El fontanero, su mujer, y otras cosas de meter…
Sinopsis de la película
Un fontanero rechaza multitud de proposiciones sexuales de sus clientas por amor a su mujer. Pero un día, al llegar a casa, se encuentra a su mujer con otro hombre en la cama. A partir de ese momento, la actitud del fontanero con sus clientas cambiará radicalmente…
Detalles de la película
- Titulo Original: El fontanero, su mujer, y otras cosas de meter...
- Año: 1981
- Duración: 76
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Opinión de la crítica
Película
3.3
28 valoraciones en total
Como comedia erótica, esta película deja mucho que desear. No en el aspecto erótico, del que va bien servido, si no del aspecto cómico, que se queda muy corto. Las escenas tórridas muestran un sinfín de posibilidades, más allá de la postura del misionero. Muy morboso para la época.
La peli va de un fontanero más que cuarentón que allá donde va siempre se encuentra con clientas jóvenes que termina poniendo mirando pa Cuenca. La de adolescentes que habrán decidido hacer la FP de fontanero tras ver esta peli, para luego llevarse el chasco.
El fontanero, su mujer y otras cosas de meter… (1981) es un título dirigido por el murciano Carlos Aured, resultando, casi con toda probabilidad, su película más conocida por el público. Los costes de producción suman cuatro millones de pesetas de la época y recauda en su día más de ochenta millones de las antiguas pesetas. ¡Casi nada! Como película no supone más que una repetición del fenómeno del ‘landismo, con el típico españolito medio manteniendo gran actividad bajo las sábanas. El resultado es difícil de definir, pero el éxito de público hace albergar esperanzas al espectador que aún no la haya visto.
Carlos Aured (Murcia, 1937 – Denia, Alicante, 2008), es un ciineasta de serie B, restringido al cine de terror primero y al cine S después. Su nombre se ha asociado a la comercialidad más absoluta a la hora de hacer el cine que el público demanda según el momento, y a algunos de los largometrajes más toscos de los años setenta y ochenta.
El argumento gira en torno a Mario, era un honrado y trabajador fontanero y un esposo honesto, hasta que descubre a su mujer manteniendo relaciones con uno de sus mejores amigos. A partir de ese momento, empieza a aprovechar todas las oportunidades que se le presentan de estar con otras mujeres.
Véanla, porque creo que se lo van a pasar muy bien, sobre todo, comentándola.
Abran los ojos, desparramen la vista, apuren ese último trago de café, limpiénse esas motas de polvo que cubren el hombre de esa vieja chaqueta gris porque, asiduos lectores, estáis ante mi crítica más sincera y profunda llena de confesiones inconfesables, secretos que gritaré a viva voz y fantasías oscuras que cada vez se hacen más claras.
Entre esas confesiones les debo decir una que introduce y explica mi visionado del film: me gusta ver porno mientras cocino . Pues bien, antes de ayer, se reunió el club de motoristas de Harley Davidson (Club Indacente) de mi localidad en mi casa y tenía que preparar unas buenas fritangas y unos cubatas que amenicen la jornada. Normalmente, como les digo, veo porno duro mientras cocino, es mi forma de ser y ni el nacimiento de mi hija de 2 años ni que mi madre se haya venido a vivir con nosotros por desahucio me va a hacer cambiar. En esta ocasión, no quería tanto hardcore así que decidí ver una película erótica para calentarme mientras tanto.
Cual fue mi sorpresa al toparme con este film con un título tan sugerente. Doy gracias a mi fortuna viciosa. La película en sí, está a medio caballo (me pido la parte inferior del cuadrípedo, guiño, guiño) entre Porno Duro e Instinto Básico. Es decir, tetas a cascoporro, todo el día montándose unos a otros pero no explícito.
La película va de un fontanero, cuya mujer se la pega con otro y él, se dedica a fornicar con sus clientas.
Ahora bien, estaréis diciendo: ¿Para eso haces una critica? Las pelis eróticas son siempre iguales, te gustan o no, listillonaranja engreído. Muy bien, les contestaría, hace tres días pensaba igual que ustedes, sin embargo, esta película no contiene unas mujeres excesivamente bellas ni una tremenda factura técnica sino una historia bizarra y unos comentarios de las féminas sugerentes por lo que, se desvía un poco de la tradicional película erótica-pornográfica con muchas tetas y diálogo facilón.
