El descenso de la muerte
Sinopsis de la película
Un atractivo y solitario esquiador (Robert Redford) de un pueblo de Colorado se ha empeñado en convertirse en el rey de las cimas. A pesar de que la tensión y las presiones son cada vez mayores, se va adaptando a la competición al tiempo que aprende lo frágil y volátil que puede ser la fama.
Detalles de la película
- Titulo Original: Downhill Racer
- Año: 1969
- Duración: 101
Opciones de descarga disponibles
Si lo deseas puedes conseguir una copia la película en formato HD y 4K. Seguidamente te mostramos un listado de opciones de descarga activas:
Opinión de la crítica
Película
5.3
55 valoraciones en total
En pocas ocasiones el cine nos ha ofrecido un filme acerca del esquí alpino. En éste, el atractivo Robert Redford interpreta a un esquiador de élite norteamericano que se encuentra en el punto álgido de su carrera deportiva y que, sumergido en ese mundo competitivo, se da cuenta de que está solo en su misión de llegar a ser el mejor en su disciplina, sus amigos y familiares no le dan el apoyo suficiente. Pero con su perseverancia y sofisticado empuje, llegará tal vez hasta la cima él solo gracias a la única persona que está detrás de él: su entrenador.
Además de la interpretación bastante buena de Redford, lo impactante de la película son la vertiginosas escenas de esquí rodadas con mucho empeño y que suben la adrenalina a cualquiera, así como los magníficos paisajes alpinos. Pero no solo nos hemos de retener en el aspecto técnico, sino también en el trasfondo del film: la decadencia de un hombre, de un deportista, de una persona que se ha hecho a sí misma y que se ha ido tejiendo con un deporte poco conocido y nada admirado en su país.
El descenso de la muerte es una película que vale la pena ver para los amantes del esquí, pero también para los amantes de la velocidad, los apasionados de una drama deportivo poco convencional y para todos aquellos que admiran a Robert Redford… en éste caso, en una de sus obras menores pero 100% entretenida y peculiar.
En 1969, año de la consagración de Robert Redford y bastante tiempo antes de que el actor y Michael Ritchie reeditaran colaboración en la notable El candidato, estrella y director trabajaron juntos en la ópera prima de éste, El descenso de la muerte, un drama deportivo sobre las competiciones olímpicas de esquí. Aunque aborda temas dignos de atención, tales como las relaciones paterno-filiales o el valor de la autosuperación y el sacrificio, lo hace de forma demasiado leve y con una intensidad dramática y un pulso narrativo bastante disminuidos, por lo que el único interés de la película, además del consabido atractivo de su dupla protagónica, reside en el incuestionable vigor de algunas de sus escenas de bajada alpina.
Drama deportivo sobre la competición deportiva del descenso, donde prima la velocidad sobre el talento y la calidad en el paso de las puertas de la otra gran disciplina invernal, el slalom, mucho más versátil.
Floja la película de Michael Ritchie sobre el equipo de esquí de velocidad estadounidense, pues no incide en la personalidad de sus deportistas a pesar de contar con dos grandes actores, jóvenes en aquel momento, como Gene Hackman y sobre todo Robert Redford, dejando sus vidas al margen más allá de unos minutos dedicados al pueblo de Chapelle y la difícil convivencia con su padre, y una relación con la atractiva actriz sueca Camilla Sparv, con un guión muy deslavazado y una puesta en escena de dudoso gusto. Se salva por las filmaciones de descensos reales que nos van soltando con cuentagotas a lo largo de su minutaje.
No me ha gustado, un 4.
Curiosa película deportiva, ambientada en las competiciones de velocidad de esquí alpino… lo más curioso de la misma es cómo está rodada con un estilo completamente alejado del mainstream de hollywood con una cámara reportera semidocumental que eleva a los altares a está cinta (al menos en el aspecto de la planificación y de la cámara), me ha recordado por momentos al estilo de, por ejemplo, Into the Wild para que os hagáis una idea.
Precisamente cuando obvia está estética y nos mete de manera harto forzosa la típica/tópica relación amorosa es cuando deviene el bajón en el ritmo de la cinta… pese a ello, es una película atípica que hay que ver aunque solo sea por ver el montaje y la planificación de la que hace gala.
Me ha llamado la atención que mientras la estaba viendo pensase, éste director de fotografía arriesga y con bastante buen gusto para ser una película del año 69, pues bien buceando un poco voy y me encuentro que se llama Brian Probyn… curiosamente el mismo que llevo a cabo el maravilloso documental The War Game o la ópera prima de Malick Badlands que es del 73… pondría la mano en el fuego a que Malick vio estos filmes, lo arriesgado de sus planos y el look tan fresco que ofrece y, con lo que cuida ese aspecto Malick, ficho sin dudar al tal Probyn.
A parte de la foto, ofrece uno de los finales menos hollywoodienses de las películas deportivas que he visto nunca (sigue en el spoiler)… en resumen, creo que merece la pena verse si interesan las películas un poco más arriesgadas de las que nos suelen ofrecer.
Como anticipo a los juegos olímpicos, se desarrollan en Austria los campeonatos del mundo de esquí en sus distintas modalidades. Hasta allí llega el americano Robert Redford, un prodigio en velocidad de pista que Gene Hackman tendrá que domar pues el tío viene con el ego subido.
A partir de aquí, nada más. Si eres de los que te emboban las carreras de fórmula uno y eres capaz de estar toda la mañana viendo coches pasar (fiu, fiu, fiu…), o lo mismo en los circuitos de motos, esta película te podrá gustar si eres aficionado al esquí.
El cartel es engañoso pues es más propio de una película romántica, de drama romántico, que de deportes, por eso confunde, la película ni es romántica ni es un drama. No obstante, lo mejor es la ambientación, muy logrado el aspecto deportivo de la competición, los periodistas y el público interactuando con los protagonistas. Robert Redford asume su rol con total eficacia, dando al personaje ese aire de superioridad que nos quieren mostrar y en lo relativo al romance, la sueca Camila Sparv, le va a la par estupendamente. Sólo un tío como Robert Redford, promesa del esquí y en pleno auge puede encandilar a tal belleza pizpireta deseosa de buscar calor entre tanta nieve.
Por lo demás, viendo la película puede llegar un momento en el que dudes si es lenta, si es normal, de qué va, o si el director quería hacer contrapeso de la velocidad de las carreras sobre nieve con las lentas y anodinas apariciones de los personajes, que sí, que dan realismo, pero no hay más. El rollito de la pareja, muy bueno, ambos están muy bien, son guapos, esquían de maravilla, la tía tiene pasta, van en un Porsche amarillo, o sea, que presumen porque pueden. Mejor para ellos.