El expreso de Pekín (TV)
Sinopsis de la película
Tras el final de la Guerra Fría, el agente británico Harry Palmer pierde su trabajo de espía. Sin embargo, y de manera extrañamente rápida, recibe una misteriosa llamada con una oferta de trabajo. El jefe del crimen ruso Alex quiere que Harry le ayude a recuperar un arma bioquímica mortal llamada la Muerte Roja , que le han robado. Alex está dispuesto a pagarle mucho dinero para que la encuentre, pero a Harry le desaconsejan que se involucre en esta nueva aventura.
Detalles de la película
- Titulo Original: Bullet to Beijing (TV)
- Año: 1995
- Duración: 101
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Opinión de la crítica
Película
5.1
41 valoraciones en total
Una película de espías para televisión, realizada con escasos medios y unos actores que no creen en su papel. Es triste ver envejecer al amigo Palmer…las dos primeras entregas resultaban entretenidas, incluso bien construidas, pero en esta tercera entrega se dan situaciones surrealistas que invitan a la risa…ni siquiera los diálogos mantienen el tipo…Michael Caine, siempre sobrio, resulta cansino´. En general, la película invita a una buena siesta.
Lo mejor del film es que no tiene grandes pretensiones, pero aun así resulta aburrido.
No quiero cebarme demasiado, pero me parece un telefilm de serie B.
Está claro que si tiene que andar aceptando trabajos una vez jubilado es porque no le quedó una buena pensión.
El caso es que el negocio que mueve el tal Alex es excusa para la reunión de viejas glorias del espionaje: jubilados y parados de la CIA, del MI6, de la KGB… Algo curioso de verdad, aunque vayan cada uno por su lado.
Y es una lástima que una película que empieza tan bien, con ese punto reposado que exigen las tramas de espías, que lleva un ritmo ideal para el largo recorrido en una línea del Transiberiano, que mantiene un intriga aceptable gracias sobre todo a la sorna de Harry Palmer, un agente que se ve que los años le han hecho más comunicativo, tenga un desenlace nada apropiado.
Con ciertos actores me ocurre que, independientemente de lo buena o mala que sea la producción en que participen, siempre logran atraer mi atención por su carisma o encanto. Me ocurre lo mismo con algunas temáticas. En este caso concurren ambas circunstancias: Michael Caine –siempre sublime- en la Rusia post soviética. La película, a priori, me tiene conquistado.
También me encantan esos personajes que, los pongas donde los pongas, son capaces de granjearse por igual tanto adhesiones inquebrantables como intensos odios. Harry Palmer, a quien habíamos perdido la pista 30 años atrás, es uno de ellos. Aparece ahora para mimetizarse con el paisaje de un país que, en tránsito del comunismo a una nueva realidad, es campo arado para el florecimiento de toda clase de actividades al margen de la ley –mafias, mercado negro, narcotráfico-. A sueldo de un jefe mafioso local, empezará a investigar el robo de un arma biológica.
A mi juicio, un acierto de Bullet to Beijing es que tanto los personajes como la realización, la música o el diseño de vestuario están impregnados de una frialdad que encaja perfectamente con los cielos y calles de ese país en el que Palmer no puede confiar en nadie, sirviéndole su cinismo como coraza ante una realidad de la que muchos quieren hacerle desaparecer.
No obstante, la película no está exenta de momentos simpáticos –a destacar tres: Palmer saliendo del vehículo de policía por encima del oficial, el viaje en la cabina de un avión que aterriza donde puede y no donde estaba previsto y el disimulo tras hacer estallar en llamas un camión- ni de guiños cinéfilos (daré tres nombres: Sue Lloyd, Jason Connery, Burt Kwouk).
Además está el viaje en el expreso del título. Puestos a admitir filias, admitiré que también me encanta ver en pantalla trayectos en tren y las relaciones que se establecen entre los pasajeros o la tensión que puede crear un viajero inoportuno.
Como leve crítica, las escenas de acción, en especial la del final en la plaza de ese pueblo perdido. Sin embargo, teniendo en cuenta los medios limitados con que contaba esta producción, tampoco está tan mal, aunque … * (spoiler).
En suma, vale que no es una obra maestra, pero como creo se desprende del entusiasmo de esta crítica, yo la considero todo un espectáculo plenamente disfrutable.