Después de nosotros
Sinopsis de la película
Después de 15 años juntos, María y Boris se separan. Ella fue quien compró la casa en la que vive con sus dos hijas, pero fue él quien la ha reformado completamente. Ahora se ven obligados a vivir juntos allí, ya que Boris no tiene los medios para pagarse un alquiler. A la hora de hacer cuentas ninguno de los dos quiere dejar de lado lo que considera haber aportado.
Detalles de la película
- Titulo Original: Léconomie du couple aka
- Año: 2016
- Duración: 100
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Opinión de la crítica
Película
6.2
25 valoraciones en total
Buena película, dura y realista (por tanto absolutamente creíble), radiografía perfecta de un drama cotidiano que sufre una familia ex-feliz, que ahora sufre las inclemencias de una triste ¿e irreparable separación.
Las luchas internas, secas, con momentos de paz e inmediatamente de feroz guerra, entre la pareja protagonista, por llevarse cada uno lo que considera justo, y en medio las dos niñas, a quienes intentan que lleven el drama lo mejor posible, que apenas noten nada más que unos pequeños gritos, pero intentando por todos los medios que lleven la vida más feliz y tranquila que puedan.
Buenos diálogos, exquisita puesta en escena, y una única situación que no sólo no aburre sino que resulta muy entretenida (dura y triste, repito), pero siempre con calidad cinematográfica y con verdadero interés por cuanto se ve y oye.
Un film excelente, que confirma al joven Joachim Lafosse como unos de los realizadores a seguir en el presente y próximo futuro.
http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2016/09/economie-du-couple-l-despues-de.html
Durante el año, una gran cantidad de matrimonios deciden distanciar sus vidas de manera momentánea o permanente. La separación tiene el objetivo de dar un tiempo a la pareja para aliviar ciertas tensiones de convivencia, aunque a menudo estas no se logren resolver y todo acabe en el divorcio, existe un porcentaje de hombres y mujeres que recuperan la sintonía con su cónyuge tras pasar un tiempo apartado de él. Sin embargo, el matrimonio formado por María y Boris no tiene esa oportunidad, ya que este se ve obligado a quedarse en casa de su mujer por motivos económicos. De esta forma, les resultará difícil recuperar la pasión mutua que antaño les hizo casarse y su unión parece inevitablemente condenada a la autodestrucción.
Es el belga Joachim Lafosse (que firmó Propiedad privada o Perder la razón como obras más reconocidas) quien plantea semejante escenario en Después de nosotros (Léconomie du couple), una cinta que desde su inicio se sumerge en la separación de la pareja sin ofrecer causas de la misma, obviamente por ser estas innecesarias y fáciles de intuir. La disputa que marcará el futuro del matrimonio y, por extensión, de la película, gira en torno a la cantidad que María debería pagar a Boris para comprarle su parte del piso. Ella ofrece solo una tercera parte del valor estimado, ya que Boris apenas contribuyó a sufragar los gastos necesarios de la vivienda, mientras que el hombre pide el 50% al argumentar que la reforma que hizo en el domicilio revaluó el precio del mismo.
Si por algo destaca y engancha Después de nosotros es por la habilidad que tiene Lafosse al plantear la situación sin inclinarse hacia una u otra parte. Es fácil sentir empatía por ambos lados de la pareja, pero también hay bastantes momentos en los que uno siente que ninguno de los dos ha actuado correctamente. Como en cualquier matrimonio, las discusiones suelen generarse por cosas nimias y pueden tener unos claros damnificados: los hijos, en este caso, dos niñas. Asustadas por el griterío y confusas porque sus padres se repartan el tiempo que pasan con ellas, las pequeñas responden con un carácter más agrio e independiente, que les lleva a realizar acciones nada satisfactorias para sus progenitores.
