El caso Sloane
Sinopsis de la película
Elizabeth Sloane (Jessica Chastain) es una implacable y ambiciosa lobbista que intenta que fructifique una legislación a favor del control de armas en Washington DC. Para ello intentará usar todos los recursos a su alcance. En las altas esferas del mundo político y empresarial Sloane tiene una reputación formidable. Conocida por su astucia y sus éxitos sin parangón, siempre ha hecho lo que fuera necesario para ganar. Pero cuando se enfrenta al oponente más poderoso de su carrera, se da cuenta de que la victoria puede tener un precio demasiado alto.
Detalles de la película
- Titulo Original: Miss Sloane
- Año: 2016
- Duración: 132
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Opinión de la crítica
7
64 valoraciones en total
Pais
Directores
Actores
- Aaron Hale
- Al Mukadam
- Alexandra Castillo
- Alison Pill
- Austin Strugnell
- Christine Baranski
- Chuck Shamata
- David Wilson Barnes
- Douglas Smith
- Dylan Baker
- Grace Lynn Kung
- Greta Onieogou
- Gugu Mbatha-Raw
- Jack Murray
- Jake Lacy
- Jessica Chastain
- Joe Pingue
- John Lithgow
- Lucy Owen
- Mark Strong
- Meghann Fahy
- Michael Cram
- Michael Stuhlbarg
- Noah Robbins
- Raoul Bhaneja
- Sam Waterston
- Sergio Di Zio
- Zach Smadu
Basta darse una vuelta por las webs americanas de cine, como IMBD, para ver la polvareda y la división de opiniones con que la sociedad americana ha recibido la película. Normal, teniendo en cuenta lo dividida que está sobre si anular o no anular la segunda enmienda a la constitución de los EEUU que permite portar armas de fuego con pocas restricciones.
Creo que fuera de allí,nosotros somos capaces de criticar la película con mayor objetividad. Personalmente siento que a la película le falta algo de garra, que se mueve por momentos en base a tópicos sobre el funcionamiento y el carril de doble sentido lobbystas y políticos, pero también es cierto que la interpretación de Chastain es sublime. Merecida nominación a los Globos, e inexplicable ausencia de los Oscar.
El peso lo lleva la actriz, dando vida a una mujer lobbysta, mujer y lobbysta es parte del encanto que hace diferente la película. Sloane es una mujer fría, despiadada y que ha logrado triunfar porque ha sacrificado su vida personal y sentimental en pos de ese objetivo. No es extraño que Sloane contrate los servicios de un prostituto y que evite toda conversación que se encamine hacia el terreno de lo personal. Pero por detrás veremos que es una mujer que a veces debe hacer un esfuerzo por mantener esa apariencia de despiadada lobbysta.
Después de que el lobby de las armas quisiera ficharla para defender la segunda enmienda, Sloane decide cambiar de firma con el objetivo de emprender una cruzada para abolir esa enmienda. Obviamente ella juega sucio y obviamente sus rivales juegan aún más sucio, dispuestos a cargarse la carrera de Sloane hurgando en su pasado como lobbysta para el gobierno indonesio que la contrató para abolir los aranceles del aceite de palma indonesio en las aduanas americanas.
Fascinante y absorbente thriller político lleno de duelos verbales y contundentes monólogos que aborda el polémico tema de los lobbying , las agencias privadas dedicadas a crear acciones dirigidas a influir ante la Administración Pública para promover decisiones favorables a los intereses de sectores políticos, económicos o grupos de presión.
En el film se aborda la forma de influir en el congreso y la ciudadanía sobre las restricciones de la segunda enmienda a la constitución de los EE.UU. que permite a los ciudadanos llevar armas de fuego, generando la tensión en el espectador a partir de los turbios manejos del reprobable personaje de Miss Sloane para conseguir el noble fin de una mayor y más restrictiva regulación.
El peso del film recae en la arrebatadora interpretación de Jessica Chastain, una de las mejores actrices de nuestro tiempo que, siguiendo la tradición de las perversas fascinantes que ha dado el cine, en la línea de Scarlett OHara (Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó), Regina Giddens (Bette Davis en La loba ), Margo Channing (de nuevo Bette Davis en Eva al desnudo ), Phyllis Dietrichson (Barbara Stanwich en Perdición ), Evelyn Mulwray (Faye Duneway en Chinatown ), la marquesa de Merteuil (Glenn Close en Las amistades peligrosas ), Catherine Tramell (Sharon Stone en Instinto básico), Hanna Schmidt (Kate Winslet en El lector ), compone uno de los mejores personajes de su carrera, el absorbente personaje de Elizabeth Sloane, brillante, ambiciosa, inflexible, imperturbable, manipuladora sin escrúpulos, sin deseos de tener familia, despegada de afectos, salvo por el escort que la visita semanalmente, y con la determinación clara de ganar siempre a cualquier precio.
