El lado bueno de las cosas
Sinopsis de la película
Tras pasar ocho meses en un centro de salud mental por agredir al amante de su mujer, Pat (Bradley Cooper) regresa a casa de sus padres (Robert De Niro y Jacki Weaver). Aunque está decidido a hacer todo lo posible para recuperar a su ex-mujer, la situación cambia cuando conoce a Tiffany (Jennifer Lawrence), una chica con problemas y mala reputación. A pesar de la mutua desconfianza inicial, pronto surge entre ellos un estrecho vínculo que les ayudará a encontrar el lado bueno de las cosas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Silver Linings Playbook
- Año: 2012
- Duración: 120
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Opinión de la crítica
Película
6.7
60 valoraciones en total
Me defraudó totalmente, probablemente confundida por las buenas críticas previas.
La historia, en definitiva, plantea la vuelta a la normalidad, o mejor dicho los intentos de ello, de dos personas que han sufrido dos traumas en sus vidas. Hasta ahí bien, pero la trama se desenvuelve de manera lenta, carente de interés y culmina en algo que comento en el spoiler, pero que te hace sentir que has ido a ver una película supuestamente profunda y lo que te han presentado es la enésima comedia romántica.
Los protas son atractivos, pero me parece sobreactuada Lawrence, que parece ser otra maravilla de la creación según los críticos.
En fin, se me nota el cabreo, supongo.
Silver Linings Playbook es, tal vez, y a pesar de su gran difusión y múltiples nominaciones al Oscar, la película más sobrevalorada y banal del año. Es una comedia dirigida por David O. Russell, de quien no he visto nada anteriormente pero sinceramente tampoco deseo ver después del fiasco que es esta película. Promocionada como una comedia romántica con personajes complejos y una historia conmovedora, la película falla espectacularmente en ambos cometidos y nos ofrece una trama prometedora en su concepción pero completamente trillada en su ejecución, así como también personajes sin ningún tipo de coherencia y situaciones que van de una absurdidad a la otra.
Me senté en el sofá (sí, la descargué… En mi defensa diré que en versión original) con la intención de ver una comedia romanticona, sencilla pero agradable y… ¡Voilá! consiguió irritarme más que ninguna otra película antes.
Objetivamente, tiene un muy buen guión. Es la típica historia chico conoce a chica, las cosas van bien (aunque no sean pareja), ocurre una desgracia, parece que todo se va al garete pero, ¡Oh, sorpresa! terminan felices y comiendo perdices. A pesar de todo tiene sus puntos: es original de vez en cuando y la protagonizan dos zumbados, siempre han sido muy socorridos los chistes de locos…
Si hablo del conjunto, es una película horriblemente presuntuosa, sobreactuada en su mayor parte. Por Dios, ¡qué mala es Jennifer Lawrence!. Lo único bueno que tiene es su físico. Se ve que el director opinaba lo mismo porque perdí la cuenta de los planos de su trasero que aparecieron. No es nada natural, no actúa bien, tiene una voz tan forzada en determinadas escenas… Me parece que todo está metido con calzador: la chica mona del momento, el tío más sexy de este año, la música indie para darle un toque independiente al producto, Robert de Niro para darle un poco de seriedad al proyecto … A pesar de estar este último en sus horas bajas, da gusto verle en pantalla. Cuántas clases de interpretación debería haber dado a sus compañeros de rodaje…
Durante las dos horas de película no consigue emocionarme en ningún momento. No logro conectar con ninguno de los personajes. Cada segundo me da la sensación de que me están intentando colar el producto perfecto y me irrito aún más. Solo le dio un punto al guión. Pero señores, ¿Nominada a los Oscar como mejor película, a mejor actor o mejor actriz?. ¿Tan malo ha sido el año que esta es su mejor oferta?.
Por más que intento encontrar críticas que compartan mi opinión, apenas las encuentro. El 99% de la población opina que es maravillosa. ¿Qué está pasando? Será que el fin del mundo realmente está próximo…
David O. Russell vuelve a inmiscuirse en el ámbito dramático familiar, después de la exitosa y premiada/nominada The Fighter, para lanzar una nueva lección de humildad y consecuencia. En El lado bueno de las cosas (Silver linings playbook) juega con absoluto control y sentido del tiempo y la elipsis con la comedia dramática-romántica. El propio O. Russell es consciente de que corretea en ese mundo de ceremoniales y etiquetas en el que tendrá que pasar por sendas vistas hasta la saciedad y lugares comunes del subgénero sensiblero. Conoce de antemano que tendrá que finalizar su película con un beso y un travelling circular, que deberá tensionar la narración con un anticlímax para hacer palpitar más fuerte nuestros corazones, que estará a obligado a endulzar una historia cruda y con los condimentos que proporcionan la superlativa química entre los esplendidos y sobresalientes Bradley Cooper y Jennifer Lawrence.
