El misterio de las 12 sillas
Sinopsis de la película
Ambientada en Rusia en 1927, el antes aristócrata Ippolit, bajo el nuevo régimen soviético, no es más que un empleado administrativo ruso. Al descubrir que su moribunda suegra escondió las valiosísimas joyas de la familia en una de las doce sillas de un juego de comedor, se lanza a atravesar Rusia para dar con ellas. En su aventura lo acompañan un oportunista, un cura y su antiguo criado, todos a la caza de la silla.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Twelve Chairs aka
- Año: 1970
- Duración: 93
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Opinión de la crítica
Película
5.3
37 valoraciones en total
Si hay algo por lo que el rey del humor disparatado no se ha caracterizado, es por su sutileza. El director de El Joven Frankenstein o SpaceBalls , es conocido por su inclinación hacia el exceso con el fin de provocar el absurdo. Su comedia satírica Las Doce Sillas , es una excepción a esa tendencia.
El nombre del tema de la banda de sonido, Hope for the best, expect the worst – espera lo mejor, prepárate para lo peor – marca posta el tono y el pulso del relato, la mutación inevitable del pesimismo y la frustración de la derrota, hacia su única alternativa de salvoconducto: la fe y la esperanza en el futuro.
Aquí tenemos, disfrazado debajo de la risas, un estudio sobre la condición humana, la crítica social y las reacciones de los individuos ante diversas situaciones límite. Y claro está, tenemos también al combustible y motivador de las acciones humanas por excelencia, una de la temáticas favoritas del director y a menudo presente en su obra, desde Los Productores : la vieja y querida codicia.
Inspirada en una novela clásica rusa del mismo nombre, nos presenta a Ippolit -Ron Moody en un papel memorable- un aristócrata de la época zarista quien fuera desposeído por la revolución soviética. Esta comedia de enredos se dispara cuando su madre moribunda le confiesa que, a fin de ocultarla a los bolcheviques, ha escondido su cuantiosa fortuna en joyas, en el interior de una de las doce sillas que amueblaban el comedor familiar. Aliado contra su voluntad con un timador profesional -el lungo Frank Langella- comienza entonces una desventurada odisea por el territorio ruso en busca del dichoso mueble que esconde el tesoro, que además es una carrera contra el tiempo ya que el cura confesor de la finada – exagerado y sobreactuado Dom DeLuise- también recibió el dato y quiere ganarles de mano. Esta historia se enmarca en ese simpático subgénero de tesoros maquiavélicos que parecen tener vida propia y se resisten obstinadamente en ser atrapados , que ya diera otras obras como Un diamante al rojo vivo (The Hot Rock, 1972).
Si bien el final modificado es mucho más alegre que el medio trágico que tiene la novela, la capitulación final de Ippolit, dejando de lado su ego en la buenísima secuencia que culmina la película, es a la vez tan esperanzadora como deprimente, y lo vuelven uno de mis finales de película preferidos.
Extraordinaria película de Mel Brooks, en donde se mezcla humor, sátira social y una filosofía de la vida de una manera muy original. Excelentes actuaciones, dirección y musicalización, en esta historia de risas y paradojas de la vida, de sueños frustrados y esa búsqueda incesante del ser humano por sus ambiciones y sueños mas preciados. Muchas veces no sabemos la vida que nos depara.
Basada en la satírica novela, The Twelve Chairs (1928), de los periodistas soviéticos
Ilya Ilf (1897-1937) y Yevgeni Petrov (1903-1942), mejor conocidos como Ilf y Petrov . La novela fue previamente filmada como Its in the Bag! (1945). Su personaje principal, Ostap Bender, es un estafador en la búsqueda de la riqueza difícil de alcanzar.
Ippolit Vorobyaninov (Ron Moody) es un envejecido ex-aristócrata miembro del régimen zarista, ahora ajustado a la vida de los empleados de la nueva administración soviética. Su moribunda suegra le confiesa que escondió las joyas de la familia en una silla del juego de comedor, así que se lanza a la aventura de dar con ellas.
Pero en su aventura no estará solo, el sacerdote del pueblo Fyodor (Dom Deluise), también tiene conocimiento de las joyas, ya que la suegra antes de morir, se lo había dicho en confesión. Ambos, por caminos separados, viajan a Moscú para encontrar el tesoro escondido.
Pero el ex-aristócrata tiene otro problema, se ve en la obligación de tener que compartir el botín con un socio, estafador y oportunista, Ostap Bender (Frank Langella).
Tanto el ex-aristócrata, como el sacerdote ortodoxo y el estafador, estarán juntos en esta descabellada aventura, en donde la meta es conseguir doce sillas de comedor.
