El precio del poder
Sinopsis de la película
Tony Montana es un emigrante cubano frío e implacable que se instala en Miami con el propósito de convertirse en un gángster importante, y poder así ganar dinero y posición. Con la colaboración de su amigo Manny Rivera inicia una fulgurante carrera delictiva, como traficante de cocaína, con el objetivo de acceder a la cúpula de una organización de narcos.
Detalles de la película
- Titulo Original: Scarface
- Año: 1983
- Duración: 163
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Opinión de la crítica
Película
8.2
47 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Al Israel
- Al Pacino
- Albert Carrier
- Ángel Salazar
- Angela Aames
- Arnaldo Santana
- Ava Lazar
- Ben Frommer
- Bob Yanez
- Caesar Cordova
- Carlos Cervantes
- Carlos Cestero
- Charles A. Tamburro
- Dante DAndre
- Dennis Holahan
- Emilia Crow
- F. Murray Abraham
- Garnett Smith
- Geno Silva
- Gil Barreto
- Gregory Cruz
- Harris Yulin
- Ilka Tanya
- Joe Marmo
- John Carter
- John McCann
- Katt Shea
- Lana Clarkson
- Lee Benton
- Manuel Padilla Jr.
- Marii Mak
- Mario Machado
- Mark Margolis
- Mary Elizabeth Mastrantonio
- Michael Alldredge
- Michael P. Moran
- Michael Rougas
- Michelle Pfeiffer
- Mike Moroff
- Miriam Colon
- Pat Simmons
- Paul Shenar
- Pepe Serna
- Ray Martell
- Richard Belzer
- Richard Delmonte
- Robert Loggia
- Roberto Contreras
- Ronald G. Joseph
- Santos Morales
- Shelley Taylor Morgan
- Steven Bauer
- Sue Bowser
- Ted Beniades
- Terri Taylor
- Tony Pérez
- Victor Campos
- Victor Millan
- Wayne Doba
Pocas películas, acaso 3 o 4, me han hecho disfrutar más viendola que esta película. Mi ojito derecho. No puedo describir con palabras lo que me hizo sentir la primera vez que la vi. Una de mis películas favoritas por la que siento auténtica devoción.
No puedo ser objetivo con esta película, por que me gusta demasiado. Media película es la interpretación de Al Pacino. Por eso recomiendo encarecidamente su visionado en versión original. Está sensacional, perfecto. Muchos le acusan de sobreactuado, de histriónico, pero realmente esa es la interpretación que requiere el personaje. Su acento cubano es increíble. Si alguien ve la película doblada, no tiene perdón. El doblaje no le hace justicia a la interpretación del Pacino. Es una gozada verle hablando ingles españolizado, usando continuamente términos de la jerga de los latinos afincados en Miami. Michelle Pfeiffer es algo más que la clásica chica florero de las pelis de gangsters. Esta estupenda en su primer gran papel, aparte de lucir radiante. Steven Bauer está estupendo, a pesar de no ser un actor muy reconocido. F. Murray Abraham protagoniza una de las escenas más célebres de la película, y en el poco tiempo que aparece en pantalla lo borda, al igual que Robert Loggia. Y también hay que destacar a la guapísima Mary Elizabeth Mastrantonio, que interpreta a la hermana de Tony, quien tiene sobre ella un deseo casi incestuoso.
La película es sobre todo una gran historia sobre la ambición. Tony va superando todas las barreras para conseguir lo que quiere, y no le importa el método que deba usar para ello. El asesinato, la amenaza o el chantaje serán algunas de sus armas. Al fin y al cabo, conseguir todo lo que quiere le acabará trastornando. Su posición de poder le hará volverse loco. Terminará convertido en un grandísimo paranoico consumido por la cocaína.
El guión está muy bien estructurado. Vamos viendo la progresión de Tony desde lo más bajo hasta lo más alto, donde se le van las cosas de las manos y no es capaz de controlarlo, y en cierto modo parece que toda la película está hecha para conducirnos hacia el inevitable final. La dirección de De Palma peca bastante de efectista en numerosas ocasiones. Se recrea en la violencia como si disfrutara viendo sangre por todos lados. Mueve en exceso la cámara, quizás en herencia de su conocido gusto por Hitch. Pero la verdad, para no ser Howard Hawks, raya a una gran altura. La estética ochentera es rompedora, y nos permite zambullirnos en la época con total facilidad. A ello contribuye una grandísima banda sonora de Moroder, que nos mete en las salas de baile de lleno.
Ya saben, en version original, y a disfrutar de Al Pacino en su salsa.
