El hombre de moda
Sinopsis de la película
Pedro es profesor de literatura. Después de que su mujer le abandone, decide volver a Madrid y recuperar su antiguo empleo. En una de sus clases conocerá a Aurora, una refugiada de la dictadura argentina, que dará un vuelco a su vida.
Detalles de la película
- Titulo Original: El hombre de moda
- Año: 1980
- Duración: 103
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Opinión de la crítica
Película
5.2
48 valoraciones en total
… Afirma nuestro protagonista principal que da título al film, ante una de sus alumnas aventajadas con la que flirtea, Aurora (Marilina Ross). El polifacético Fernando Méndez-Leite rinde tributo a la literatura y el cine, que son sus dos pasiones, con este interesante film, en el que alude a: Los gozos y las sombras (Torrente Ballester), El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford) y Hay que matar a B (José Luis Borau), rodado en plan cooperativa, es decir, con pocos medios economicos pero que se muestra aplicado y resultón, una comedia de sentimientos, según denominó el propio director. El retrato de un profesor de literatura desorientado en su vida personal y decepcionado en el terreno amoroso, tras abandonarlo su esposa Elena (Isabel Mestre), que sin renunciar al sexo eventual no quiere comprometerse en asuntos del corazón.
Eran nuevos tiempos de libertad de pensamiento, de libertades políticas y sexuales. El hombre de moda es Pedro Liniers (Xabier Elorriaga), un tipo apuesto y bien parecido que tiene éxito inmediato con las féminas, pero que arrastra su inseguridad y sus fantasmas que lastran su futuro personal y profesional por su indefinición. Asistimos pues a una sucesión de relaciones entre el profesor y una serie de mujeres que le rodean y por las que no termina de decidirse, es como una huida hacia adelante, donde el sexo siempre se nos muestra de forma sencilla y natural, de forma cariñosa y pudoroso y nada exagerado en el terreno explícito. Una historia triste y melancólica, un film de miradas y gestos que reflexiona sobre el fracaso sentimental, la soledad y el compromiso amoroso y profesional, la actitud para encarar tiempos convulsos, de cambios y nuevas relaciones sociales, que el propio cineasta junto a su guionista Manolo Matji estaban viviendo.
Declarado seguidor de los franceses Rohmer y Sautet, Méndez-Leite se adentra en universo intimista paro sin dejarse influenciar excesivamente por los maestros admirados. Lo mejor de la película es que todos sus actores, creo que son unos 14, todos ellos tiene una consistencia dramática en sus personajes, con caracteres reconocibles y cercanos por pequeñas que sean sus apariciones, todos ellos con sus problemas personales y cotidianos, como la convivencia, la rutina, la familia y los hijos. Lo exiguo del presupuesto no le obligó a renunciar a un casting muy interesante si repasamos su ficha técnica encabezada por el actor de moda en aquel tiempo de renovación del cine español.
Difícil decidir si tal fue la pretensión de su guionista y director, pero de hecho la película se presenta como un catálogo exhaustivo de casos de amor desde la perspectiva femenina, sutilmente expuestos al margen de las vivencias del protagonista.
Además, ejemplariza magistralmente en uno de sus episodios el carácter mimético del deseo, mostrando a modo de exemplum la necesidad de una mediación de tipo triangular para que una simple aventurilla sexual, al parecer arrumbada, reanime sus fueros y adquiera tintes de exacerbada pasión.
Así, después de haber roto con Aurora, y al parecer despreocupado por ello, Pedro llega fortuitamente a sospechar que su ex amante se ha liado con un amigo común, el autor argentino. Volcán, revienta entonces en celosa ira que le arrastra, tal el perro del hortelano, a tratar de sabotear esa relación, ya sea real o imaginaria. Para lograrlo no duda en recurrir a la vileza de traicionar la palabra dada a Aurora de guardar el secreto de la relación incestuosa que ésta mantuvo con su hermano. Por cierto que ¡incauta Aurora! ya que necio, y muy necio es, el que descubriendo un secreto a otro, le pide encarecidamente que le calle, porque le importa la vida en que lo que le dice no se sepa .
En el primero de los tres prefacios que proyectó para su inconclusa obra Lucien Leuwen, Stendhal propone una definición que se me antoja perfecta de la novela, o por lo menos de cierta idea de la novela: Exceptuando las vivencias del héroe, una novela debe ser un espejo.
Nuestra peli es una suerte de variante cinematográfica de ese lema, ya que las andanzas del protagonista sirven de hilo de Ariadna en el laberinto de las modalidades y tonalidades de las relaciones amorosas desde un punto de vista femenino, singular Geografía de Amor por la que camina nuestro héroe.