La película recibió dos nominaciones, una para el National Board of Review, USA por mejor actor de reparto: Frank Langella y la otra para el Writers Guild of America, USA por mejor comedia adaptada de otro medio.
El misterio de las doce sillas (The twelve chairs , 1970) es la segunda película de Mel Brooks tras Los Productores (The producers, 1967). Esta vez, la película no tuvo el éxito en taquilla de su debut cinematográfico.
Basada en la novela Las doce sillas de Iliá Ilf y Yevgueni Petrov, se trata de una comedia al estilo clásico, de enredo, donde unos personajes pícaros y codiciosos se enteran por la confesión en su lecho de muerte de la suegra de Vorobianinov de que ésta ha escondido unas valiosas joyas en un juego de doce sillas. Tenemos, por tanto, el objetivo que aunará los esfuerzos y la búsqueda de estos personajes.
La historia se desarrolla en la época de la Rusia post-revolución aunque Mel Brooks no pusiera ni un solo letrero en los edificios y oficinas en caracteres cirílicos sino en perfecto inglés. No es cuestión de que los espectadores se despisten leyendo subtítulos traduciendo el ruso. Hay que decir que Brooks provenía de familia de origen judío y en concreto, la de su madre, procedente de Ucrania.
En realidad, la película fue rodada en Serbia (entonces aún era la antigua Yugoslavia) pues en 1970 existía todavía la Unión Soviética y la película utiliza frecuentes gags bromeando sobre los estereotipos y clichés más típicos del régimen. Cuando madame Petujova, la viuda antes mencionada, confiesa lo de los diamantes al aristócrata empobrecido Ippolit M. Vorobyaninov (Ron Moody) termina estampada literalmente con un matasellos en la cara, en alusión burlona al abuso de burocracia típico de la U.R.S.S.
Otro de los miembros de esta búsqueda de las sillas es el padre Fyodor (Dom DeLuise) que se entera del secreto por confesión pero, esta vez, directamente, en el confesionario. Nacido en Brooklyn, igual que el propio Mel Brooks, tuvo una carrera cinematográfica larga pero con muy moderado éxito. Tampoco aquí destaca por una brillante actuación. Más bien hay un cierto histrionismo, seguramente innecesario.
Destaca también el papel de Ostap Bender (Frank Langella), otro pícaro de manual, tan ambicioso o más que el resto. Para Langella era su segundo trabajo en el Cine aunque luego tuvo una dilatada trayectoria donde destacan Drácula (versión de 1979), Lolita (1997), La novena puerta, etc.
No se trata de una cinta destacable en la trayectoria de Brooks. En ningún caso equiparable a sus éxitos más recordados, El jovencito Frankenstein, la ya mencionada Los productores o La loca historia del mundo, entre otras. Por cierto, Brooks hace un cameo a lo largo de la película.
Creo que el tiempo ha sido cruel con El misterio de las doce sillas. Vista hoy, queda bastante deslucida, algo falta de ritmo y los gags demasiado previsibles quizá. En su momento, resultó bastante más amena.
Aún así, la película puede entretener a quien desee ver una comedia de los 70 sin demasiadas pretensiones.
Con el impulso repercutido a raíz del éxito de su anterior, y superior a ésta, Los Productores, Mel Brooks se aventuró en realizar una comedia con tintes dramáticos ambientada en la Rusia de la Revolución y centrándose en la agitada repercusión social que supuso para su población el fin de una Era condicionada por los zares.
El argumento gira entorno a Vorobyaninov (Ron Moody), escribiente y antiguo aristócrata zarista cuyos bienes han sido saqueados por la Revolución, y que vé en las doce sillas heredadas de su suegra la posibilidad de recuperar unas joyas de gran valor cuando ésta, moribunda le confiesa el escondite. Aunque le suponga recorrer gran parte del país y sin más compañía que un delgaducho holgazán y ladronzuelo de poca monta llamado Ostap (Frank Langella) quien le confiará su secreto, Vorobyaninov removerá Cielo y Tierra para dar con su suerte. Pero al sacerdote Fyodor (Dom DeLuise) también le arrebata la codicia y corre tras la fortuna.
No es uno de los films más populares del director de El Jovencito Frankenstein, que por cierto interviene brevemente en el papel de antiguo criado del sufrido protagonista, pero merece su visionado oportuno al tratarse de un sátira histórica de un período turbulento en donde el hambre y el pillaje asolaban una nación de grandes extensiones como es Rusia. El Misterio de las Doce Sillas es en la comedia lo que Doctor Zhivago (aunque no se pueden hacer comparaciones debido a la épica contribución de David Lean al Gran Clásico Literario de Borís Pasternak) lo fue al drama.