El pistolero de Cheyenne
Sinopsis de la película
En tiempos del Salvaje Oeste, Tom Healy (Anthony Quinn) ha creado una compañía teatral con la que pretende llevar cultura a un país signado por la violencia. Sostenerse con tales aspiraciones resulta bastante complicado, y su enamorada y estrella de la compañía, Angela Rossini (Sophia Loren), terminará apostando su propia honra con el afán de mantener su tarea en alto. Pero la suerte no está de su parte y el pistolero Mabry (Steve Forrest) va a seguirlos con la firme aspiración de que ella pague su deuda.
Detalles de la película
- Titulo Original: Heller in Pink Tights
- Año: 1959
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
5.5
43 valoraciones en total
Film bastante mediocre, donde cuenta en forma de comedia, las aventuras de un grupo de actores, en el que la estrella es la siempre guapa, Sophia Loren, que recorren el oeste americano. La película no tiene gracia y los actores están en las peores interpretaciones de sus carreras. He visto muchísimas películas mejores de George Cukor, un gran director. No la visiones en su versión doblada, malísima.
Escrita a mayor gloria de la esposa del productor que luce en todo momento su encanto con un espectacular vestuario, la cinta es una comedia ligera con excelente banda sonora. Está ambientada en el Oeste, sí, hay pistoleros como astutamente titulan los distribuidores de la versión hispana, escenas de saloon, compañías mineras que extorsionan a los pequeños propietarios e, incluso, unos indios bastante desarrapados, sin embargo no es un western al uso. Por más que en el arranque nos encontremos con un buen gag a cuenta de la fotografía a los dos cadáveres que acaba de despachar el pistolero.
Pero tampoco pasa nada, se deja ver la película. Y se deja ver porque el espectador queda atrapado en el triángulo amoroso tejido alrededor de la despampanante primera actriz de la Compañía de teatro Healy , Angi Rossini (Loren), que es propiedad del atribulado Tom Healy (Quenn), cerrando el trío con el pistolero Mabry (Forrest). También porque ambienta muy bien el mundo teatral de la época en aquellos inhóspitos territorios y porque la actuación es más que correcta en general, aunque no estemos acostumbrados a ver a Queen como un perro faldero de su vedette a quien va dedicado el título original de la obra que colocamos en la cabecera de la reseña.
Alguna vez hemos dicho que comedia + músical + western = no western. Nos mantenemos en lo dicho, pero para no ser un western entretiene la obra.
Dirigida por George Cukor, la película cuenta con un notable elenco de actores y actrices, encabezado por Anthony Quinn (Tom Healy) y Sophia Loren (Angie Rossini). La historia narra las desventuras de los componentes de un teatro ambulante, que se ven obligados a huir de acreedores engañados, de indios salvajes, de mandamientos judiciales, de espectadores defraudados, etc. La protagonista, unida sentimentalmente a Healy, propietario de la compañía teatral, se ve cortejada por un pistolero solitario, que les presta ayuda en su constante huída. Por otro lado, una joven actriz de la propia compañía decide cortejar a Healy. La obra es una entretenida parodia de las películas del Oeste en la que el protagonista no es el pistolero solitario, sino una actriz ansiosa de libertad, algo frívola, aficionada a los vestidos elegantes y al dinero de los demás, que en un momento determinado decide tomar las riendas de la acción. El brillante vestuario de Sophia Loren está realizado por la mítica Edith Head.
Desde muy chico, sintió correr por sus venas el irresistible impulso de la aventura, y sin pensarlo dos veces, Louis Dearborn La Moore decidió dejar su hogar cuando apenas cumplía 15 años. Había nacido en Jamestown, Dakota del Norte, pero la vida del campo no era lo suyo, así que decidió conocer otros horizontes… y convertido, pronto, en un ávido lector y definido autodidacta, Louis no tardó en descubrir su propia inspiración y su buen pulso como escritor y, desde entonces, se dedicó a publicar historias cortas y aventuras en el oeste a las que él llamaba Historias de la Frontera.
Louis L’Amour, fue el nombre que eligió para publicar lo que escribía, y en pocos años, se convertiría en uno de los nombres más reconocidos en el mundo literario de los Estados Unidos de Norteamérica. Publicó 89 novelas, 14 colecciones de historias cortas, y algunos libros de no-ficción, y el cine no sería ajeno a su popularidad: The Burning Hills, Apache Territory, East of Sumatra… son algunos entre los muchos títulos basados en sus historias.
También, para EL PISTOLERO DE CHEYENNE, se tomó como punto de partida la novela de L’Amour, Heller with a gun (1955), la cual fue adaptada por los renombrados guionistas, Dudley Nichols y Walter Bernstein. Pero, un buen guion también necesita de un buen director, o mejor, de un director adecuado, porque George Cukor había demostrado ampliamente que era un excelente realizador (Holiday, Keeper of the Flame, Born Yesterday y otros grandes éxitos lo respaldan), pero, su gran fuerte eran la comedia y el drama… y en ésta, su primera incursión en el western, el pulso no le funcionó igual.
La historia es simpática y tiene como eje central un triángulo amoroso en el wild wild west: Thomas Healy, el director de una compañía teatral que pretende llevar cultura a un país que no da muestras de estar hastiado de la violencia. Angela Rossini, su sensual estrella de la que está bastante enamorado y es correspondido, y un pistolero conocido como Mabry (alusión a Maverick), quien, en una noche de juego de cartas, deja a la bella Angie ‘personalmente’ endeudada con él. Desde entonces, Mabry cabalgará junto a la compañía como su guardián, pero buscando la ocasión de que la ‘interesante’ deuda le sea saldada.
Infortunadamente, la película producida por Carlo Ponti, terminó hecha para el lucimiento de su esposa Sophia Loren, pues, el gran actor, Anthony Quinn, luce tan apagado y sin relevancia como el mismo Ramón Novarro, el popular ídolo del cine mudo (Los cuatro jinetes del Apocalipsis, Scaramouche, Ben-Hur…) que, encarnando a De León, hacía aquí su última aparición pocos años antes de su trágico final.
Mejor está en todo momento, Steve Forrest (Mabry), un simpático jugador y pistolero a sueldo, al que, ahora, De León pretende matar para no pagarle una deuda que con él contrajo por un trabajito. Y como no mencionar a Margaret O’Brien, la adorable niña de El fantasma de Canterville, Our Vines Have Tender Grapes y The Secret Garden, entre otras), cuyo rol de la adolescente Della Southby, fue también bastante malogrado.
EL PISTOLERO DE CHEYENNE, queda como uno de esos filmes que se consigue ver hasta el final sin mayores dificultades, pero, en definitiva, no deja huella alguna ni en la mente ni en el corazón.
Título para Latinoamérica: SU PECADO FUE JUGAR