Ha veces todo queda en mero fantaseo. Así, la irrupción de un apuesto profesor en una escuela cuyo alumnado está exclusivamente compuesto por agraciadas jovenzuelas sugiere un planteamiento porno-erótico clásico. Todo queda sin embargo en el limbo de un devaneo donde se vislumbra un monasterio poblado de enloquecidas hermanitas entregadas a Lesbos o a un lujurioso monje.
Otros tipos de relaciones aparecen de refilón. La discusión en torno a Los gozos y las sombras hace referencia por una parte a la feligresa enamorada de un sacerdote, por otra parte a la mujer arrojada que no vacila en tomar la iniciativa declarándose sin tapujos al objeto de su lascivia.
La colega del protagonista representa a la devoradora de hombres, que atrae para mejor desecharlos, que tras usar de su conquista la ningunea mediante un desenfadado telefonema, como quien se deshace de un pañuelo sucio.
La ingenua e imprudente confesión de Aurora alude directamente al incesto, e indirectamente a la prostitución, ya que careciendo de medios laborales de subsistencia, Aurora vive de préstamos a cambio de la entrega de su cuerpo.
La peli ilustra las situaciones matrimoniales mediante tres tipos básicos de casada.
La mujer de Bruno representa a la esposa Bovaryana insatisfecha que se entrega en cuerpo y alma al que cree ser el hombre de sus ensueños, y acaba percatándose que para él ella es tan sólo un instrumento de aliviar comezones.
Carmen Maura interpreta a la ama de casa recluida en su hogar, aislada de toda vida social, gallina clueca empollando sin tregua, esclava de su gallito casero y de los quehaceres domésticos.
Elena representa a la adúltera, la zorra, la perra salida. Su matrimonio ejemplifica un dicho francés según el cual en una pareja el uno sufre y el otro se aburre. Adivinamos que la señora estaba hasta las narices de su respetuoso Amadís de marido, y que se largó con un Galaor que la soba zarandeándola sin miramientos. Y es que es de mujeres como la tal desestimar a quien las regala, y idolatrar a quien les quita lo que tienen y les da muchas bofetadas , y muy de ciertos hombres perder el juicio y gastar la hacienda por quien no lo agradece ni sabe guardar fe ni lealtad .
La personalidad de Pedro es más bien escurridiza, lógico si consideramos que desempeña un papel de catalizador de casos de amor. Asume por ende entre otras las figuras del cornudo, del amante ocasional, del seductor o del celoso.
A contrario, no obstante la supuesta voluntad expositiva de la peli, todos los personajes femeninos poseen una entrañable densidad humana. Méndez-Leite ha sabido dotarlos de una candente chispa vital que los aleja de cualquier estereotipada figura teórica del Deseo, contando además para ello con estupendas actuaciones por parte de todas las actrices.
Mención aparte merece el personaje de Aurora, el único que no se amolda a ningún modelo representativo del Bestiario Amoroso femenino, personaje magistralmente interpretado por Marilina Ross. Hasta ha conseguido hacerme llevadero ese acento argentino que de costumbre me resulta cargante. Conmovedora alumna de 35 años, que 2 años más tarde sigue persiguiendo unos estudios que tememos jamás logrará alcanzar. ¡Me ha dado qué pena esa viajera cabalgando su vieja Deudeuche!
Pocas críticas aquí, pero muy elaboradas, de una película de las que hay que ver con paciencia, porque transcurre mucho tiempo sin que pase algo de relativo interés. La moda de imitar a Rohmer. A mitad de la peli, por fin, el amoooor.
Para mi gusto, el protagonista no es que atraiga mucho, tan envarado y tan serio siempre.Soy un hombre triste. Es mi estado natural, pues sí.Y aburrido. Xabier Elorriaga lo clava. Hasta que se enamora y entonces se pone empalagoso. Ella, Marilina Ross, atrae más,, quizá porque tiene un personaje más vivo.
Si no gusta la literatura la película se puede hacer pesada, sobre todo en su primera parte. Las explicaciones de crítica literaria resultan algo pedantes.
Hay hasta una crítica de la crítica de cine, en la que viene a decir que la imagen no se puede contar en palabras, pero es lo que está haciendo el crítico de cine. Las frecuentes referencias a películas son muy de cinéfilo pero su abuso cansa.
En resumen: no diría que es una buena película, pero sí interesante.Por lo menos la mayoría de los diálogos tienen sentido y algunos hasta ingeniosos.