No he tenido aún oportunidad de ver la versión original, pero tengo la sensación que Scarface. El precio del poder, más que un rutinario remake, constituye un extraordinario homenaje a la peli protagonizada por Paul Muni. Al menos eso es lo que se desprende de la dedicatoria final con la que De Palma y Stone agasajan a Howard Hawks y Ben Hetch, sus respectivos predecesores.
Así pues, libre de cualquier tipo de prejuicio absurdo, me zambullí de lleno en esta dramática y violenta historia de mafiosos, paladeándola sin prisas. Degustando con fruición un ejercicio de cine negro absolutamente magistral.
Me gustaría subrayar, no obstante, que la polémica exhibición de violencia que impregna la peli de principio a fin ni resulta gratuita ni responde a ningún objetivo pretendidamente artificioso u efectista. Nada de eso. Cuentan incluso que Oliver Stone se mantuvo cierto tiempo inmerso en el sanguinario submundo del tráfico de coca en Sudamérica con el propósito de escribir un guión lo más verosímil posible. Tras esa durísima experiencia, aquel joven guionista no se sintió éticamente autorizado a plantear una historia de violencia ‘políticamente correcta’ y apostó por incrementar el nivel de ensañamiento en algunas secuencias. Su guión debía explicitar sin tapujos la crudeza y la irracionalidad de la mafia latinoamericana. Y a fé de Dios que entre Stone y De Palma consiguieron plasmarla. Al Pacino, por su parte, les cogió la onda enseguida y engendró con su peculiar estilo interpretativo al despiadado Tony Montana, un emigrante cubano cuya desmesurada ambición lo empujará a eliminar a cualquiera que se interponga en su particular escalada hacia la cima del crimen organizado.
Cierto es que el personaje de Pacino eclipsa al resto de protagonistas y que él solito se carga la peli a sus espaldas, pero es que Tony Montana es mucho Tony Montana. Pocas veces podremos ver en una pantalla de cine una sobreactuación tan acojonante como la del desquiciado, megalómano y mefistofélico Tony Montana. De todas maneras, Scarface no empieza y acaba en Tony Montana. La puesta en escena es espléndida y la música electrónica de Giorgio Moroder, fusilada hasta la saciedad, acentúa el clímax de tensión hasta límites insospechados.
Y, por si fuera poco, la última secuencia es visualmente soberbia. Bravo, Brian!.
Palabra de ‘empalmao’.
No cabe duda que el personaje de Tony Montana es y será uno de los más populares de la historia del cine porque dice y hace muchas de las cosas que a todos nos gustaría decir y hacer pero que no podemos. Y por eso y por alguna cosa más esta película gusta tanto.
Y eso que la película fue un fracaso en su día, y entre otras cosas Brian de Palma recibió la nominación al premio Razzie como peor director cosa que me parece muy desproporcionada, porque aunque su dirección no es buena y la mayor parte de las cosas que chirrían son culpa suya con unas cámaras lentas infantiles y algunos planos bastante torpes, no lo hace tan mal como de costumbre. No cabe duda que Atrapado por su pasado (Carlitos Way) es la mejor película de Brian de Palma, aunque esta sea la que tiene mayor fama en nuestros días.
La película tuvo problemas desde el momento, desde con los propios cubanos de Miami, que obligó a trasladar la producción a California a lo más importante que fue el abandono de Sydney Lumet del proyecto, cosa entendible leyendo el guión, ya que su carga política es menor cada vez que avanza el metraje y aumenta progresivamente la violencia hasta el orgasmo final. En cierta forma De Palma adelanta a toda la generación de directores tipo Tarantino que tenemos hoy en día, no olvidemos que acaba de salir recientemente el video juego de esta película donde esencialmente se trata de darle al gatillo, algo que muestra que es lo que ha quedado en la retina de toda la historia que escribió Stone.
El guión de Oliver Stone, que en aquella época se ponía de cocaína hasta las cejas, está bien pero peca como es lógico por la edad de ciertos defectos de sensacionalismo que ayudan a distorsionar algo la realidad.
La película no tiene nada de remake del clásico de Howard Hawks Scarface salvo que la violencia es lo que marca las secuencias de toda la película, tanto la latente como la explícita.
Todos los actores están magníficos, aunque Steven Bauer, parece tener demasiada clase para un hombre de los barrios pobres y bajos de La Habana y particularmente no me creo su personaje tan equilibrado.
A destacar una bellísima Michelle Pfeiffer y un pedazo actor como Robert Loggia.
