El bosque del lobo
Sinopsis de la película
Benito Freire es un buhonero que vive miserablemente en un ambiente dominado por la ignorancia y la superstición. Se dedica a la venta ambulante por los pueblos gallegos y padece severos ataques de epilepsia. Por la comarca empieza a extenderse el rumor de que es un hombre lobo y de que está poseído por un espíritu demoníaco. Y son, precisamente, las historias que de él se cuentan las que comienzan a hacerle enloquecer.
Detalles de la película
- Titulo Original: El bosque del lobo
- Año: 1970
- Duración: 87
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Opinión de la crítica
Película
6.5
76 valoraciones en total
El licántropo, ese ser tan temido durante tiempos ajenos a los nuestros, objeto de leyenda entre los habitantes de la España más rural y tema de conversación durante aquellos años, dando paso a anécdotas y relatos de todo tipo, que permanecían en la memoria de los aldeanos, pasando de boca en boca.
Ese parece ser el punto de partida de la obra de Pedro Olea, que emprendiendo esa historia, y a raíz de un personaje principal harto arisco, a la par que discreto y callado, media su labor con pulcritud y destreza, componiendo una historia que, pese a la monotonía que puede llegar a adquirir en determinados momentos, no pierde el interés de sus formas más que en contados momentos.
De este modo, y tras un brillante epílogo, Olea nos introduce en las andanzas de Benito Freire, un vendedor ambulante y guia itinerante que va descubriendo sus facetas al espectador con sosegada calma, además de ir introduciéndole en sus particulares quehaceres diarios.
Sin dudas, la realización es uno de los pilares básicos de esta película, puesto que pese a sus patentes defectos, como la insistencia del director en los mismos aspectos de su labor constantemente, o lo pausada que se llega a tornar la propuesta en diversos minutos, haciendo que uno mismo llegue a bostezar levemente, el trabajo desempeñado por el cineasta bilbaino es sumamente atractivo gracias, en especial, a una espectral y turbadora banda sonora, que hace mella en determinados momentos con gran acierto, además de un manejo de la cámara meticuloso y sobrio, a través de la cual introduce el movimiento idoneo durante cada secuencia.
Tampoco hay que descuidar ese excelente cuadro que idea sobre la España profunda, esos recónditos parajes que esconden lo más intenso y acentuado de esas tierras alejadas del mundanal ruido de las grandes poblaciones, donde todo se vive con un fulgor especial. Además, el retrato sobre sus gentes es francamente memorable, siendo una de las partes más trabajadas de la obra.
A ello, hay que añadir una sobria actuación de José Luis López Vázquez, que consigue obrar un serio papel a raíz de un personaje suficientemente matizado como para que el espectador pueda sacar mínimo partido del mismo. Engimática y recóndita interpretación de Vázquez, con resultado gratificante.
Aun y así, otra de las pegas del film, es que descuida demasiado secundarios que se ven excesivamente desaprovechados, y cuyas relaciones con el protagonista debieran haber sido mejor trabajadas, ya que el partido que se saca de ellas es nimio.
Posiblemente, si se hubiese insistido menos en la reiteración de según que momentos y situaciones, y se hubiese intentado poner más empeño en sacar partido a los vínculos que mantiene la figura principal de este trabajo con sus más allegados, podría haber cobrado mayor verosimilitud una historia que interesa y llega, pero no logra profundizar o alcanzar un concepto más allá de la franqueable trivialidad del planteamiento inicial.
Recomendable.
La primera gran película en la trayectoria de Olea y un film que todavía emerge hoy como uno de los mejores de su época en el cine español.
Basándose en la obra El bosque de Arniches de Carlos Martínez Barbeito, se nos presenta la historia real ocurrida en Galicia a principios del siglo XX, de un incauto buhonero que se cree licántropo, por lo que tiende a asesinar irremediablemente a las personas que acompaña una vez se introduce en el bosque.
Olea, muy inteligentemente, se desmarca del tono terrorífico de la historia para enfocar la película desde el lado de la desmitificación de las leyendas licantrópicas, proponiendo la historia de un pobre diablo afectado de pura esquizofrenia.
Gran guión de Olea y Porto, con una atmósfera espléndida y magnífica fotografía de Amelio G. Larraya, para una magnífica obra que contrapone muy bien el folklorismo típico patrio frente a un naturalismo crudo, valiente, desmitificador y áspero.
Impresionante interpretación de López Vázquez, demostrando ser uno de los mejores y con más registros actores de la Historia del Cine español y mundial.
En 2004, Paco Plaza ha realizado otra adaptación titulada Romasante, la caza de la bestia .
La historia parte del mismo caso real (un posible licántropo gallego) que hace unos años inspiró a Paco Plaza Romasanta, con Elsa Pataky y Julian Sands, película mucho más adscrita al género de terror que ésta, pero que resulta paradójicamente menos terrorífica.
Creo que El bosque del lobo inquieta más precisamente porque deja de lado todo lo fantástico, basándose en el realismo puro y duro.
La interpretación de JOSÉ LUIS LÓPEZ VÁZQUEZ como lobisome es estupenda: consigue dar miedo sin dejar de mostrar al personaje como un pobre diablo víctima de una ¿maldición…?¿enfermedad…?
A destacar también la acertada recreación de esa Galicia profunda decimonónica: religiosa, misteriosa, húmeda, oscura, boscosa… FASCINANTE.
Los diálogos me encantaron: son muy rurales, como corresponde a la condición de los personajes, pero al mismo tiempo son muy literarios, sin que por eso chirríen.
Nunca resultó sencillo para muchos de nuestros actores sacarse el sambenito con el que los críticos y público en España tienden a etiquetar a cualquier artista que sea conocido.
Alfredo Landa lo tuvo que sufrir mucho tiempo hasta que José Luis Garci hizo que con aquella fabulosa película que es El crack se le viese por parte de todos como un actor total.
Muchos años antes el rompe y rasga ya lo había hecho otro de los grandes, José Luis López Vázquez, un actor que a pesar de ser fetiche para Berlanga se le seguía considerando valido sólo para la comedia.
Nada más lejos de la realidad. Un director debutante como Pedro Olea echó por tierra ese mito al dar a Vázquez uno de los personajes más turbios y psicopáticos de toda la historia del cine español: Benito Freire, un tipo que hace que te puedas reír sin complejos de Hannibal el caníbal.
En la escasa hora y media de cinta queda perfectamente retratada una porción de sociedad española que parece sacada de las peores pesadillas de Goya. Lo tremendo es que aquello sucedió, y Olea nos lo muestra sin sangre ni efectismos, como mandan los cánones, sabiendo crea tensión de verdad, sólo apto para adultos de verdad.
Estoy seguro que a Tod Browning le hubiera encantado esta película.
Una cosa más, un recuerdo para Astorga, la ciudad maragata que tan presente está la película, no nos olvidemos de ella que no sólo de Galicia vive el… hombre lobo.
Nota: 7,1.
La banda sonora y los ojos, aunque más que los ojos, la visión: distorsionada, rural, esquizofrénica de un José Luis López Vázquez alobado que no por estas cosas deja de tener sentimientos. Basada y realizada estrictamente en hechos reales, consigue que nos adentremos en Galicia. Este film huele a tierra, a tierra húmeda y rica, a vegetación … pero también a crímenes, uno de ellos muy cruel.
Pero ante todo estamos ante una película española seria, que trata una enfermedad o una rareza de forma natural. Y es que se da una coincidencia: todas las generaciones creen en algo más de lo que ven, no sé si me comprendéis pero eso es lo fantástico. Una leyenda narrada en clave,solo para los que quieren entender.