Para concluir y dejaros con vuestros quehaceres, mis pequeños pajeros, diré pues que esta película no os gustará salvo que seais unos pervertidos, con vicios ocultos y fantasías extremas (las cuales no confesaré, porque los de la Interpol podrían estar leyendo ésto) con alta dosis de perversión. Sí, exacto, me gusta a mí y a dos más.
Hubo un tiempo en que no existían en España (legalmente al menos) las películas X, pero sí las S. Una clasificación que iba un paso más allá que aquella otra de mayores con reparos . Películas que podían herir la sensibilidad del espectador . A veces caían en aquella clasificación películas de acción o de terror especialmente violentas. Pero la S casi siempre tenía que ver con sexo más o menos explícito, así que esa categoría era, en aquellos tiempos de la transición y con el personal más salido que el mango de un cazo, un reclamo de primer nivel, conque se generó toda una industria de cine erótico festivo hecho con tres pesetas que hacía unas taquillas muy jugosas y daba por tanto mucho rendimiento (económico) a sus productores. Con el tiempo llegaría el porno y el cine S dejaría de tener sentido, pero esa ya es otra historia.
Dentro de ese tipo de cine, uno de los títulos legendarios fue esta que nos ocupa, una comedia pseudopornográfica dirigida a un publico mayormente masculino, obrero, y con ganas de ver carne, que costó muy poco dinero y fue un taquillazo tremebundo en su momento, aunque luego haya sido denostada, vilipendiada y tomada por un ejemplo paradigmático de lo que podríamos llamar cine de mierda . Demasiado denostada y vilipendiada para mi gusto, y explicaré por qué.
La historia es sencilla (un fontanero pilla a su mujer con su mejor amigo y decide desquitarse ventilándose a cuantas clientas pueda), y sirve más que nada para introducir diversas escenas sexuales a las que para ser auténtico porno apenas les faltan primeros planos de la acción genital , adornado todo ello con algunos chistes no demasiado finos pero no especialmente chabacanos para la época (hay momentos mucho más zafios en cualquier película del landismo, o de Esteso y Pajares). Tampoco creo que de una película de este tipo y con este título cupiese esperar nada distinto.
Como película erótica, funciona bastante bien: las escenas sexuales son variadas (tríos, orgías, lesbianismo), no son tan largas como para aburrir, están rodadas aceptablemente bien, y hay algunas (en las que aparece Lina Romay sobre todo) bastante morbosas y bastante sugerentes. Y sin necesidad de caer en las parafilias retorcidas de algunos autores de la época (Bigas Luna, Eloy de la Iglesia).
Como comedia, tiene sus momentos graciosillos, con un humor que visto ahora parece grueso pero que para entonces tenía hasta clase. El que no se lo crea, que recopile los chistes de esta y los compare con los de Los bingueros y luego me lo cuente.
Técnicamente, como es lógico, se nota el bajo presupuesto, pero es digna: la puesta en escena y la iluminación son pasables, tiene ritmo, la ambientación da el pego correctamente…Carlos Aured, después de todo, era un cineasta con algo de experiencia en el cine de diversos géneros, y sabía hacer un trabajo potable con pocos medios.
¿Una buena película? Pues una buena película para su estilo y su época, sí. Y una película honesta, también. Y es que, con el corazón en la mano, ¿alguien podía esperar algo mejor de una película titulada El fontanero, su mujer, y otras cosas de meter ?
Hagamos el favor.
Mis queridos amigos lectores: esa frasecita que he puesto de título a mi crítica es una de las escasas frases con gracia oídas en la película, y puedo asegurar que es de las mejores, con lo que os doy un aviso sobre el ínfimo nivel del resto.
Película absolutamente prescindible, no se entiende cómo le ha podido gustar al crítico chicodenaranja, si ni siquiera le ha gustado a su propio director y responsable del bodrio, Carlos Auride. A poco que busquéis en la biografía de Auride veréis que renegaba de estas películas serie B eróticas que solo firmaba para poder comer.