El diablo sobre ruedas (TV)
Sinopsis de la película
Cuando David intenta adelantar a un camión cisterna no se imagina que el conductor se lo tomará como una ofensa personal. A partir de ese momento, el diabólico camionero someterá a David a una persecución mortal…
Detalles de la película
- Titulo Original: Duel (TV)
- Año: 1971
- Duración: 91
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Opinión de la crítica
Película
7.3
37 valoraciones en total
Tal vez el director más comercial de todos los tiempos, con permiso del gordito.
No se puede decir que esta obra sea maestra, pero sí que hay que ser un maestro para que un producto destinado a la televisión luzca en pantalla grande y carezca del colorcillo lechoso de los telefilms.
Tampoco se puede negar que sólo un director como la copa de un pino puede crear suspense con un camión que saca las largas.
¿Que después ha caído muy bajo? Eso es por los billetes, que por extraño que parezca, pesan más que la calderilla.
Esta es, sin duda, mi película favorita de Spielberg (no la que vi primero) aunque sí que la vi muy joven. Con 6 añitos y 38 de fiebre vi E.T. sin pena ni gloria, mi madre me la alquiló en el videoclub y he tardado en apreciar los valores del alienígena bondadoso. Luego vi el Imperio del Sol que me tocó pero noté que algo fallaba en esa película. Y con doce sufrí durante hora y media viendo El diablo sobre ruedas en televisión por la noche. Era tal la sencillez de la propuesta que asusta por sí sola. Como el título original, Duel, sólo hay un coche rojo y un camión oxidado que le persigue toda la película. El resto lo completamos nosotros con nuestros miedos más profundos, porque siempre asusta más lo que no se ve, que lo que se ve.
El diablo sobre ruedas es una de las mejores óperas primas que ha dado el cine. Aquí no aparecen nazis ni palestinos a los que atacar con saña como excusa para mostrarnos las virtudes de mundo judaico. Es un Steven Spielberg imberbe y aficionado a los thrillers y a la ciencia ficción de los 50 que pasaban sin parar por la televisión. Además el guión no es suyo y apenas interviene en él (lo que es de agradecer). La utilización de hasta siete cámaras en los distintos planos y de cinco montadores, no es que le reste mérito, pero le ayuda bastante a conseguir este peliculón como presentación ante la industria cinematográfica europea, que no yanquie.
Película para televisión, a Spielberg le dieron diez días para terminarla. La acabó en trece, todo un logro para cualquiera. Para que no se rodase en estudio y poder conseguir filmar todo el rodaje en exteriores, debía cumplir con los plazos de los tres primeros días de rodaje, y el tipo lo consiguió. Este hecho determinó que el film tuviera los bellos exteriores que podemos observar hoy en día. El cineasta se ayudó de un coche bajo de carreras para poder realizar los contrapicados y los adelantamientos del coche al camión y viceversa. Rodó las escenas para ganar tiempo, con cuatro, cinco y hasta siete cámaras (la secuecia final) para poder terminar el encargo con tiempo. Sabía que tenía una oportunidad dorada para asomar la cabeza en el mundo del cine, así que había muchas ganas. Se ensambló en tres semanas y media con cinco montadores currando a destajo. La música minimalista y extraña aparece en los momentos más dramáticos y con mucho acierto.
DESTACO la secuencia del bar por el descanso que supone y la utilización del zoom y de algunos encuadres porque me parecen una maravilla. También la impagable actuación de Dennis Weaver.
SUSPENDO la excesiva repetición de los planos de carretera aunque comprendo las dificultades de su variación.
Excelente debut de uno de los cineastas más controvertidos e incostantes de la Historia del Cine.
Supongamos que se acerca el puente de agosto. Supongamos también que la opción que se baraja es la de ir a pasarlo a un camping cualquiera.
Nos situamos en la víspera del fin de semana y aparecen los primeros veraneantes. El terreno está virgen por lo que las mejores parcelas son invadidas. Junto a la piscina, a la sombra de los gigantescos nogales, o los terrenos más verdes serían para los más madrugadores.
Pasamos al día siguiente. Llega el segundo pelotón. Aún hay buenos sitios, no los mejores pero sí en segunda linea, a 30 metros de la piscina, a la sombra de un sólo nogal ó en donde aún queda verde.
Nos metemos en pleno puente. El camping es ocupado al 95% y tercer grupo que aparece. En él tú. Ahora ya no hay opción de tener a mano la piscina, tocará caminata. De nogales dando sombra cero, el sol sin piedad a la lona de tu tienda. Verde menos, más bien arena desértica… mucha gente llegó antes que tú. No te queda apenas sitio donde acomodarte.
Así está el cine. Las parcelas serían las tramas y los días del puente serían las décadas. Cuanto más tiempo pasa menos terreno tiene el nuevo cineasta para explorar sin pisar lo que ya otro contó. Ya todo está escrito y dicho por quien llegó 60, 50, 40 ó 30 años antes que él. Como prueba un botón, El diablo sobre ruedas , considerada gran obra pese a su aparente simpleza. Fue original, factor que cotiza. Probablemente si se hubiese rodado hoy no tendría el mismo efecto porque nos sonaría a algo mil veces visto.
Carretera, gasolina, acoso y tensión son los únicos ingredientes de este brutal cocktel molotov. Sin giros argumentales, sin digitalizaciones, sin parafernalias y con mucha humildad. Un algo tan pequeño y tan grande al mismo tiempo.
Uno de los más destacados debuts de la historia del cine. Con un pulso medido al milímetro, un ritmo trepidante, un montaje lleno de dinamismo, un siniestro camión, un indefenso coche y un escaso presupuesto Steven Spielberg demuestra el mago del cine que es desde su primera película. Como haría en Tiburón , utiliza la sugerencia para producir miedo, el miedo a lo que no se sabe que es, el miedo a lo que no se puede ver. Una maravilla del cine de acción.