Toda la obra transcurre en el domicilio de la pareja, un piso unifamiliar con jardín por el que desfilan varios de los personajes secundarios del film. Ninguno de ellos alcanzará la relevancia suficiente como para restar minutos a los integrantes de la familia, pero todos contribuyen a acentuar y poner de manifiesto la crisis del matrimonio, amén de resaltar ciertos ecos del pasado que contextualizan el origen de esta tensión. Aquí es necesario mencionar a los dos actores protagonistas. Por un lado, un Cédric Kahn que a lo largo del film mantiene un rostro a medio camino entre al abatimiento y la indiferencia. Por otro lado, y muy especialmente, contemplamos a una Bérénice Bejo ya con experiencia en divorcios cinematográficos (recordamos la notable El pasado, de Farhadi) que firma con nota su papel, sin pecar de excesos o defectos.
Tras una decepcionante Los caballeros blancos, Joachim Lafosse parece haber remontado el vuelo con esta interesante Después de nosotros. Pese a no aportar nada nuevo temática o cinematográficamente, la película representa de manera bastante veraz una situación que no pocas personas habrán vivido de cerca. Consigue captar la atención y mantenerla sin presentar altibajos en su ritmo, una virtud más que reseñable si tenemos en cuenta que Lafosse borra en sus protagonistas cualquier atisbo de estridentes impulsos emocionales, lo cual merma las opciones de que la obra sea venerada pero aumenta su honestidad en la misma proporción.
Álvaro Casanova – @Alvcasanova
Crítica para http://www.cinemaldito.com (@CineMaldito)
Joachim Lafosse, con tan sólo un año de diferencia (y unos meses desde que se estrenó en España) de Los caballeros blancos, firma en esta ocasión un proyecto muy diferente a su anterior película. Después de nosotros, presentada en la Quincena de Realizadores del festival de Cannes y en la sección Perlas del Festival de San Sebastián, explora la difícil situación que se establece entre una pareja que están obligados a vivir juntos pese a que ya no se soportan el uno al otro. El director disecciona minuciosamente los recovecos sentimentales de esta familia descompuesta con precisión y madurez, ofreciendo un trabajo de resultado irregular, pero siempre interesante.
La puesta en escena, no deja que la cámara se apoye en ninguna plataforma, de manera que nunca está completamente estática. Dado que la mayor parte del metraje transcurre dentro de la casa, y rara vez salimos de ella, es un recurso que utiliza para generar sensación de incomodidad y asfixia que funciona bien. Lafosse propone una estética muy sobria, palpable tanto en la paleta de colores como en la puesta de cámara, y deja todo el peso dramático en sus intérpretes.
Bérénice Bejo, una de las grandes actrices francesas actualmente realiza una portentosa interpretación de una mujer al borde del caos emocional, cansada de la situación en la que se encuentra pero firme en sus decisiones. Su personaje puede recordar al que ya interpretó en la película de Asghar Farhadi, El pasado. Su compañero de reparto, Cédric Kahn, pese a no ser una presencia en pantalla tan poderosa como ella, consigue estar a la altura, dotando del naturalismo pertinente en la película.
Después de nosotros logra su principal virtud en la verosimilitud que transmite en todo momento, y en algunas secuencias de gran fuerza dramática, como la que da imagen al cartel de la película. Sin embargo, en numerosas ocasiones, la propuesta queda asfixiada por su propia densidad, hasta el punto de llegar a perder el interés de forma intermitente. Lafosse se excede en la duración y en los conflictos dramáticos, de modo que el film termina por agotarse demasiado deprisa. Y aunque probablemente se trate del mejor de sus últimos trabajos, al igual que en sus anteriores películas, tiene ideas muy potentes que no llega a desarrollar como debería.
