El destino de Nunik

5 comentarios en «El destino de Nunik»

1. El destino de Nunik es una nueva película sobre la I Guerra Mundial de mano de los maravillosos directores Taviani. Está perfectamente ambientada y con unos vestuarios muy bien conseguidos para la época. Por otra parte consta de un guión sólido y de una música que representa la dureza del momento. Respecto a las interpretaciones masculinas son correctas, pero no sobresalen demasiado. Sin embargo las interpretaciones femeninas están llenas de sentimiento y una gran carga emocional. Destaca una estupenda Ángela Molina y la interpretación esplendorosa y maravillosa de Paz Vega. Totalmente recomendable para los amantes del buen cine europeo.

2. Fui a ver la película movido por la historia del genocidio armenio, del cual se sabe muy poco y que el gran público no sabe ni que pasó. El fondo es bueno, pero la película es lamentable. El guión muy flojo, la interpretación no se aguanta por ninguna parte. Parece que cogieran los primeros actores que pasaron por el casting. Sin sentimientos, sin expresión, sin ganas. Un episodio tan dramático y unos momentos de la película que tendrían que vivirse con dolor y angustia, no transmiten nada al espectador.
   
   El pianista o La lista de Schindler bien retratan una época dramática, lo mismo que pensaba que me transmitiría El destino de Nunik. Nada más lejos de la realidad. Se recomienda no ir a verla.

3. Pobre reconstrucción del genocidio armenio a manos de los turcos a través de la historia de amor entre una armenia y un militar turco. Apenas se puede ver la buena mano que los Taviani han tenido alguna vez para esto del cine (Buenos días, Babilonia) en un melodrama con claro regusto a mera reparación histórica de esa injusticia histórica sin pretensiones artísiticas de ningún tipo.

4. Se cumplen cien años (de 1915 a 2015) de lo que muchos consideran el primer genocidio moderno, el armenio, que en realidad vendría a ser el primer genocidio porque políticas de este tipo son inherentes a la modernidad. Por supuesto, anteriormente también se producían masacres, por ejemplo, en el propio Imperio Otomano, en occidente habría que descender hasta la Edad Media para encontrar algún progromo antijudío, pero además de ser raras y no premeditadas, no tenían la voluntad de exterminar a todo un pueblo. Sin embargo cuando llega el liberalismo y vincula la democracia con la nación, ¿os suena lo de la soberanía nacional?, abrió la caja de Pandora de todos los desastres. A partir de aquí se sucedieron los genocidios en cascada a lo largo del siglo XX, aunque si somos precisos, el primero no sería el armenio sino el de los germanos con el pueblo herero en el África del Sudoeste Alemana. Por cierto, que si estuviera en Turquía estas palabras me podrían costar la cárcel porque para ellos es un simple delito afirmar que existió un genocidio armenio. Por eso, sólo 26 países del mundo lo reconocen, entre los que no está España.

   De este modo la película, que efectivamente tiene un aire de miniserie que no engaña a nadie, nos cuenta a partir de una historia ficticia el drama de Nunik (Paz Vega) y el resto de su familia. Ya sea por asesinato directo o indirecto, por ejemplo, a raíz de las muchas penalidades de la deportación, se calcula que los valientes otomanos mataron a entre 1,5 y 2 millones de armenios. Ahora bien, los responsables de esa carnicería no fueron los fanáticos musulmanes, ni los partidarios del Sultán, ni los reaccionarios en general, sino gente avanzada, los Jóvenes Turcos, que luchaban por un sistema democrático, con todas las demás pamemas que acompañan, y el progreso. Claro que para votar, primero hay que matar, como ya decía Maquiavelo, es decir construir ese pueblo masa uniforme, soñado por el liberalismo, que es la nación, en este caso, la nación turca. El caso es que hoy día muchos condenan este genocidio pero nadie habla de reparar el daño. Es imposible devolver aquellas vidas pero sería un gesto asentar de nuevo a los armenios en Turquía. De lo contrario, los Jóvenes habrán ganado, que es lo que han hecho.

5. A los hermanos Taviani no les hacía falta desprestigiar su carrera con esta película. A la causa armenia, tampoco. Una historia sin pies ni cabeza, con un guión constantemente absurdo, una interpretaciones lamentables y ni una sola escena que pueda salvarse. No hacía falta gastarse el dinero en esta película. Y sinceramente, no hace falta ir a verla.