Pero sobre todo y como decía al principio destaca en sobremanera el personaje de Tony Montana, interpretado por Al Pacino, que ha sido un actor con una calidad enorme pero también con un poco de suerte, sobre todo a la hora de tener amigos porque por ejemplo Martin Bregman, ha sido un productor que ha pensado no una sino cinco veces en hacer películas de calidad pensando y construyéndolas a partir de Al, cosa que no suele pasar. Tarde de perros, Serpico, Melodía de seducción, Atrapado por su pasado y esta que comentamos. Vamos todo un lujo de amigo.
Por cierto ¿quién narices puso unos títulos tan malos a las películas de Palma en España? : El precio del poder, Atrapado por su pasado…parecen telefilmes de las tres y media de la tarde.
Una obra de arte, diferente a todas las demás, con una narración y un guión perfectos conduce la vida de un preso político cubano, un campesino ignorante, desde lo más bajo en el centro de detención a lo más alto, todo un asalto al poder de Al Pacino en, aunque sea difícil pronunciarse, su mejor actuación y segura candidata a la mejor interpretación de todos los tiempos, con lo que eso conlleva, pero es que sólo en la mirada de Tony ya se puede dibujar una buena película, sus estudiados gestos y su vocabulario recién salido de las cloacas hacen que este macarra dispuesto a todo casi por diversión sea altamente creíble y se ponga a la altura de una historia llena de tensión y violencia, es un tipo que tuvo su descaro en el momento adecuado, nunca se bajó los pantalones ante nada, a la vez que fué calculador y frío, lo cual le permitió irse abriendo camino en negocios del narcotráfico, la corrupción y la llegada a su despacho, junto con su casa, unos de los escenarios más inolvidables de la historia del cine, el comienzo de la desesperación, la paranoia y la persecución como anticipo de su final inminente, Tony es de los pocos que llevan a la tumba eso de morir matando, pero matando lo de su enemigo y lo suyo propio, un claro mensaje mezcla de odio por sus errores y sobredosis de cocaína, un final en clara apología simbólica a la violencia por una vida visceral y primitiva. Increíble.
Todos los actores lo bordan, una banda sonora que introduce en la época, emana belleza, alegría y brutalidad a cada tiempo de una historia escrita con trabajo, con esfuerzo, no es fácil dibujar un animal, hacerlo creíble e incluso en algunos momentos humano, un hombre capaz de llevarse su vida y la de todos los que le rodean por delante con tal de saciar su ambición, llegar al dinero y el poder y, aunque no sea para nadie un ejemplo a seguir ni tan siquiera es una vida real, a todos los que adoramos esta cinta, todos los que tenemos un póster suyo en nuestro cuarto, todos nosotros envidiamos en gran parte lo que consiguió Tony, sin besar culos, sin tener que casarse con nadie, sólo cogió lo que quería porque él creía que le pertenecía. Este personaje fué diseñado por alguien que tiene unos sentimientos similares.
Ya está, otra vez la historia del ascenso y caída de un magnate del narcotráfico… y, sobra decirlo, otra vez vuelve a molar (véase el Teorema de la Mafia). Pero ojo, a diferencia de los gangsters que ascienden y caen en las películas de Coppola o Scorsese, que tienen su glamour y su elegancia y saben estarse serios y poner esa cara de estoy predestinado para ser alguien importante , los rufianes que ascienden y caen en Scarface son cutres y no dejarán de serlo aunque lleguen a estar forrados. Incluso nos recuerdan un poco a los Small time croocks del Woody Allen. Pero ahí reside gran parte del encanto de la peli, en esas imágenes de nuevos ricos viendo la tele en un jacuzzi inmenso, aspirando coca y discutiendo por polleces. Que esto no es New York, señores, ni siquiera es Chicago, ni siquiera es New Jersey, esto lo que es es Miami y en Miami lo más parecido al glamour que conocen es el Julio Iglesias cantando soy un truhán soy un señor .
El guión es mismamente del Oliver Stone, y hará que pasen a la posteridad esas imágenes del Al Pacino con la napia empolvada como si acabase de coger un sugus en una palangana llena de harina y con una desmedida metralleta en la mano, fuera de sí.
Lo único que me incomoda es que me parece que la moraleja que pretende soltarnos De Palma es que la ambición es muy mala y que el poder y el dinero no dan la felicidad (la Michelle Pfeiffer ya se lo dice al narcotraficante caracortado: We are not winners, we are losers ), pero, igual que en la mayoría de películas de este subgénero, uno se queda con la idea de que la ambición, el dinero y el poder molan un montón, lo único que pasa es que hay que tener cuidado en detallitos como: a) no drogarse demasiado, b) no olvidarte de quién son tus amigos, c) no darte cuenta de que tienes un corazoncito en el peor momento.
Nota: excelente.