El candidato
Sinopsis de la película
Cuando, en 1972, Richard Nixon está a punto de ser reelegido, otro candidato está empezando a aprender que lo único que cuenta en el mundo de la política es alcanzar el poder. Es un joven abogado idealista que se permite decir lo que piensa, ya que sabe que no tiene ninguna posibilidad de ser elegido.
Detalles de la película
- Titulo Original: The Candidate
- Año: 1972
- Duración: 109
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Opinión de la crítica
Película
6.4
32 valoraciones en total
Veraz radiografía sobre la campaña política de un joven candidato demócrata al Senado de los EE.UU por el estado de California en la que se muestra sin componendas, la trastienda electoral, los preparativos y las artimañas que ponen en marcha los responsables de comunicación de los partidos para captar votantes.
Interesantísma producción de principios de los 70, de visionado imprescindible para cualquier persona que quiera adentrarse en los entresijos políticos sin complicarse mucho la vida, a modo de entretenimiento. Aún con 36 años a sus espaldas, las técnicas presentadas continúan vigentes hoy en día y continuarán por muchos años más. El Candidato es una pequeña obra de referencia del mejor cine de Know How político: Nadie gobierna sin haber ganado las elecciones, por tanto, el primer paso es ganarlas. Aquí veremos como.
Muchas películas envejecen, pero, aunque parezca mentira, hay algunas que rejuvenecen. Suele tratarse de aquellas que denuncian algún fenómeno social que, con el paso de los años, no sólo no desaparece o se atenúa, sino que se incrementa, con lo que dicha denuncia cada vez es más actual. Es el caso, por ejemplo, de El gran carnaval , una farsa trágica sobre el periodismo sensacionalista que, en nuestros tiempos de realitys y programas cardíacos, se revela todavía más feroz —y más necesaria— que cuando se estrenó en los cincuenta. Y también de El candidato , un film de los setenta que nos muestra cómo una campaña electoral no es más que un catálogo de golpes de efecto y eslóganes vacíos de contenido, y cómo este sistema corrompe desde dentro las iniciales buenas intenciones del novato en política, algo que, como decíamos, no es patrimonio exclusivo de otros tiempos ni de un solo país.
Si temáticamente la película es muy moderna, en cuanto a la forma muestra una inconfundible estética de su década —tanto en la caracterización de los actores, como en el tipo de luz y de montaje—, aunque en este caso, esto no constituye ninguna rémora, ya que el estilo, muy fragmentado y parecido al del reportaje, se adecúa perfectamente a la historia. Repasando la filmografía del director, es difícil encontrar otro título de interés, más bien parece que esta película pertenece por completo al imaginario de Robert Redford —ahí está Leones por corderos para insistir en la temática— y no me parece improcedente pensar que, de haberse filmado unos pocos años después, el propio actor hubiese asumido la dirección.
Uno de los aspectos más destacados —incluso los miembros de la Academia se dieron cuenta— es el guión, velocísimo y elíptico que, con muy breves y certeros trazos, nos informa de las estrategias de campaña, de la relación del protagonista con su mujer, su padre, sus colaboradores, sus antiguos colegas… Redford realiza aquí una de sus mejores interpretaciones, y el hecho de que se encuentre en el zénit de su belleza física beneficia a la película, en cuanto también nos habla del poder de la imagen en la política. Le acompaña el siempre perfecto Peter Boyle —inolvidable monstruo de El jovencito Frankenstein — que, en su papel caricaturesco de jefe de campaña es, como Bela Lugosi en Glen o Glenda , el gran demiurgo que mueve todos los hilos. Los títulos de créditos nos informan de muchos personajes conocidos en su país, básicamente periodistas, interpretándose a sí mismos, a quién sí puede identificar el público europeo en este rol es a Natalie Wood.
Estamos, pues, ante una estupenda película sobre los entresijos de la política, lo que la lleva a emparentarse con títulos como Ciudadano Bob Roberts , La cortina de humo o Silver City , demostrando todas ellas que el cine americano, cuando quiere o cuando le dejan, también tiene un gran capacidad crítica respecto a su sistema político.
La película narra la campaña política de McKay un candidato al Senado por California por el partido demócrata, en dura pugna con el contrincante republicano.-
A ratos tiene trazos de un documental, salvo por las relaciones personales de los personajes, donde me parecen reseñables las actuaciones de los dos asesores del político.-
La visión que se da de una campaña electoral es una doble reflexión siempre al margen del discurso político o de las ideas, promesas y proyectos que se presentan, por un lado el candidato intenta recabar el mayor numero de apoyos, ya sea entre sindicalistas o entre los medios de comunicación, al precio que sea e incluso a costa de pervertir sus principios, y por otro lado el votante que se deja influenciar mas por el atractivo personal del candidato, su juventud, etc… reflejando a ratos su desencanto o pasotismo hacia la política.-
La trama, pese a no tener mucha vuelta de hoja, está bien planteada, y es emocionante, los discursos de Redfort son buenos pese a estar acompañados de los gestos suyos típicos, tales como tocarse la barbilla o tartamudear levemente.
Candidato y actor que interpreta el guión que su partido le escribe
No puede decir lo que piensa o quiere conseguir si no da votos
Tiene que renunciar a sus principios, cargar con el pasado sacrificar e implicar a su familia.
Se tiene que ser de una pasta especial para entrar en ese mundo.
Esta película podría haberse estrenado este mismo año, es de total actualidad.
Está llena de diálogos interesantes y titulares que se podrían publicar mañana en cualquier medio de cualquier país.
Asesores adiestrados y neuróticos cuando se rompe lo planificado.
Un padre (que ejerció la política) que confía en que su hijo llegará, no por quien es o lo que vale, sino porque es joven y guapo.
Buena interpretación de Redford
Ambiente de la época muy bien captado.
Redford interpreta un arriesgado film, que muestra la cara oculta de una campaña política, remarcando el duro trabajo que hay detrás, la importancia de la posición social, la popularidad o la falta de escrúpulos para alzarse con el poder, como ejes rectores de cara al posible éxito electoral, y todo ello en una época convulsa para los EEUU, la guerra mundial ya quedaba atrás, pero el país se encontraba inmerso en su especial cruzada contra el comunismo, haciendo popular ante el mundo a un pequeño país oriental: Vietnam. El resto es harto conocido por todos.