El pastor de las colinas
Sinopsis de la película
Un forastero se establece en un pueblo de las montañas de Ozark. Su presencia resulta beneficiosa para la vida de sus vecinos, personas rudas y llenas de odio. Pero el recién llegado no logrará vencer la desconfianza de un joven que vive obsesionado con la idea de matar a su padre, al que considera culpable de la muerte de su madre y de todas sus desgracias.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Shepherd of the Hills
- Año: 1941
- Duración: 98
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Opinión de la crítica
Película
6.7
92 valoraciones en total
Me estreno con esta porque no he podido evitar quedar de nuevo maravillado por la maestría de Hathaway, en esa escena donde el personaje interpretado por Marc Lawrence (Pete) intenta atrapar los destellos de polvo iluminados por la luz de la ventana, por la vitalista y reconfortante presencia de Betty Field (inolvidable en El Sureño de Jean Renoir), por ese color impecable en el que deberían haberse rodado todas las películas (de color), por la literatura emocional que transmite Hathaway, el genio de Hathaway (imprescindible Sueño de amor eterno)…
Recomiendo esta película a cualquiera que ame el cine o aspire a hacerlo.
El pastor de las colinas narra la historia de un forastero que se instala en un valle donde sus habitantes están dominados por sus temores y sus supersticiones.
Espléndida película en todas sus facetas: dirección, interpretación, fotografía, calidad narrativa, puesta en escena, ambientación… También el guión es más que notable así como fascinante es la complejidad de los personajes. Es una magnífica lección de cine por parte de Hathaway.
Sólo una cosa se opone a que la cinta alcance el grado de excelencia: el tema, y quizás el halo de misticismo de ciertas secuencias. Superstición y superchería terminan convirtiéndose en dos colores demasiado grisáceos que afean el paisaje romántico y misterioso dibujado por Hathaway.
En las montañas Orzak reina la superstición y el miedo, está salpicada de pequeños pueblos donde todo el mundo se conoce y está emparentado y donde se mira con recelo todo lo que viene del exterior. Es un ambiente casi primitivo, en el que existen pocas oportunidades y donde el hambre y la enfermedad están a la orden del día. Es en uno de estos núcleos rurales donde un buen día aparece un forastero con la intención de establecerse allí y criar ovejas.
Yo personalmente más que hablar de western, lo definiría como drama rural. Los problemas de estas personas poco tienen que ver con los indios, las manadas de búfalos o los grandes rebaños de ganado. Son personas que se asentaron en aquellos territorios algunas generaciones antes y que se aferran solo a la tierra y a lo que conocen. La civilización sigue su curso y probablemente estén a principios del siglo XX, pero parece que aquellas gentes sigan igual que sus antepasados.
La película es una adaptación de una novela del escritor americano de principios de siglo Harold Bell Wrigt quién también era predicador y durante una época de su vida vivió en aquellos parajes. Se nota su calidad narrativa y lo bien estructurado que esta el guión.
Las interpretaciones son todas un lujazo:
HAREY CAREY. Inmenso como el forastero, con la ilusión del que llega a un nuevo lugar o quizás regrese a uno añorado. Una persona optimista y vital, cuya forma de ser choca con la de los habitantes del pueblo, todos bastante fatalistas y pesimistas.
JOHN WAYNE. Con un registro, bastante impropio en él, es Matt un joven retraído, frágil, vulnerable. En el fondo un buen muchacho pero que vive a la sombra de su tía, la cual lo ha criado y es quien controla su vida abocándolo a su autodestrucción.
BEULAH BONDI: es la tía de Matt, además de con su sobrino vive con su marido y sus hijos, uno de ellos interpretado magistralmente por Marc Lawrence, con discapacidad psíquica, quién describe genuinamente a su madre en una de las escenas con estas palabras: mamá tú eres el mal.
El resto de actores Betty Fields, Ward Bornd, James Barton, …..fantásticos, yo creo que recrean a la perfección a las personas de ese lugar.
La fotografía retrata maravillosamente, paisajes boscosos como salidos de un cuento, en unas montañas donde el ser humano se vuelve pequeño y prácticamente vive aislado del resto del mundo en su remoto hogar. No hay lugares públicos la vida gira en torno al hogar y a un almacén donde los lugareños buscan provisiones, no se ven ni iglesias, ni tabernas ni ningún otro tipo de tienda solo lo mínimo lo imprescindible.
