El día de la lechuza
Sinopsis de la película
La mafia siciliana, que domina la construcción, dispone de poderosos mecanismos para ejercer y mantener el poder. El punto de partida es el asesinato de un sindicalista y la desaparición de un hombre. Mientras la policía investiga a la esposa del desaparecido, las sospechas del Capitán Bellodi se centran en un importante mafioso, aunque no logra encontrar pruebas ni testigos que avalen su hipótesis, ya que su labor está siendo sistemáticamente obstruida desde las altas esferas.
Detalles de la película
- Titulo Original: Il giorno della civetta
- Año: 1968
- Duración: 102
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Opinión de la crítica
Película
6.7
46 valoraciones en total
Veracidad y verismo en estado puro para retratar el pan nuestro de cada día en la Italia de hoy, ayer y siempre. Desde los tiempos de las ciudades estado en que se configuró una cierta manera de servidumbre y supeditación al señor, la Mafia, Gli amici degli amici (como se llaman aquí), han estado listos y dispuesto a hacer su voluntad. Aquí tenemos una buena, una espléndida, muestra en este filme de formidable ritmo y de franco suspense. Tras el visionado se aconseja hacerse con un ejemplar de la novela del escritor siciliano (y gloria de las letras italianas) Leonardo Sciascia. No es su Todo modo pero sí sirve para dar una espléndida idea de su estilo descarnado, directo, ajeno a las florituras, sucio si se quiere, que tan bien sabe reproducir Damiani en esta una de sus películas más logradas.
Y para demostrar que esta obra apenas exagera un ápice, recomiendo La casta: Così i politici italiani sono diventati intoccabili , un gran trabajo de investigación sobre la clase política de Sergio Rizzo y Gian Antonio Stella. La realidad supera a veces a la ficción.
Un último apunte, si el lector piensa que Don Vito Corleone es un ser taimado, es porque no ha conocido a Don Mariano (Lee J. Cobb).
Un asesinato impune. Un testigo desaparecido. Un cacique omnipotente. Un policía empeñado en descubrir la verdad. Una mujer a la que todos presionan. Para que hable. O para que calle. La plaza del pueblo, la terraza del cacique, los campos sicilianos, achicharrados por el sol.
El día de la lechuza es, más que una película, un retrato. Un retrato de la corrupción, del caciquismo, de una trama de intereses y lealtades que lleva siglos controlando la vida de la isla. Como la novela de Sciascia en la que se basa, ese retrato se hace poniendo el acento en lo local, pero es extrapolable con pequeños matices a la mayor parte de los países, en casi cualquier época. Para hacer ese retrato Damiani cuenta con un guión sólido, diálogos mordaces, una puesta en escena naturalista y sobria que va acorde al tono del relato, y buenas interpretaciones de Lee J.Cobb, Franco Nero, y sobre todo una Claudia Cardinale expresiva, natural…y guapísima como siempre. Le fallan a este filme el ritmo, en algunos momentos un poco lento, y las interpretaciones excesivamente histriónicas de algún secundario, pero en general cumple su función perfectamente. ¿Qué función? Llamar la atención sobre la triste realidad de la corrupción y el mangoneo.
Basado en un texto de uno de los escritores que mejor han sabido transmitir la esencia siciliana, Leonardo Sciascia, El día de la lechuza es una interesante peli que nos lleva al mundo de los gangsters de pueblo , los genuinos, los de toda la vida, y una de las primeras películas que centró su argumento en la Mafia (y en las que Damiani se hizo un experto). Desesperanzada y lúcida obra, cine policial a la vez que cine de denuncia, habitual en los años 60, fue muy premiada en su día, aunque por momentos le puede faltar un pelín de ritmo. Por otro lado, muy buenos diálogos en muchos momentos y un espectacular Tano Cimarosa en el papel de Zecchinetta. Franco Nero empezó también a convencer a la gente de que podía ser un buen actor, además de guapo. Recomendable.
El día… es una gran película, con un gran reparto, muy peculiar, en el que es necesario destacar la interpretación del gran Lee J. Cobb, y la del para mí también grande Serge Reggiani. Hay un humor negro soterrado en el enfrentamiento entre el grupo de mafiosos liderado por Don Mariano (Lee J. Cobb) y los carabineros, comandados por el capitán interpretado por Franco Nero: la forma en que se espían y vigilan desde edificios situados frente a frente, en la plaza del pueblo, tiene algo de esa ironía, y también de una teatralidad muy mediterránea.
Damiano Damiani se las apaña para plantear una minuciosa y penetrante radiografía social de un microcosmos, mediante una historia en la que aparecen planteadas muchas cuestiones: el poder de la mafia, la corrupción de las altas esferas, tanto las políticas como las económicas, la coexistencia de las viejas ideas y tradiciones (como el honor) con los nuevos intereses económicos derivados del progreso y el milagro italiano de la posguerra, también, el caciquismo inherente a una sociedad rural subdesarrollada. La secuencia en la que Claudia Cardinale come cerca de los mafiosos, con los rostros de éstos vistos en primerísimos planos, es casi cine de terror, terror social.
La denuncia y la crítica social se unen de un modo magistral con el relato detectivesco. Damiani consigue aquí una gran película.
Cuatro años antes de la irrupción de El Padrino , Damiano Damiani realizaba este filme, notable adaptación de una novela del escritor siciliano Leonardo Sciascia, logrando un acertado fresco de la realidad mafiosa de Sicilia, que trasciende lo criminal para adentrarse en lo social, enriqueciendo así nuestra visión del tema.
A diferencia de la obra maestra de Coppola, insólita mezcla de violencia, tragedia y crónica familiar (es lo que ocurre cuando se tiene la feliz idea de fusionar las virtudes del cine de gángsteres de los años 30 con los retratos familiares a lo Visconti), esta película llama la atención por su sencillez y sobriedad, evitando recurrir a lo espectacular para centrarse en el análisis, así, la historia, que parte de un asesinato, una desaparición y sigue los esfuerzos de un capitán de Carabinieri por conectar dichos sucesos con el capo mafioso local, sirve más bien para realizar una severa y exhaustiva crítica de la realidad siciliana. Por ello asistimos a las componendas entre Mafia y construcción, al clima de Omertá imperante, en el que todo el mundo mira hacia otro lado, y también a la lucha desesperada que emprenden el ya mencionado Capitán (que procedente del Norte de Italia, chocará contra los silencios y poderes locales) y la mujer del desaparecido (que se enfrentará a los prejuicios ajenos y a los propios).
La película, correctamente realizada, basa su realismo en unos personajes bien concebidos por Sciascia, que el guión adapta con bastante fidelidad, tanto el capitán (correcto Nero) como Rosa (estupenda Cardinale, y cómo no, guapísima) sirven para ejemplificar la lucha contra una realidad que nos es presentada como inevitable e inamovible (la conclusión de la película es, en este sentido, demoledora), y que se enmarca en unos usos y maneras provincianos de acertadísima elección. En efecto, el pueblo y sus habitantes rebosan credibilidad, y también los mafiosos, que habitualmente se prestan a cierta mitificación o caricatura, son aquí personajes llenos de verdad, empezando por Don Mariano (soberbia interpretación de Lee J. Cobb) y terminando por la amplia galería de secuaces que le acompañan.
Así pues una acertada película, en la línea del cine político y de crítica social característico en la Italia de la época y en este realizador, que abordaría temas similares en la también recomendable Confesiones de un Comisario .