El hombre que mira
Sinopsis de la película
En un colegio en Roma, un profesor, llamado Dodo, sufre una profunda depresión. Su mujer acaba de dejarlo por otro hombre. Dodo la quiere de regreso desesperadamente, y comienza a tener fantasías y a soñar despierto sobre ella.
Detalles de la película
- Titulo Original: Luomo che guarda
- Año: 1994
- Duración: 97
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Opinión de la crítica
Película
4.7
61 valoraciones en total
Un joven marido casado y abandonado por su mujer, se convertirá en un mirón y se sumergirá en un mundo de sexo y fantasías eróticas.
Amigos lectores de Filmaffinity y de esta humilde crítica. La películas que nos ocupa es simplemente un film de fuerte carga erótica e incluso traspasando los limites del erotismo y con profusión de desnudos masculinos y femeninos. Está envuelta de un tratamiento refinado y selecto, con una bella fotografía, unos exteriores bien localizados y una música muy adecuada. Pero todo este sofisticado envoltorio no puede esconder un film sin argumento ni ideas, una especie de bodrio sonrojante de poca calidad y de nulo interés. Tiene un guión ridículo e inexistente, unos diálogos superficiales y groseros y unos actores regulares. Todos estos ingredientes revueltos y agitados, dan como resultado un film bastante superficial y aburrido.
Resumen de todo lo dicho, sin interés cinematográfico y solo para incondicionales de este genero de películas y de este peculiar y repetitivo director.
Ayer vi Luomo che guarda (1994) de Tinto Brass con Katarina Vasilissa, Francesco Casale, Cristina Garavaglia, Raffaella Offidani, Antonio Salines, Martine Brochard, Franco Branciaroli, Ted Rusoff, entre otros. Drama erótico y libre adaptación de la novela homónima de Alberto Moravia publicada en 1985, es la historia entrelazada de un profesor, su esposa y el padre de aquél, donde el sexo es la base de sus vidas, vacías y sin sentido, donde utilizan el voyerismo para conocer sus pasiones y forma de vida. Aquí Tinto Brass logró una profundidad más real, con un estudio de personajes más serio, y una declaración directa y frontal de la naturaleza humana. No obstante, al igual que en muchos relatos eróticos, la idea básica es mostrar un claro contraste entre la intimidad del amor verdadero, y la depravación moral de la lujuria y el sexo sin sentido, en este caso, con el centro de atención en el voyerismo, en la indulgencia de un espectador inactivo de sus deseos lujuriosos, poniendo al descubierto los secretos sexuales íntimos, en toda su esencia carnal y vulnerabilidad, una revuelta contra una sociedad hipócrita que reprime una parte vital de la vida por pura ignorancia. Pero también hay humor, sobre todo alrededor del padre y la enfermera. Siendo sincero, Tinto Brass muestra todo esto de manera muy artística, combinando erotismo con sexo explícito y elegante. Desde lo técnico, destaca la banda sonora jazzística de Riz Ortolani, y la excelente fotografía de Massimo Di Venanzo. Como dato curioso, en contraste con Hollywood, tenemos numerosas escenas de mujeres flacas en topless y con tetas falsas, donde los pechos no son el foco principal, algunos derrières curvilíneos, y para variar, un par de primeros planos de vaginas au naturale, pero también de anatomía masculina erecta, pero a diferencia del hardcore, no hay felación, ni escenas de penetraciones en primer plano ni semen, en definitiva, vemos la sexualidad desde un prisma muy artístico, para nada gratuito, logrando redondear el perfil interior de los personajes, también literalmente, porque todos somos voyerista/mirones, el cine está repletos de ellos, allí en el salón de butacas, o delante de la pantalla de TV, donde disfrutamos siendo testigos de las situaciones de otras personas. Así es como se filma una película de sexo con argumento, sin ser vulgar.
RECOMENDADA
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas.
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Uno de los delirios voyeurístico/pornográficos de Tinto Brass, en este caso sirviéndose de la coartada cultural/ayuda en la historia de Alberto Moravia. Cualquier excusa o nimio plano le sirve a Brass para deleitarse en su enfermizo carácter pornógrafo, partiendo de un fetichismo no del todo inválido, pero absolutamente desnortado por la rijosa realización de éste. Así, la sensualidad del equipo artístico, tangible en no pocos momentos, también queda desvirtuada por la obsesiva y errónea realización de Brass: de considerable pobreza estética (parece un reiterativo videoclip pornográfico).
Para Brass el sexo es una forma de vida, la ninfomanía su subrayado tema y los coños velludos la marca de la casa. Aún así, tiene su interés.
Por cierto, que de las actrices de la función, hermosas, poco más se supo.
Natural, desinhibida y resuelta, acepta la actividad sexual como una de las características del comportamiento humano y, en esa perspectiva, el largometraje se desarrolla libre de complejos, desenvuelto y sin concesiones a quienes juzgan la vida como un tránsito pecaminoso.
La realidad es como es y cada cual puede concebirla, vivirla, interpretarla y contarla a su manera.
Inspirada en la ora homónima de A. Moravia, desde el punto de vista cinematográfico la propuesta de T. Brass resulta interesante aunque intermitente e irregular pero mantiene siempre una estimable coherencia interna tanto en lo formal como en lo conceptual.
Esta es la tercera película que veo de Tinto Brass (sin contar algún que otro intento de ver Calígula , que nunca llegaba a buen puerto: era muy joven, y no terminaba de verla, porque terminaba antes…). A lo que iba: que extasiado por la narración y la exuberancia de Los burdeles de Paprika , una gran película erótica y una gran película a secas, decidí sumergirme algo más en la filmografía de su director. Desgraciadamente, ni Salón Kitty ni la que ahora nos ocupa tienen nada que ver con la cinta protagonizada por Caprioglio, nos hallamos, pues, ante una película chabacana y soez, que, encima, pretende cubrirse con un barniz pseudointelectual y un discurso psicológico irritante.
Decepcionante, incluso para el erotómano más paciente.