. Escrito por David O. Selznick, James Birdie y Alma Reville (adpatación), se basa en la novela The Paradine Case (1933), de Robert S. Hichens. Se rueda, en B/N, en exteriores de California y Londres y en los Selznick International Studios. Es nominado a un Oscar (actriz secundaria, E. Barrymore). Producido por David O. Selznick, se estrena en première el 31-XII-1947 (LA).
La acción tiene lugar en Londres y en el condado de Cumberland (Inglatrra), en 1946/47. Magdalena Ana Paradine (Alida Valli) es acusada del asesinato (6-V-1946) a sangre fría de su marido. Se hace cargo de la defensa el abogado Anthony Keane (Gregory Peck), casado con Gay (Ann Todd). Magdalena es guapa, elegante, fría y misteriosa. Anthony es un apuesto, prestigioso, competente y honesto abogado. Gay es inteligente, serena y comprensiva.
El film combina drama, intriga y romance. Los caracteres principales están bien constuidos, al igual que el del juez Lord Thomas Hortfield (Charles Laughton), socarrón, despectivo y lascivo, y el de Sophie (Ethel Barrymore), su esposa, sumisa y compasiva. La intriga, sin alcanzar los niveles de tensión de otros films, es correcta y absorbente. La trama superpone varias líneas de acción, cuya combinación aporta al film una buena textura. Aborda el tema polémico del castigo y el perdón. Se pregunta si el enamoramiento puede activar pasiones cegadoras que empujan a la persona hacia el abandono y la degradación. Incluye toques visuales característicos (encuadre del hombro izquierdo de Gay), aunque no muy abundantes. Muestra la afición a los trenes, las estaciones, las escaleras, las sorpresas, el tiempo revuelto (lluvia) y el número 17. Las interpretaciones de Ann Todd y Peck son notables. Brilla a gran altura la de Laughton, que aporta algunos de los escasos destellos de humor de la obra. El territorio del antiguo condado de Cumberland (NO de Inglaterra), está actualmente integrado en el condado de Cumbria. Son escenas memorables la cena en la casa del juez, la entrada de André Latour (Louis Jourdan) a la sala del juicio, la recepción de Anthony en la casa de campo por parte de André. El carácter autoritario e intrusivo de Selznick hace cada vez menos funcional la colaboración con Hitchcock, que crea su porpia compañía productora (Vanguard Films) y se aleja de Selznick.
La música, de Franz Waxman, ofrece composiciones vibrantes. Destacan Título principal , Madd al piano , La casa de Cornualles y Magdalena , que se oye cuando Anthony visita las dependencias de Madd en la casa de campo. Es ésta una composición para cuerdas con un emotivo solo de violín. La música aparece sólo en momentos culminantes y simpre en un plano secundario. La fotografía, de Lee Games, combina juegos de plano/contraplano con planos únicos de dos personajes que hablan. Hace uso de proyecciones de sombras, escenarios opresivos y de muchos espacios cerrados, que se alivian con el viaje de Anthony a Cumberland.
Les hago una recomendación: no dejen de leer por ustedes mismos El cine según Hitchcock , de Trufaut, si es que todavía no lo han hecho. Escucharán de boca del propio británico (transcritas) un puñado de interesantes curiosidades.
El proceso Paradine no estaba precisamente entre sus favoritas. En el libro, él y un Truffaut un pelín pelota (en entrevistas tan largas hay que serlo en algunos momentos) se ceban con los actores. No es ningún secreto que a Hitchcock le costaba contenerse ante el control casi absoluto que ejercía OSelznick en sus producciones. En esta ocasión, el director no estaba de acuerdo con la elección de los actores. El propio Truffaut llega a definir el trabajo de Gregory Peck como hueco y carente de mirada .
De ahí vienen muchos de los rumores y engaños (del propio Hitchcock en las entrevistas) desfavorables por los que muchos se dejan empapar antes de ver la película. Me parece un error porque, si los acepta uno, ya le resultará casi imposible verla sin prejuicios.
Por enésima vez, no estoy de acuerdo con ellos. A mí me gustó la intensidad de las interpretaciones. Hombre, también yo hubiera preferido, al igual que Alfred, a Lawrence Olivier (nos ha jodío), pero eso no quiere decir que todo actor que no sea su preferido sea un inútil. A Peck le van los papeles de abogado. También a Laughton los de juez/abogado/político. Además, en la entrevista el mismo director se pone en evidencia cuando quejándose de Louis Jourdan, el actor que hace de mozo de cuadras, dice que ese personaje, por sus características, debería haberle dado al espectador la impresión de oler a estiércol . Bien, eso me demuestra que el injusto odio hacia esta película tiene su origen en un profundo resentimiento hacia el productor, pues jamás en una película de Hitchcock habría tenido ese aspecto ningún personaje, ni aun siendo un mendigo, ¿es o no es verdad?
Otra cosa que no le gustó fue la falta de sentido del humor en el guión. Yo, sinceramente, lo veo estupendamente como drama.
Bueno, al menos hace un comentario en el libro, que da al traste con muchos rumores, con el que no me queda más que estar de acuerdo: Mientras lo rodaba, tenía mucha confianza en la historia . No podía ser de otra forma con un guión clásico en el que se degradan por amor desde el Tato hasta el último batusi. Éste, junto a la magnífica fotografía y algunos recursos técnicos impresionantes –los movimientos de cámara que Alfred proponía eran de lo más innovadores y elegantes, como por ejemplo el travelling circular que sigue a Latour mientras entra/sale de la sala manteniendo a la señora Paradine como eje central–, me parecieron lo mejor de la película.
Me parece muy buena, ni mucho menos la peor del director, pero no está dentro del Olimpo del género ( Testigo de cargo , Anatomía de un asesinato , Matar a un ruiseñor …), se quedó a las puertas. Por lo que veo, parece que soy el único que opina así. No me importa.
El proceso Paradine es una de las películas más flojas de Hitchcock en los años 40. Ahora bien, un mal Hitchcock sigue siendo una película digna y con valiosos hallazgos, sobre todo formales. La historia viene a ser típica del cine judicial, con la particularidad de que el personaje principal es el abogado (Gregory Peck), que se enamora fatalmente de su misteriosa cliente (Alida Valli). El primer defecto es, precisamente, la elección de Peck para este papel, pues no da el perfil de culto abogado inglés. Pero en general la mayor parte del reparto es indadecuada.
Luego la historia se hace bastante confusa (sobre todo con lo relacionado con los detalles del crimen) y no muy interesante. Entre lo mejor de la película, están los personajes del lascivo e implacable juez (interpretado por Charles Laughton) y de su mujer. Un plano que destaco es un travelling en 180º que Hitchcock hace cuando el criado sale para declarar, y se ve pasando a la espalda de Alida Valli, que parece sentir su presencia sin verlo.