El diablo
Sinopsis de la película
Durante la invasión de Polonia por parte del ejército prusiano en 1793, el joven noble polaco Jakub es liberado de su encarcelamiento por un extraño que, a cambio, quiere obtener la lista de sus compañeros conspiradores. Siguiendo a su misterioso salvador a través del país, Jakub es testigo del caos y la corrupción moral imperantes, incluyendo la muerte de un ser querido y la infidelidad de su prometida. Demente por lo que ha contemplado, comete una serie de sangrientos asesinatos sin motivo aparente.
Detalles de la película
- Titulo Original: Diabel (The Devil)
- Año: 1972
- Duración: 119
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Opinión de la crítica
Película
6.6
54 valoraciones en total
Puro delirium tremens. Me estrené con Zulawski hace unos años con la memorable Posesión y recuerdo pasar un gran rato entre carcajadas y asombro, literalmente, era una película que lograba una peculiar simbiosis entre el humor absurdo y el horror. Bien, aquí no queda casi rastro de ese humor absurdo pero sí toneladas de horror y desconcierto. Desde el primer instante y en tromba, Zulawski nos sumerge en la locura y la devastación y no cede un palmo de terreno en toda la función. En las películas de este encantador polaco parece que el reparto venga de hacer unos largos en una piscina de LSD para después rebozarse, cual albóndigas, en speed. No cabe duda de que el trabajo de Zulawski en la dirección de actores es tremendo. Como muestra la Isabelle Adjani de Posesión, que perpetra una actuación de las que no se olvidan, o la del tipo que interpreta al demente que acompaña en todo momento al protagonista de esta Diabel (un doble atronador de Iker Casillas, por cierto) y que hace lo propio con una actuación epiléptica que merece ser vista. El de este tipo es un cine áspero, desquiciado y violento, alucinatorio y arriesgado, cuyo referente más claro es Herzog, otro enajenado de cuidado. La cámara persigue, acosa y envuelve a los actores presa del mismo frenesí que los domina a ellos, el guión es de frenopático y la BSO no desentona en absoluto, obra de otro enfermo, sin duda.
Un diálogo en la recta final resume perfectamente el espíritu,
– Dime, ¿el mundo me parece tan horrible por que estoy enfermo o por que es realmente así?
– Me haces una pregunta difícil. Mira, el mundo no es horrible. Es hermoso. Hay flores en él, jardines, frutas, mujeres. No sé cómo explicarlo. Mejor si lo bailo.
Y entonces el tipo acomete un poseído baile de San Vito, extasiado.
Y de postre un final demencial a la altura de toda la esquizofrenia anterior pone el tremendo colofón.
Toda una experiencia, sin duda.
Mi película favorita del magistral Andrzej Zulawski, en la que los actores, deliciosamente escogidos, protagonizan constantemente las antinomias que se debaten entre los límites de la belleza y la fealdad, el vicio y la virtud, con el diablo en persona y un lugar donde se pasan penalidades espantosamente bellas, y en el que mujeres y hombres nórdicos imposibles gritan soliloquios entre gimoteos y sollozos interminables. Ellas, medio desnudas, coronan escenas donde la epilepsia es una natural consecuencia de sus estados de conciencia alterados. Un barroquismo desquiciado y violento muestra el incesto con una intensidad inusual en otras películas. La cámara en mano es testigo de la histeria de estas ninfas polacas, que extasiadas por sus alucinaciones, encandilan dejando una huella imborrable en la historia del cine.
Relato tan fascinante como esquizo y paranoico del director de la mítica La posesión, la obra fue prohibida en Polonia. Creada como alegato anticomunista y del control soviético en el país, particularmente se puede reducir también a un cuento macabro sobre la maldad humana centrado en un pobre hombre manipulado por el mismo diablo y que ha perdido todo lo que un día amó y compartió viendo como todo se ha desmoronado en su ausencia, como si fuera a través de sus ojos y su mente más y más perturbada entre sollozos, gritos desesperados, ataques epilépticos y actos depravados tanto de él como de los que le rodean.
Acojonante el principio en el monasterio donde el ejército prusiano carga salvajemente.
Visualmente la obra recuerda bastante a muchos relatos del mejor Herzog, por comparar con alguien, con paisajes tristes y sucios y con planos de gran elegancia y excelsa fotografía.
No hay que olvidar su banda sonora, absolutamente terrorífica y psicodélica que acompaña la locura de todo el relato.
Una película que se ama o se odia, o las 2 cosas a la vez dentro de la misma, de muy dificil visionado, puro arte y ensayo de la época pero con una personalidad aplastante e intrasferible.
Un notable por lo menos se llevaría la película si fuera por su realización. Creo que nadie puede imaginarse muy fielmente en realidad épocas tan antiguas y diferentes. Una cosa es tener datos certeros pero otra muy diferente es haber vivido allí y en ese tiempo. Y esta película en varios sentidos es muy realista. Los actores están excelentes. La cámara es muy particular porque te hace sentir presente, pero no al estilo actual de cámara en mano tan frenético que marea y no sirve para nada, si no como si la cámara fuéramos nosotros recorriendo cada escena. La música muy acertada también, acorde al color de la película pero a la vez moderna.
Y la locura… Hasta ahora vi solo dos películas de este autor pero creo que la debe haber vivido de cerca porque es tremenda la locura que emana toda la película, la gente, las situaciones, los fondos, todo está completamente empapado de ella, pero de la de verdad, de la fea, de enfermedad.
Y eso la hace muy difícil de ver, porque en ningún momento hace pié un argumento certero o por lo menos apreciable. No digo que no lo tenga, ni me gusta cuando todo se da fácil y explicado pero este es un laberinto que solo el director parece tener el mapa.
En spoiler una sinopsis del que, como yo, no entendió nada.