La música, con la famosa canción de cuna de Bramhs nos desvela, a nosotros espectadores, el secreto que marcar la historia de Los Matthews.
Dirigida por Henry Hathaway es una película maravillosa que cuenta una historia muy humana en la América profunda. En un principio por la naturaleza del guión parece más bien una película europea que americana porque los protagonistas no tienen el famoso sueño americano que les hace cambiar de lugar, intentar mejorar en otro sitio, son gentes duras por la naturaleza del clima, por el despoblamiento, la falta de oportunidades y lo único que ansían es sobrevivir en su lugar de origen. Es una historia muy intimista pero con mucha fuerza donde el recuerdo a los muertos marca el destino de la vida de los vivos. Quizás adolezca de ser un pelín de teatral en alguna escena, pero si no, yo no le hubiese puesto un diez, le pondría un veinte.
No hace falta entrar mucho en el debate sobre si es o no es un western. Podría serlo sólo por el icono que significa Wayne, aunque lo importante aquí es sin duda el drama y el entorno en el que nos encontramos. Gracias a una maravillosa fotografía en color daremos cuenta de un mundo rural en el que se insiste no sin razón que la pobreza y la enfermedad se encuentran en cada esquina, en cada rincón. El protagonismo hay que dárselo a una familia de la que Wayne es pieza clave, una familia que arrastra su propia condena y que posee una reputación que todos conocen.
Wayne arrastra el peso de esa condena, aunque no va a ser hasta que las piezas (que el guión va aportando poco a poco) acaben encajando que el espectador se dé cuenta de la magnitud de esa realidad familiar. Por ello, la presencia de un forastero será clave, y siendo como es tan importante no podía menos que tener una presentación a la altura. Ciertamente, el personaje que interpreta Harry Carey debería ser considerado como protagonista de cabo a rabo.
Así que western o no tenemos a un Wayne violento, adaptado a esas colinas malignas, que tira de escopeta y que precisa de una liberación interior que, afirmarlo o no ya sería un clamoroso spoiler, está por descubrir. Cojea en según qué partes, desde luego, hay muchas cosas que son porque sí (ay, lo de la ciega…), pero esto es cine, hay que aceptarlo por el bien del desarrollo de la película y también por una cuestión de gustos.
Bonita película de Henry Hathaway que, como en aquellos tiempos de primeros de finales de los treinta y comienzos de los cuarenta, adapta una buena novela, en este caso de Harold Bell Wright.
Al igual que hizo con El camino del pino solitario , con la que tiene bastantes puntos en común, crea un western por sus referencias temporales y circunstanciales, pero escorado de lleno en el puro y duro drama. Por ello se podría muy bien considerar un drama más que una del oeste , pero tanto la ambientación, como vestuario, psicología de los personajes y época y lugar en la que se desarrolla la historia, entran con pleno derecho en el género rey por excelencia.
Está muy bien narrada y solo resulta negativa en cuanto a su previsibilidad, aunque también hasta cierto punto. Lo principal, que es la verdadera personalidad del forastero recién llegado (un sobrio y excelente Harry Carey, el verdadero protagonista del film), ya se sabe desde que aparece, pero no qué sucederá al final, un final un tanto atípico aunque completamente consecuente con la historia.
Soberbia fotografía a todo color, que magnifica unos bellísimos paisajes, duros pero preciosos al mismo tiempo, con sus montañas escarpadas, sus frondosos bosques y sus cristalinos lagos. Una tierra que, no obstante, encierra peligrosas leyendas que hablan de malos augurios y a donde hay que adentrarse lanzando sortilegios voz en alta.
Estupendas interpretaciones, sobre todo de las brillantes actrices: una dulce Betty Field, una inclemente y envenenada Beulah Bondi y una humana Marjorie Main.
Buenas escenas, como la pelea puñetazo limpio entre John Wayne y su primo Ward Bond, en medio de un buen puñado de ovejas, o la humorística de la tienda con el dueño buscando dinero de entre sus muy variados utensilios, donde ha guardado los billetes durante años.