http://ferhood.blogspot.com.es/
Como cantaba el asturiano Víctor Manuel en uno de sus más inolvidables temas, justamente el titulado igual que mi comentario, a toda ruptura sentimental le sigue inevitablemente un tiempo de reproches y de ajuste de cuentas entre los miembros de la pareja. Antes de someterse al doloroso trance de pasar página, o en paralelo a él, éstos deben pasar por otro periodo no menos costoso como es el de hacer balance y repartir los bienes adquiridos durante los años de convivencia. Como en toda guerra, siempre hay uno que parece ganar y otro que no (a la hora de la verdad siempre hay daños colaterales y en realidad quienes pierden son los dos) y como en todo naufragio cada cual intenta aferrarse como puede a los restos de la zozobra. El reparto nunca es equitativo porque inevitablemente también siempre hay alguien que puso más. O al menos eso es lo que cree, así que el conflicto está servido. Además entre los bienes a repartir no sólo está lo inmaterial, el calor, la ternura, la comprensión, sino también lo más mundano, los dineros y las propiedades.
De todo eso también nos habla Joachim Laffose en su nueva y excelente película L´economie du couple. El director belga, que viene de tratar problemas derivados de la macroeconomía y de la globalización en su anterior film Les chevaliers blancs desciende aquí a terrenos de la economía doméstica, aunque hay quien podrá llegar a decir, y no sin razón por cierto, que el film se presta también a una lectura política de mayor calado (el equilibrio de fuerzas entre el capital y el proletariado está ahí flotando, sin ir más lejos). La película nos cuenta la historia de Marie y Boris, una pareja que después de 15 años de relación y con una hija en común, decide que hasta aquí hemos llegado. No obstante, como él no encuentra trabajo y la crisis aprieta llegan a un acuerdo por el cual compartirán techo hasta que la situación se aclare y amaine el temporal, imponiendo como es natural unas reglas estrictas en cuanto a horarios, derechos y obligaciones. Cesa la relación pero no la convivencia. ¿Es posible imaginar una situación más tensa? Y por si fuera poco, con dos niñas que inevitablemente se convierten en blanco de los chantajes emocionales de uno y otro.
Decía Fernando Trueba en su Diccionario de cine que Maridos y mujeres era para él la película más violenta de la década de los noventa, y no, no era ninguna boutade. En la película de Allen nos encontramos una violencia- verbal, aunque sabemos que en este contexto también se puede llegar a la física- sin filtros ni aditamentos, la agresividad más absoluta y reconocible. Algo así sucede en el film de Lafosse, que con una puesta en escena austera y teatral – la cámara apenas llega a salir nunca de la casa de los protagonistas- con apenas cuatro personajes, y eso sí, muchos y certeros diálogos, consigue crear un clima asfixiante. Marie y Boris son encarnados de manera magistral por Bérenice Bejó y Cédric Khan. A ella la conocemos bien, y además ya la vimos con anterioridad en una tesitura similar, la de convivir con un amor que ya hace tiempo murió, pues así de esa guisa nos la describió el iraní Asghar Farhadi en Le passé. Él es prácticamente un desconocido entre nosotros, pero a juzgar por lo visto, habrá que seguirle muy de cerca la pista en el futuro. La película pudo verse en el último Festival de Cine de San Sebastián en la sección Perlas donde tuvo una acogida más bien discreta. Para el que suscribe, es uno de los títulos imprescindibles de este 2016.
Trata sobre el desamor profundo entre dos personas que se han amado. No se plantea, la causa que los ha llevado a su destrucción, aunque uno puede sacar conclusiones. Tal vez hayan evolucionado de manera diferente, y lo que a ella le gustó de él, al pasar el tiempo, se ha convertido en un lastre, un conflicto, y como consecuencia: El desamor, acompañando al rencor.
Pequeñas rencillas y miserias, pequeños actos mezquinos. El amor que muestra el esposo hacia ella y su familia, se contrapone, con el desprecio que provoca en la esposa, incapaz de mostrar generosidad. Resulta profunda, bien trabajada, y con una dramática puesta en escena sencilla pero muy efectiva.
Pese a todo lo expuesto, no me ha conmovido, solo me entretuvo, y sigo pensando que ha sido un ejercicio muy maduro, bien planteado, pero que no desata sentimientos complejos, al faltar un poco más, de la esencia del alma.
UN 5