A pesar de su amoralidad, ambición y egocentrismo, la interpretación de Chastain y su sorprendente revelación final, mirando fíjamente a cámara, consigue crear un vínculo emocional con el espectador, que termina deseando verla ganar ante un colectivo social que juega con reglas tan cuestionables éticamente como las que ella no ha dejado de utilizar a lo largo de la cinta.
Sola contra el poder o Miss Sloane es lo nuevo del director del exótico hotel marigold John madden y debo aceptar que es una película genial. Está sumamente bien hecha, con un montaje que le da ese final excelente, Es un guión muy pero muy bien elaborado y nada fácil de llevar a la cámara, pero madden logra colocar la cámara justo en los personajes en su momento correcto. Jessica Chastain es literalmente una poderosa supernova que arrasa y brilla por completo en esta película. Su nominación al Oscar debió ser plasmada, mucho más que la actriz de loving pero bueno asi son los premios. Chastain nos da una actuación que roba la cámara por completa de inicio a fin, como anillo al dedo le queda la personificación de esta poderosa e implacable mujer en este interesante thriller político. Totalmente recomendable
Hay un conocimiento lúcido y perenne en el afamado libro escrito por el general chino Sun Tzu hacia el siglo IV antes de nuestra era. Entre otras muchas citas célebres podemos destacar: ‘El arte de la guerra es el arte del engaño.’ O ‘Extiende cebos para atrapar al enemigo. Finge desorden y aplástalo.’ Pero también… ‘Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas.’ Y finalicemos este brevísimo repaso con… ‘Dirigir a muchas personas es como dirigir a unas pocas. Todo se basa en la organización.’ En todas estas frases está resumida la esencia de esta película enredadora e inteligente que hace de un enfrentamiento entre titanes con pies de barro un juego de estrategia tan implacable como locuaz, donde no se sabe bien si se está retratando la falta de escrúpulos de su protagonista o se está reflejando la indignidad de un sistema corrompido por el dinero y el afán de éxito sobre cualquier otra consideración.
Pero vayamos por partes. En primer término tenemos a una mujer ambiciosa, adicta a los estimulantes y opiáceos para poder enfrentarse a su inclemente devenir diario, que parece la encarnación impasible de la codicia desmedida, de la idolatría por la victoria, que renuncia a cualquier vida personal con tal de tener éxito y reconocimiento en una desalmada y obscena profesión habitada por cuadrillas de tiburones y pirañas. Pero también es un tóxico inventario de toda una caterva de personajes a cual más estomagante y repulsivo que vive en función de alcanzar unos objetivos marcados – con independencia de las incontables horas de fatiga y desvelo que haya que dedicar para conseguirlos y con total desprecio por un comportamiento ético y moral que permanece por completo desterrado de la ecuación. Hay que estar muy atentos a los hemorrágicos diálogos, que son el alma y la esencia de esta propuesta singular, que vertebran una acción tan conceptual como contundente.
Poco a poco se va configurando así el retablo inmisericorde de nuestra propia época, en la que la determinación por competir (y ganar) ofusca e insensibiliza la mente de todos los supuestos líderes del presente, donde la imagen y las encuestas de opinión lo son todo y la deontología carece del mínimo interés. Estamos en el ámbito de las percepciones y la apariencia, donde el modelo percibido señorea a sus anchas. Conocer el alma humana es fuente de sabiduría en los momentos de confrontación. Por lo tanto, toda contienda se desarrolla, en exclusiva, en el perímetro de lo percibido (de lo que nos tratan de vender aunque sea una mercancía averiada) y no de lo real.
Y pocas veces ha brillado con tanta solvencia y fascinación una maquiavélica Jessica Chastain. Formidable.
Elizabeth Sloane nos mira fijamente, hablando de cómo los lobbies deben siempre guardar una ventaja sobre sus rivales, un as en la manga con el que poder anticiparse a todas las jugadas que se les haga.
Ella misma pertenece a uno, y por eso conoce perfectamente su funcionamiento, pero lo que en el fondo nos está diciendo con esa directísima confesión es algo más sencillo: ella es una ganadora, a cualquier coste, a cualquier precio.
Es la mejor en lo que hace, y va a continuar siéndolo, no importa lo que pase.
