El Intruso (The Intruder)
Sinopsis de la película
Un individuo muy ladino y artero, ataviado con un traje blanco, llega a una pequeña ciudad de Missouri y se presenta como un defensor de los derechos civiles de la población negra. Al día siguiente, está previsto que se aplique una sentencia del Tribunal Supremo que ordena la integración de los negros en la escuela.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Intruderaka
- Año: 1962
- Duración: 84
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Opinión de la crítica
Película
6.9
32 valoraciones en total
Un tanto sepultada bajo la larga lista de películas que debemos al incombustible y difícilmente clasificable (atendiendo a la variedad de géneros que abordó) Roger Corman, destaca este título, seguramente el más ambicioso de su carrera en lo argumental, ya que en lo relativo al presupuesto y tiempo de rodaje las condiciones fueron las típicas de una realización de Corman: escaso el primero, fugaz el segundo.
Aprovechando la actualidad del tema abordado –la persistencia del racismo contra los negros en el sur de EE UU, ejemplificado por el caso de los nueve de Little Rock- el realizador muestra considerable nervio y agudeza en el retrato de una sociedad que lleva el segregacionismo en las venas, y que solo necesita un pequeño empujón para traspasar los límites que la más elemental civilización requiere para ser tenida por tal. La obligatoriedad de escolarizar a los negros conjuntamente con los blancos –impuesta por los tribunales federales- ya ha preparado el caldo de cultivo ideal y solo resta encontrar el agente que haga prosperar la enfermedad. Ese agente va a aparecer bajo el rostro sonriente y el atuendo impecable de Adam Cramer, un vendedor de pies a cabeza, pero cuyas mercaderías destilan odio, prejuicios y afán de poder. Lo mejor del filme, sin duda, es este personaje, soberbiamente interpretado por Shatner (que seguramente nunca estuvo mejor que aquí), y como logra manipular los odios larvados de la gente para conseguir sus fines. En cierto modo, mientras lo veía, me recordaba a otro personaje temible, el Elmer Gantry de la homónima película de Richard Brooks (El fuego y la palabra), otro embaucador nato.
Pero en este caso nuestro charlatán no es tan solo un embaucador de simples desesperados –que también-, sino un encantador de serpientes, pues no otra cosa son la mayor parte de los habitantes de ese pueblo sureño, Caxton, en el que se ambienta la historia. Casi todos ellos son retratados como racistas convencidos, con algunas honrosas excepciones –el editor del periódico, el director del instituto- que sirven a Corman como contrapeso, al tiempo que funcionan como portavoces de la posición personal del director. Del mismo modo, el personaje de Cramer encuentra su opuesto en Sam Griffin, no por casualidad vendedor ambulante, y que bajo su apariencia simple y vulgar, es un perspicaz conocedor de las personas, como pronto demostrará su enfrentamiento con Adam. En cuanto al origen de dicho enfrentamiento, del que no diré nada concreto, se basa precisamente en el afán de Cramer de manipular a los demás, explotando sus debilidades y flaquezas.
El filme posee un ritmo excelente que marca un sostenido crescendo desde el resentimiento latente del comienzo hasta la violencia desatada del final, violencia que sobrepasa a su instigador y a sus propios esbirros, como es natural que ocurra cuando la masa retroalimenta sus más bajas pasiones. Es una lástima que la resolución parezca un tanto apresurada y considerablemente más torpe que el resto del desarrollo argumental, hasta entonces francamente notable.
Rodada en tres semanas y con 80.000 pavos, utilizando a extras que apenas si sabían que lo eran (si parecen tan convincentes es porque muchos eran tan segregacionistas en la realidad como en la ficción) y viajando de un pueblo a otro de Missouri, en ocasiones huyendo de las muy serias advertencias de los Sheriffs locales, el resultado global es de lo más meritorio, siendo lamentable el fracaso comercial de la película (el primero que cosechaba Corman tras una larga lista de éxitos dentro de la serie B), esperemos que el tiempo y los comentarios positivos de otros compañeros contribuyan a remediar tan injusta situación, aunque me temo que en lo económico poco podremos conseguir a estas alturas.
Corman abarcó todos géneros, todas las facetas posibles del cine y exprimió todas las opciones que le permitía (esto siempre fue un denominador común) la serie B que nunca abandonó. Ciertamente, los bajos presupuestos empujan a los cineastas a ser más libres y abordar sus proyectos con más margen. No hay tanto interés detrás de cada película, no hay un grupo ejecutivo de personas decidiendo desde sus reuniones. Corman por ello, abordó con tanta frescura El intruso , en realidad lo mismo que si se tratara de una peli de cangrejos atómicos o babosas mutantes, lo que cambia aquí, para bien o para mal, es la profundidad y seriedad del mensaje.
Funciona, el Roger Corman implicado y comprometido en temas sociales funciona y es efectivo, con la propuesta universal del igualitarismo que allá por los años sesenta en el sur de los USA estaba en el aire en cualquier rincón la película de Corman llega a nuestros días como una de las más serias de su filmografía. Sin duda, no dejará de sorprendernos el maestro de la serie B. Lo que aquí nos ofrece es posiblemente un largometraje previsible, pero no por ello es de aquellos que muchos críticos denominan como necesarios , porque las buenas intenciones y la dirección señalada es la correcta.
El mensaje universal de igualdad y respeto ya lo conocemos, ya lo sabemos todo sobre el tema, a estas alturas no es nuevo: pero es justo, es necesario, sí, y cualquier voz que se alce para denunciar situaciones que atentan contra la moral es bien recibida. Lleva la firma Corman, es raro pero efectivo, vale la pena.
