El esqueleto de la señora Morales
Sinopsis de la película
La vida conyugal de Gloria y Pablo Morales es un infierno. La mujer atormenta a su marido con sus celos, sus quejas y un puritanismo enfermizo. Como Gloria no quiere separarse, la situación es cada día peor. Un día, Pablo anuncia a sus conocidos que Gloria se ha ido a Guadalajara a visitar a una tía. Sin embargo, en su laboratorio de taxidermista, Pablo conserva un esqueleto al que trata como si fuese su mujer.
Detalles de la película
- Titulo Original: El esqueleto de la señora Morales
- Año: 1960
- Duración: 92
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Opinión de la crítica
Película
7.6
46 valoraciones en total
Los degustadores gourmet de la comedia negra entre los que sin duda me incluyo tenemos en El Esqueleto de la Señora Morales todo un delicatessen que paladear. Aunque muy reconocida dentro de la filmografía mexicana fuera de su país se mantiene muy desconocida lo que le añade un toque selecto que le da un atractivo extra a los ojos del espectador foráneo. Constituye además toda una rara avis pues si bien el cine mexicano había tenido previamente escarceos con la comedia negra mismamente en algunas películas de Buñuel como El Gran Calavera o Ensayo de un Crimen un relato como este donde el humor negro es el eje del film y la negrura constituye la característica fundamental de su estructura, desarrollo y desenlace permanece casi como un oasis dentro de los parámetros de dicha cinematografía.
Lo que no deja de resultar curioso es que datando de 1959 esta película haya visto la luz al mismo tiempo que despuntaba con gran fuerza la comedia negra en España de la mano de Azcona. Con El Pisito que data del mismo año el humor negro español viviría una edad de oro destacando obras tan imprescindibles en nuestro cine como la ya nombrada y El Cochecito, ambas del tandem Azcona-Ferreri o Placido y El Verdugo, Azcona de nuevo, esta vez mano a mano con Berlanga. El Esqueleto de la Señora Morales no desmerece en absoluto ante ellas y se podría, aprovechando esta similitud temporal, jugar a fantasear imaginando que Azcona hizo en realidad durante unos meses las Américas y les contó esta historia a sus amigos mexicanos. En nuestro cine el espíritu de Azcona y la comedia negra sí se han seguido manteniendo vivos constituyendo actualmente Alex de la Iglesia uno de los mayores valedores del tradicional humor negro español.
La historia está hábilmente presentada para que a los cinco minutos ya mostremos un rechazo absoluto cercano a la repulsión con respecto a la Señora Morales. Todo un manual de lo que viene a constituir una mala víbora. Mojigata, puritana y frígida hasta el extremo, no permite ni siquiera ser tocada o besada por su marido y mucho menos el tener una mínima vida marital satisfactoria. Además es desagradecida, celosa, antipática, severa y rígida hasta el paroxismo. Pretende a su vez esconder sus múltiples comportamientos desquiciantes bajo un manto pío y una supuesta beatería de escaparate en la cual se escuda para calumniar a su marido ante terceros acusándolo de malos tratos de toda índole que obviamente nunca han tenido lugar.
Y en el otro lado se nos muestra al campechano y afable Señor Morales. Un tipo bonachón y de buen corazón con el que no resulta difícil establecer simpatías. Estando situado continuamente entre la espada y la pared debido al carácter insoportable e ingobernable de su mujer nunca abandona ni el positivismo ni su sonrisa y con un estoicismo digno de admiración se refugia en su trabajo de taxidermista o libera las tensiones que continuamente surgen dentro de su morada con escapadas a la cantina para pasar un buen rato en compañía de sus numerosos amigos. Tiene además gran mano para los niños y juguetea y bromea con los que le salen a su paso, esos mismos niños que su mujer de manera sistemática se niega a darle.
Pero como ya se intuye desde el mismo título del film la paciencia inquebrantable del Señor Morales ha de tener un límite y bueno, en definitiva ¿que mejor manera de apaciguar a la mala bestia de su mujer si no asesinándola, disecándola y conservando su esqueleto? Sin embargo esto es una comedia negra sobre los entresijos y las desavenencias del matrimonio y la Señora Morales no parece que tenga intención de estarse quieta. Ya sea viva o muerta, de cuerpo presente o en mera forma ósea seguirá moviendo los hilos y habrá de clamar venganza con el mero y único fin de seguir atormentando a su marido por toda la eternidad.
Una de las mejores películas mexicanas del género, y en general. Quizá es la única que aborda con tal maestría y exquisitez el humor negro. Cargada de una fuerte crítica hacía lo religioso y lo moralmente correcto. Es difícil encontrar películas de este tipo en un país en donde prolifera la censura, y ahí es donde radica su alto valor: el ingenio que muestra el director para criticar por medio de la metáfora. Nunca antes vi tanta acidez por medio de elocuentes diálogos en una película mexicana, me recordó al mejor Buñuel (el guión es de Alcoriza, habitual colaborador de éste).
