El cobrador: In God We Trust
Un joven, C , comete varios crímenes en una gran ciudad de Estados Unidos y la policía comienza a seguir su rastro. En otra ciudad, descubrimos que X –un ciudadano normal y tranquilo– no es lo que aparenta. En México, una joven, imaginativa y dinámica fotógrafa llamada Ana retrata la contradictoria vida de la megalópolis y su violencia. Tres personajes dispersos en el espacio, desconocidos entre sí que acabarán formando parte de una misma trama.
La trama es bastante difícil de describir en tanto que da muchos saltos y trata de abordar demasiadas cosas, sin embargo, el principio y el final enlaza todos esos brincos de manera original. No es para nada una película fácil de ver ni de seguir, pero vale la pena. Más que una película parece una suma de retratos cuidadosos de una diversa gama de problemáticas sociales centradas en América (quiero decir América y no meramente Estados Unidos, un país de América). Podría pensarse como una serie de cortos centrados en el tema de la desigualdad, la injusticia y el abuso del poder. Y si bien el inicio y el final junta todas esas narraciones, sigo sintiendo la película como algo desarticulado. Si bien cada pedazo dice mucho, el todo pierde fuerza.
Hay un refrán que dice así: quien mucho quiere, poco abarca.
Eso es precisamente lo que le pasa a esta película, quiere abarcar demasiadas cosas, demasiadas situaciones con demasiados personajes en ellas… demasiadas historias, que al final se enredan de tal manera que acabas perdiéndote sin saber muy bien de qué va la cosa.
Es una pena porque la película es un mensaje en sí misma, un ensayo sobre la violencia, sobre las desigualdades sociales, sobre el abuso de poder… sobre muchas cosas…
Y digo que es una pena porque al ser tan enrevesada, ese mensaje puede pasarnos algo desapercibido mientras la vemos sólo como una película difícil de seguir.
Cobrador. In God We Trust es casi un ensayo sobre la violencia. O más bien sobre la injusticia, las diferencias sociales, la Globalización y la violencia que generan. Trata temas como la esclavitud en Brasil, la corrupción política y policial, las secuelas de la dictadura argentina, el corralito, el terrorismo, la supresión de derechos en la lucha contra el delito… Y lo hace personalizando. Ese es el único punto flojo de la película: que quiere abarcar muchos temas y lo hace además a través de los mismos personajes. Y no es muy creíble que todos estos temas afecten tan directamente a los protagonistas. Pero está muy bien construida, con un lenguaje muy simbólico y de forma que tenemos que ir replanteándonos la violencia, aparentemente inexplicable al principio, de los protagonistas. Se basa en varios de cuentos del brasileño Rubem Fonseca que se han entrelazado bien. Es una película que invita a la reflexión, con un carácter político muy marcado, bastante pesimista en sus planteamientos y que huye del cine entendido como mero entretenimiento.