Una sorprendente película en la filmografía de Roger Corman, ya que se nos pone muy serio y aborda un film de denuncia social y racial, que se anticiparía unos cuantos años a películas de vertiente parecida y que no tuvo que ser nada cómoda para la sociedad americana de entonces, dado el tratamiento poco edulcorado que ofrece sobre un tema tan candente y en plena ebullición entonces, la integración racial.
Película de poco presupuesto, Corman saca gran partido de ella, ya que el tono austero y seco, carente de todo adorno superfluo, casa estupendamente con la radiografía de una sociedad rural, pobre, deprimida e ignorante, sumergida en las cloacas de la tradición y la quietud, lejos de la velocidad y progreso del motor económico mundial de las industriales ciudades del Norte.
Unas gentes que han vivido como siempre en paz y tranquilidad , donde cada uno sabe cuál es su lugar y el segregacionismo es una ley tan natural como respirar.. El tribunal Supremo ha dictado recientemente una ley de integración racial en el que alumnos negros estudiarán en las mismas aulas que sus hijos blancos. Pocos ciudadanos aprueban esa ley pero la aceptan con resignación. Éstos de Washington qué sabrán de nuestros problemas, joder .
Un simpático forastero aparece en el pueblo. Se presenta a sí mismo como reformista social. Viene a sondear la opinión de los ciudadanos sobre esa ley recién aprobada. Pronto se revelará como un gran demagogo oportunista y populista, capaz de encandilar a las masas con su discurso de oratoria fácil que conectará con el sentir del pueblo. Un dinamitero, como tantos que hemos visto y sufrimos en la actualidad, que saben prender la mecha en el polvorín adecuado.
Un muy buen retrato de los diferentes lugareños, así como una estupenda descripción del personaje protagonista, un auténtico mamarracho que todos reconoceremos poniéndole el rostro de personajes de la actualidad, compone una película sencilla, pero muy certera y seria. De esta clase de gentuza no nos libraremos jamás. Un gran trabajo de Roger Corman.
Adam Cramer ( William Shatner), un tipo vestido con un impoluto traje blanco llega a una ciudad de Missouri (una ficticia Kaxton que bien pudiera ser Charleston, ciudad de rodaje de la producción), presentándose a sí mismo como perteneciente a una sociedad sita en Washington preocupada por los cambios sociales y justificando su presencia por la inminente llegada de 10 estudiantes negros a la escuela local debido a ley dictada por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos en 1954, según la cual la educación era un derecho civil.
Desde los primeros momentos, cuando oímos la conversación entre el recién llegado y la dueña del hotel en el que busca alojamiento nos damos cuenta de que estamos ante algo serio y enjundioso, alejado de la anterior obra de Roger Corman (me refiero en cuanto al tratamiento de un tema que en la época de rodaje de la película, presumo era muy delicado y espinoso) y que independientemente del mayor o menor costo de la producción, huele a peliculón.
A partir de aquí, como consecuencia de las arteras maniobras de Adam incitando (la verdad es que tampoco hacía falta mucho para ello) a todo blanco con el que se cruza a boicotear la situación a base de encendidas soflamas contra judíos y comunistas (al estilo Hitler), que según el quieren poblar América de bastardos para así hacerse con el país y que la aceptación de los 10 estudiantes negros es primer paso que les llevara a ser sometidos por la raza negra y del enfrentamiento entre los cada vez más numerosos seguidores del forastero y los escasos lugareños que se oponen al cada vez más inquietante movimiento que va surgiendo, tenemos una dura, terrorífica y agobiante historia, que a mi juicio es si no la mejor, si una de las mejores y más valiente (para la época en la que se rodo) descripción de la crispación social y de los consiguientes abusos y atrocidades cometidos y consentidos en la época.
A pesar del fracaso que supuso en la taquilla de la época (obvio), del cual un dolido Roger Corman (acostumbrado a tener beneficios en todas sus producciones) echo la culpa a la elección de William Shatner como protagonista (para intentar hacer mas caja se volvió a exhibir con los títulos de Vergüenza y I Hate Your Guts , que traducido viene a ser algo así como Odio vuestras tripas, cosa con la que Shatner bromeaba diciendo que al ponerle este ultimo titulo, Corman estaba pensando en el), a mi juicio es uno de los mejores trabajos del futuro Capitán Kirk, aportando a su personaje una variedad de registros, que hacen a este una referencia en cuanto a esquizofrénica maldad.
Escrita por el prolífico Charles Beaumont que adapta para la ocasión una novela de titulo homónimo escrita por el mismo, estamos (a mi juicio) ante una de las mejores, más valientes y personales películas de Roger Corman.
Sigue en spoiler por falta de espacio:
Soy cinéfilo y escritor de novelas, las cuales muestran una cierta influencia cinematográfica. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: BUENA.
Mi buceo por las cavernas más recónditas del séptimo arte de vez en cuando premia mi esforzado tesón y paciencia, permitiéndome rescatar alguna hermosa rareza, cuya valía puedo mostrar a mis amigos, una vez pulido el descubrimiento a través de mi esmerada investigación. Pues bien, he aquí otra de esas bellas rarezas. Por una vez, una sólida y extraña película de Roger Corman, el cineasta por excelencia de la serie B, que aquí adopta un sesgo favorable, propio de terrenos mejor abonados.
Para empezar, tenemos a un William Shatner desconocido, fuera de su habitual papel como comandante de la Enterprise. Pero, además, en una memorable e inquieta interpretación, propia del personaje más terrorífico que pueda darse en la mundana sociedad. Shatner consigue transmitir con la sola mirada todo un registro de inmundas y retorcidas intenciones, de las que él es el rey supremo. Un papel complicado al servicio de una poderosa historia de tintes raciales, dura y descarnada, humillante y desoladora. No se la pierdan.