El malvado Carabel
Sinopsis de la película
A punto de casarse, el joven Carabel, empleado en una inmobiliaria, pide a sus jefes un aumento de sueldo, pero lo único que consigue es ser despedido. Se da cuenta entonces de que es la honradez lo que le ha llevado al paro y decide cambiar de vida y vivir al margen de la ley.
Detalles de la película
- Titulo Original: El malvado Carabel
- Año: 1956
- Duración: 81
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Opinión de la crítica
Película
6.3
87 valoraciones en total
Wenceslao Fernández Flórez, gallego, escribió grandes novelas que alguna fue llevada al cine con éxito: ésta, por ejemplo. El bosque animado, que es una delicia de pelicula, Volvoreta también y alguna que otra más. Era un periodista con un peculiar sentido del humor y ese humor lo trasladaba a algunos de sus relatos.
El malvado Carabel es la historia de un oficinista que es despedido por lo que decide dedicarse al crimen que, además, es más productivo que el trabajo honrado. La maldad triunfa, si eres honrado estás expuesto al escarnio.
El humor de Fernández Flórez en la novela es un humor estrambótico, exagerado, y Fernán Gómez lo aplica de igual modo, con lances irónicos también muy propios de la personalidad del actor.
Algunos gags pues resultan demasiado evidentes, incluso diría que infantiles, pero lo que cuenta es la aparición de grandes actores como Xan Das Bolas, un fijo segundón en casi todas las películas de la época, también ver a un jovencísimo Manuel Alexandre haciendo de dentista, y en general, disfrutar de ese cuento inocente que no va más allá.
Lo decía Taylor a propósito de Tarzán y somos muchos quienes podemos corroborarlo. Hay toda una generación de cinéfilos que apenas ha pisado un cine-club, que no ha frecuentado espesas y solemnes tertulias presididas por santones sentenciosos y enciclopédicos, que no ha necesitado libros, revistas francesas o sitios web para conocer nombres, tendencias o filmografías. Nos bastó con un sofá, un par de canales de tele y algo de ese tiempo de la infancia que no sé si llamar tiempo, porque por aquel entonces ni sospechábamos siquiera que corría y transcurría y se iba para no volver.
Aquellas pelis que veíamos una y otra vez hasta sabérnoslas de memoria son, de hecho, uno de los pocos relojes que tuve en mi infancia. Río de plata, por ejemplo, es una peli que no he visto en más de treinta años, pero sé que era sábado y que llovía y que después salí a jugar, porque los únicos recuerdos que guardo de ella son un reproche de Thomas Mitchell al judas Flynn, el aire frío de la calle y el olor a tierra mojada. Errol Flynn significa sábado por la tarde en mi memoria, como Tarzán, los hermanos Marx, Gary Cooper, Spencer Tracy y Freddie Bartholomew, Alan Ladd, Elvis Presley, Martin y Lewis, John Wayne, Stewart Granger, James Stewart y tantos y tantos otros. Marilyn Monroe es también sábado, pero había que esperar a las ocho. Bogart, Cagney, Mitchum, Widmark o Edward G. Robinson suelen ser noche cerrada de miércoles. Burt Lancaster y Nick Cravat son un sábado de Navidad y un Scalextric nuevo y carreras del comedor a mi habitación, de las jarcias a los boxes. Hitchcock es casi siempre viernes, pero a veces es lunes e incluso algún sábado por la noche robado a la indulgencia de mis padres, como Peter Sellers, Steve McQueen o Ingrid Bergman: había que grabar Casablanca y el mocoso de la casa era el único que sabía cómo funcionaba el vídeo.
No sé cuántas pelis de Fernando Fernán-Gómez llegué a ver en aquellos años, casi siempre en miércoles y jueves. Le vi de cura y de futbolista, de bandolero y de militar, de diablo y de caballero del siglo XVII, de científico y de vendedor de cirios y enfundado en leotardos y recitando y redimiendo las astracanadas de don Pedro Muñoz Seca, pero hiciera lo que hiciera y por mala que fuera la peli en que saliera, uno no podía sino encariñarse con aquel tipo con cara de estropajo arrugado y voz de trabuco de cuya nobleza y honestidad todo el mundo parecía dispuesto a aprovecharse. No sé muy bien por qué, pero El malvado Carabel no es miércoles ni jueves, sino lunes por la noche, y aunque no es una gran película le guardo un enorme afecto. Ahí están Fernán-Gómez y un puñado de grandes secundarios y una buena y divertida historia de Wenceslao Fernández Flórez. Bien pensado, no habrá sido casualidad que la haya recuperado precisamente un sábado por la tarde, el día y la hora de la felicidad de aquellos días, cuando no existía el tiempo y aprendíamos a descubrir el mundo y el cine era la medida de todas las cosas.
