El callejón de los milagros
Sinopsis de la película
Basada en la novela homónima del escritor egipcio y Premio Nobel Mahfuz. En pleno centro de la ciudad de México, se entrecruzan las vidas e historias de varios personajes. Cansado de su matrimonio con Eusebia, el cincuentón don Ru, dueño de la cantina del barrio, descubre nuevos y extraños sentimientos en su vida. El joven peluquero Abel y el anticuario don Fidel están enamorados de la bella Alma, hija de doña Cata, una echadora de cartas. Susanita busca el amor en el joven Chava y en Güicho, el cínico empleado de la cantina.
Detalles de la película
- Titulo Original: El callejón de los milagros
- Año: 1994
- Duración: 144
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Opinión de la crítica
7
37 valoraciones en total
Las vidas cruzadas de los personajes de la novela de Mahfuz se trasladan a México. En el humilde callejón de los Milagros se pinta un cuadro muy desesperanzador en el que la felicidad pasa de largo y sólo deja lugar a la frustración, la amargura, el resentimiento, la codicia, la ambición, los intereses, los sueños malogrados y la compraventa de almas y cuerpos.
Un panorama muy gris con escasos respiros. Las posibilidades de prosperidad para una juventud inconformista vuelan hasta los Estados Unidos, la pregonada Tierra de Promisión. Los chavales ya no se conforman con regentar tabernas, trabajar muy mal pagados de camareros o peluqueros o acabar trapicheando en las calles, y las chicas cuyas madres les han metido aires de grandeza no quieren limitarse a ser esposas de un don nadie fregando, cocinando, aguantando las broncas del marido y pariendo hijos sin descanso, comiendo pobreza. Si han de lidiar con una vida truncada se mire como se mire, al menos que las penas se disimulen con dinero, joyas y ropas caras, y si van a ser tratadas a palos y zarandeadas y arrumbadas como sacos viejos, pues que puedan encontrar el falso consuelo de embriagarse y olvidar con el brillo del oro, con el tacto de las telas de calidad, emborrachándose con champán y esnifando cocaína hasta perder el sentido.
Los matrimonios maduros paladean el desencanto, los malos tratos son lo normal, la infeliz esposa soporta las palizas y el desprecio del cabrón del cónyuge, que tras treinta años casado restriega ante las narices de todo el barrio que en realidad le gustan los hombres y su mujer es un cero a la izquierda a la que puede tratar peor que a un perro callejero. Como ahí todos tienen que ser rectos por huevos y está muy mal eso de desviarse, el agriado tabernero ha tardado su tiempo en reconocer su condición sexual, habiéndole estropeado la vida a su buena señora, que sólo ha vivido para él y sus hijos y tiene que joderse con lo que le toca.
Las madres no dudan en desalentar a sus hijas, sobre todo si son bellas, de que se enamoren de un pelanas y están más que preparadas para venderlas al postor que ofrezca más riqueza, aunque le saque cuarenta tacos a la niña y sin importar por supuesto que ella sea menor de edad y no lo ame. Así la niña se transformará en una experta en el arte de la mentira y de romper corazones (entre ellos el suyo) y tendrá que escoger entre varios tipos de prostitución, porque la hay de variadas clases, una de ellas es casarse por conveniencia, claro. Las otras no implican pasar por el altar.
Pura sensualidad cuando vemos a Salmita comer taco en pleno Centro Histórico. Una ovación para Jorge Fons que tuvo la capacidad de retratar en EL callejón de los milagros todo el esplendor de una mujer como Sala Hayek que bajo su corto vestido no oculta sus formas. Salma no es menos que Marilyn Moenroe con el vestido levantado por el aire que sale de una rejilla en el piso.
La novela de un egipcio, depurada por la pluma de Vicente Leñero, un gran guionista, nos remite a los albores de la belleza de una mexicana que irrumpe en el cielo de Hollywood.
Visualmente es una buena película. Los desaciertos van en relación a los personajes, especialmente el que interpreta Salma Hayek (el cual comento como spoiler ).
Da gusto ver una película con un guión tan acabado. Excelentes actuaciones y unos diálogos y personajes tan bien logrados. Las historias que se narran son sencillas pero sumamente reales: una chica de clase humilde (y de una belleza singular: Salma Hayek) que para salir de la miseria decide dejarse seducir por la Buena vida, un hombre maduro que descubre su verdadero yo (no sin antes mostrarnos la doble moral característica de la clase media), y un enamorado que para salir de pobre decide irse al otro lado (Estados Unidos). Cine de gente de la calle y de situaciones de la calle, aderezadas también con una excelente fotografía y un maravilloso reparto.
No es de extrañarse que con un elenco tan formidable como con el que cuenta el callejón de los milagros, ésta se haya convertido en una película de suma importancia e incluso en clásico de los 90’s. Rutilio, Alma y Susana habitantes y de una vecindad del Centro Histórico de la Ciudad de México, encuentran momentos no muy gratos en salidas que cada quién cataloga como mejor le parezca, tal vez por eso cause incomodidad y muchos prefieran darle la espalda, situándola en una más que habla de pobreza y desencanto.
Jorge Fons une estás vivencias, las desarrolla en tres capítulos y un desenlace para las mismas, encuentros fortuitos muestran más allá de lo presente en el Callejón de los milagros, del cual entran y salen personajes de la vida cotidiana de una vecindad, de una calle. Se toma como referencia sitios del México popular como la cantina, la joyería, la peluquería, los lavaderos e incluso la Plaza de Santo Domingo (ahí donde Salma Hayek come unos tacos a lado de Bruno Bichir, y ella en su papel de Alma, guarda cierta ingenuidad).
Muy pocas en su género logran prevalecer, a la fecha no me he encontrado con un filme que retrate con tal eficacia, la vida común de la gente, sin caer en tópicos reiterativos del cine mexicano actual (delincuencia, drogas, prostitución), en ese aspecto el cine de los 90’s nos deja un legado lleno de belleza y gusto por lo trivial sin caer en la monotonía.