El director no esconde nada y se lanza al abrazo de una peculiar ‘show movie’ apartándose en ciertos momentos y alejándose a velocidad luz con su cámara para evitar la recreación y la falsedad. De hecho, el filme nos cuenta la necesidad de ser cómplice de las mentiras de otros para ser feliz. También su discurso traza la obligación de tener ‘un final feliz’ contraponiendo elementos en el guión como ‘Adiós a las armas’ de Hemingway y ‘La costa de los mosquitos’. Sobre todo en esa frase con la resume Tiffany (Lawrance) la novela de Paul Theroux y que da título y sentido a la propia película: «Humanity is just nasty and there’s no silver lining». En ese resquicio de esperanza en un mundo asqueroso y falta de humanidad decide navegar O. Russell a través de sus errantes personajes, náufragos de un mundo que les ha apartado a una isla emocional perdida.
Tendremos la cena romántica menos romántica de la comedia romántica, sexo y pasiones orales con dos de los intérpretes más sexys del panorama internacional que hacen creíbles y humanos sus papeles, persecuciones y escapes en plena calzada y una curiosa puesta en escena desde la transformación de los personajes en sus prendas de vestir hasta una fotografía enmarcada del bipolar protagonista por los suelos. Pero, aparte de la perfecta encarnación de un puñado de excelentes secundarios y un brillante De Niro, el filme realiza paralelismos entre las salas comunes de los psiquiátricos y los salones familiares norteamericanos. Como si los propios espectadores nos convirtiéramos en pacientes de una terapia de grupo hecha película.
Tal vez una pizca de locura, etiquetada como ‘sana’ por la sociedad como el fanatismo deportivo, sea la resolución para plantar cara a un mundo loco y caer en la mentira y el amor la mayor de las medicinas. O. Russell nos vende la farsa como terapia en una fábula y alegoría de los tiempos que vivimos donde el truco es el propio público: juez y verdugo de su propia locura y cómplice de la mentira que se proyecta delante de sus ojos.
Con esta peli me ha pasado lo mismo que a De Niro en una escena de la misma. Iba cargado de prejuicios, con el cuchillo entre los dientes y en cinco minutos me han vencido por K.O. técnico.
Puede que el hecho de que la dirija David O. Russell ha pesado mucho en mi forma de afrontar la peli. Me parece un director demasiado endiosado por la crítica, al que le masajearon el trasero con vehemencia en la sobrevalorada The Fighter. Además, después de ver que tiene 8 nominaciones para los Oscars (sabiendo cómo elige la Academia) y siendo una comedia romántica protagonizada por el guaperas de Resacón en dónde sea, provocó en mí ganas de sacar al reconocido paladín del buen gusto cinematográfico que soy (risas enlatadas aquí). Sentí la curiosidad/necesidad de verla ante la posible satisfacción que me podía proporcionar apuñarla con conocimiento de causa.
Pues bien, Bradley Cooper me dio el primer guantazo con su currada interpretación. Luego el propio director golpeó mi ego con su dinámica realización, su buen ritmo y sus ágiles movimientos de cámara. De Niro mató a su malvado gemelo que lo había estado suplantando últimamente y volvió a ser De Niro, haciéndome sentir como antaño, cual ratita a la que quieren ver la colita, abogado. Y por último Jennifer Lawrence se puso a bailar mirando a cámara y bueno… Podemos hablar de su inmenso talento o de su hermosa voluptuosidad, podría hacer una conferencia con power points sobre ambos temas, aunque recomiendo el segundo.
Tampoco es que ahora vaya flagelándome por haber pensado mal de esta cinta: tiene sus fallos, cae en topicazos pese a partir de una base original y la trama de De Niro puede ser simpática pero no deja de ser una soberana estupidez.
En fin, se supone que debería haber aprendido la lección, pero yo sé que no. Te estaré vigilando David O. Russell. Has ganado este asalto.