Fernando Fernán Gómez ha dirigido películas que han resultado auténticas joyas del arte cinematográfico. No es el caso, aunque iba para serlo al menos hasta la mitad más o menos, pero a partir de ahí, el guión de El malvado Carabel se le fue de las manos y cayó en la vulgaridad y la ausencia de chispa inteligente.
No obstante esta película tiene el mérito de ofrecer críticas muy agudas sobre la sociedad española de 1956, aunque repito, no logra sostener el ritmo de genialidad de la primera parte en el desarrollo ulterior. Aún así, merece ser visionada por muchas razones, entre otras por la actuación de grandísimos actores como Julia Caba Alba, Rafael López Somoza, Julio Sanjúan o la bella María Luz Galicia.
Una película buena en el sentido moral de la palabra bueno .
Fej Delvahe
120/01(02/06/18) Divertida comedia negra del polifacético Fernando Fernán Gómez (dirige, protagoniza y guioniza junto a Manuel Suárez Caso), en su tercera realización cinta que va de más a menos, teniendo un arranque notable, destacando una épica valentía al criticar a la sociedad del franquismo, a su precariedad laboral, a los abusos del poder, a las dificultades parta encontrar trabajo, al clasismo existente, la corrupción inmobiliaria, la estafa a los seguros, las dificultades para independizarse y casarse, lanzando dardos envenenados, hablándonos incluso de suicidios, de abandono de niños, de mendicidad, pero supongo que como era desde un tono humorístico ligero pudo sortear de algún modo a la censura, aunque en su final hizo estragos con su edulcorada moralina políticamente correcta. Es una adaptación de la novela homónima publicada en 1931 por el coruñés Wenceslao Fernández Flórez (1885-1964), historia de un oficinista que tras ser despedido decide embarcarse en el mundo del crimen, lo malo es que su condición de buena persona juega en su contra, esto deriva en un humor que combina el slapstick, el equívoco, la mordacidad, la crítica social, la ironía. Ello en un relato que combina con desigual acierto los gags, siendo en claro des-crecendo su efectividad. Destaca su magnífico tropel de secundarios clásicos españoles como Julia Caba Alba, Rafael López Somoza, Julio Sanjúan, la bonita María Luz Galicia, Manuel Alexandre o Xan Das Bolas.
Una comedia con visos de negritud en los temas tratados ya mencionados, a los que Fernán Gómez viste de ligereza y aires en algunos casos caricaturescos y cuasi-cartoon (ese intento de robo en el hotel vestido de particular marciano, o los intentos esperpénticos de reventar la caja fuerte). Teniendo sus dosis de acidez en el reflejo de una ciudad que devora a las pobres personas, las vapulea en su bondad, esto el director lo enmarca en una sucesión de viñetas jocosas, no todas con el mismo éxito. Todo desarrollado con gran ritmo, con fluidez narrativa, manejando los tiempos para no llegar a aburrir, pero no siendo tan profunda como deja entrever entre sus elementos tratados. Hay un estudio de personalidad de como nuestra propia Condición Humana nos persigue, y siempre sale a relucir, en las peores situaciones si somos buenos por naturaleza, actuaremos de buenos, y si somos malos seremos peores.
Fernando Fernán Gómez (soy el único que le encuentra un gran parecido con Clint Eastwood?) realiza una muy buena interpretación, dotando de humanidad a su desorientado Carabel, Julia Caba Alba como la tía de Carabel da toda una lección de mimetizarse con su rol, con esa naturalidad propia de las actrices de raza, Rafael López Somoza sensacional con esa peculiar voz tan llamativa aporta enorme frescura y jocosidad, María Luz Galicia como Silvia, la novia de Carabel, aporta belleza y sensualidad, pero le falta carácter.
La puesta en escena resulta austera, destacando la carrera campestre en su belleza rural, la fiesta del baile de disfraces en el hotel, y por sus niveles cartoon el tramo excesivo de intentar reventar la caja de caudales (por cierto, porque no lo intenta al aire libre en el descampado?).
Un empleado de una inmobiliaria es injustamente expulsado del trabajo. Así, concibe reciclar su condición de ser honrado y bondadoso en delincuente. La tercera película de Fernán Gómez (segunda en solitario) qe toma como base la novela del genial e irrepetible fabulador/cuentista Wenceslao Fernández Flórez y sobre la que tambien Edgar Neville realizara su primera película.
Por lo tanto, una comedia de base ácida y caústica que en la pantalla se muestra ágil y divertida, pero no tan penetrante y venenosa como su magnífico argumento requería (cuestión harto justificable dado el contexto censorial de aquel entonces y la necesidad del autor de obtener éxitos dada su condición de primerizo).
Lo que sí queda de esta fábula acerca de las vicisitudes de ser bueno y el ansiado y no logrado sueño de casi todo el mundo de algún día ser recordado por nuestras fechorías, es la espléndida, derrochadora exhibición de comicidad de Fernán Gómez, muy bien secundado por Julia Caba Alba o Rafael López Somoza.