Miss Sloane, con ese inicio, deja claras sus cartas a la hora de definir a su protagonista, y lejos de quedarse ahí mira el mundo a través de sus ojos: como una selva de intereses y oportunidades que aprovechar, que solo se llega a ver cuando la preparación es perfecta y metódica.
Algo que no se hace difícil de creer cuando el constante flujo de información asalta al espectador, sumergiéndolo en un océano enmarañado de conversaciones donde gana el más rápido y el que más labia tiene, donde se deja atrás a los pobres de ambición y de ganas, o donde las victorias deben conseguirse mucho antes de que nadie sepa qué hay en juego.
La única, incorruptible, monolítica Sloane es la capitana de un barco que debe compartir con otros, pero donde vemos que solo ella sabe navegar, y Jessica Chastain, con una capacidad sobrenatural, clava cada gesto, cada palabra y cada frase, cargando una afilada ironía que demuestra la ignorancia de los demás o imponiendo respeto con una simple carcajada.
La clave, creo yo, es un apenas un minúsculo y diminuto momento, casi imperceptible si se pasa de largo, en que ella se permite reposar en un cubículo del lavabo su infaltable ración de pastillas para mantener el ritmo: la banda sonora se detiene, Chastain relaja su tensa figura, y el maremágnum de conversaciones falsamente informales ha quedado atrás. Apenas un segundo, en la que ella debe recordarse que sigue siendo la ganadora.
Es entonces cuando le llega la oportunidad de probar si realmente lo es: tomando el control de una campaña contra una ley de armas, yendo contra sus antiguos jefes, tratando de ganar en lo que según una de sus nuevas asociadas es una batalla que hay que perder lo más lentamente posible . Ese último escenario no se contempla, porque ella es Elizabeth Sloane.
Y siempre ha ganado.
Sus progresivos triunfos en dicha campaña revelan más sobre su persona de lo que podría hacer cualquier diálogo: Sloane no quiere solo convencer, quiere derrotar totalmente a sus rivales.
Quiere matar, partir, hacer sangre de los que intentan desafiarla, usando para ello todos los métodos que sean necesarios, a costa de pasar por encima de cualquier persona, porque para ella la causa lo vale. Las fronteras en si lucha por su ego o por una verdadera reforma de la ley armada pronto se difuminan.
Tan hondo llega su uso de las personas que contrata a un escort para encuentros sexuales, el único agradecido oasis de ligereza en su exhaustiva odisea por despachos, asociaciones feministas y reuniones de ocio donde se marca conversaciones informales que poder usar.
Ella dice que cada acción, cada frase, debe ser una cita memorable, y lo que se puede concluir es que su vida es una cita memorable continua: todo por los demás, su vida al servicio de demostrar que ella va a ser siempre la reina de esa jungla.
Lo brillante de Miss Sloane es que durante sus tres primeros cuartos se construye una ladera de conveniencias, protocolos y métodos… que después revela una naturaleza emocional, por donde Sloane no tiene manera de descender.
Ella solo sabía de lo primero, y cuando le toca usar lo segundo se paraliza: su maraña se vuelve contra ella, revelando fallas humanas que nunca se habrían podido predecir. Las causas son así, hay seres humanos detrás de ellas, y son tan volátiles como rabiosas y fugaces.
La decepción más grande, sin embargo, viene porque Miss Sloane ha traicionado su propia humanidad, negándose ser igual que los demás, cayendo en errores que nunca se le habrían aparecido si pudiera desprenderse de la máscara de perfección que se ha visto obligada a vestir. Y Chastain, en un alarde de talento, hace bueno cada mínimo momento de duda en su gesto, cada angustiada mirada llamando a un teléfono con el que ella misma cortó comunicación.
De todas maneras, esto no es una historia de auge y caída. La ley de Estados Unidos intenta echar abajo a Elizabeth… y falla.
Porque ella misma conoce sus entresijos, sus intereses, sus podridas ambiciones. Conoce su necesidad de alzar a una ahorcada para que el pueblo pueda pagar sus errores golpeándola.
Por eso siempre hay que tener un as bajo la manga, para anticiparse a la jugada: Sloane se convierte en una justiciera necesaria, sacrificando todo lo personal y emocional, aceptando orgullosa ser la cara visible de un sistema que mueve el mundo.
Y no pagan justos por pecadores, sino una valiente por millones de cobardes.
Siempre queda la sensación de que su historia podría haberse escrito de otra manera.
Pero ella ya dijo que iba a ganar, no importa cuál sea el precio.