Mención aparte para las actuaciones que cumplen a carta cabal, un Arturo de Córdova brillante. Los secundarios también hacen su trabajo de la mejor manera. La fotografía tampoco desmerece nada, al igual que la correcta música. Quizá el final es lo único reprochable, pero, vamos, el contexto de la época se lo impuso, no fue decisión del director. Otra de esas grandes joyas que están escondidas en el cajón, aún así logran deslumbrar.
En esta comedia negra, Arturo de Córdova vive amargado por la relación enfermiza que mantiene con su mujer – una maravillosa Amparo Rivelles – tullida y falsamente devota que le acusa ante la congregación religiosa a la que pertenece, de maltratarla hasta la saciedad (física y síquicamente) al despreciarla por su tara, sin importarle las consecuencias que esto supone para su marido inciertamente inculpado.
Con una soberbia fotografía y una dirección de actores no menos genial, el director nos pasea por una filmación que va desde la chanza anticlerical más mordaz hasta un final que constituye un estupendo guiño al cine de Hitchcock, pasando por la sarcástica visión del Buñuel más genuino. Todo esto sin caer en clichés afectados sino, más bien, desde la completa asimilación de su arte.
Resaltar la gran química entre el gran Arturo de Córdova y la estupenda Amparo Rivelles, que componen sus papeles rodeados de un admirable elenco de divertidos y odiosos secundarios que engrandecen aún más, si cabe, este largometraje en blanco y negro digno del mejor cine de autor.
En conclusión: Largometraje muy principal, cínico, divertido, dirigido con sobriedad, muy bien fotografiado y no menos mejor interpretado por unos actores más que sobresalientes.
A recuperar.
Una actuación de primer mundo la de Arturo De Córdova, muy superior a las actuaciones de esa misma película.
Gran película que ocupa el lugar 19 dentro de la lista de las 100 mejores películas del cine mexicano.
Humor negro de alto nivel y otro ataque el crimen perfecto, el final que tiene desprestigia mucho la película, aunque conociendo la censura en México puede ser que fuera impuesto en sus tiempos, ya que además tiene mucho crítica social y en particular a los religiosos ortodoxos.
El trabajo realizado en este magnífico film es muy semejante a la crítica que realiza Buñuel en sus obras, aunque en esta película el humor negro es de recalcar.
Cuando veo este tipo de película lo que me sucede es que reivindico el hecho de que soy latinoamericana. Yo sé que el humor es algo universal pero hay detalles que son propios de la idiosincrasia y si bien México no es lo mismo que Argentina y hay muchas diferencias, hay mucho en común también, mucho más que lo que puedo tener en común con el humor español o el yankee -más allá de que por fuerza se me ha pegado por estar inundada con el mismo-. Y ser latino implica entender este humor negrísimo mexicano de una manera que estoy segura que a muchos le cuesta entender, y esto sucede porque no crecieron viendo a El chavo del 8 que tiene mucho que ver con este film -en una versión más infantil, claro- y que tiene mucho que ver con Buñuel, y es ahí donde la genialidad se hace presente.
El film arranca generando mucha impotencia en el espectador, una impotencia culposa porque en realidad es muy horrible ese odio desmedido por una mujer cuyo único defecto es ser inválida, bastante histérica y tener un exceso de fe religiosa, lo cual a priori no es suficiente para que uno odie a una persona. Empero el guionista con pequeños detalles logra generar esta impotencia desmedida -más allá de que el director le dedica demasiado metraje a esta parte de la película- y unas ganas tremendas de que el protagonista actúe. Pero el marido se niega a actuar porque él es mucho más cuerdo que nosotros, de alguna manera, él va más acorde a la lógica que nosotros que ya estamos desesperados pidiendo que haga algo, que se materialice el esqueleto que el título promete.
Y es fascinante porque la comedia negra radica en eso. Siempre digo que la gracia de la comedia negra es que te haga reír de cosas que no son graciosas por naturaleza, como cuando nos reímos con los baños de sangre de Tarantino. Acá es igual pero es hasta más excesivo porque nos logra hacer reír de algo que es realmente cruel, de algo que llamativamente nos toca ver muy seguido en estos informativos amarillistas -rojistas-.
Es maravillosa porque no opta por ser reaccionaria, al contrario, hasta habla de la fe. El giro final (sin desvelarlo) es casi hitchcockiano, me refiero al plano de la botella de veneno. Y completa el círculo vicioso de que no hay crimen perfecto, pero no sólo eso, sino que de alguna manera la película nos está afirmando que efectivamente el odio culposo del principio es realmente un pecado, es realmente culposo, y lo peor, se paga.
El film es redondo, después hay detalles con el tempo narrativo y el tempo del montaje que hacen que decaiga un poco el ritmo. Pero insisto en que es una cinta que hay que ver porque es difícil encontrar cine clásico latinoamericano y más difícil aún que de entre eso que se encuentra haya algo realmente bueno, lo más conocido es Buñuel y ni siquiera es mexicano. Por eso apúntense esta peli.