El ángel
Sinopsis de la película
Carlitos es un joven de diecisiete años con fama de estrella de cine, rizos rubios y cara de bebé. Ya en su primera adolescencia manifestó su verdadera vocación: ser un ladrón. Cuando conoce a Ramón en su nueva escuela, Carlitos se siente inmediatamente atraído por él y quiere llamar su atención. Juntos se embarcarán en un viaje de descubrimientos, amor y crimen. Debido a su apariencia angelical, la prensa llama a Carlitos El ángel de la muerte . Llama la atención por su belleza, y se convierte en una celebridad de la noche a la mañana. En total se cree que cometió más de cuarenta robos y once asesinatos. Hoy, después de más de cuarenta y cinco años en la cárcel, Carlos Robledo Puch es el preso que más tiempo lleva en prisión en la historia de Argentina.
Detalles de la película
- Titulo Original: El ángel
- Año: 2018
- Duración: 117
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Opinión de la crítica
6.5
88 valoraciones en total
Las críticas que había recibido esta película sumado al hecho de que se trate sobre una historia verídica que a los argentinos logicamente nos cruza y nos atrapada logró despertarme un gran interés y por supuesto expectativas. Lamentablemente tanto el interés como las expectativas se fueron desinflando a medida que transcurrían los minutos y el film no mostraba más recursos de lo que ya había mostrado.
La actuación de Ferro es brutal (primera vez que actúa) ya que se desenvuelve con una soltura envidiable cumpliendo al pie de la letra lo que supongo que el director le pedía, los secundarios tampoco se quedan atrás, si bien ninguno destaca demasiado, tampoco hay puntos bajos lo cual siempre se agradece. No obstante, el guión, y por lo tanto, el devenir de la historia es sumamente chato y pobre. La película es una serie de escenas inconexas, sin profundidad, donde los acontecimientos son por lo general extremadamente irónicos y vacíos. No llegan a impactar directamente en el espectador porque todo se lleva a un punto de locura en donde nada tiene sentido y por lo tanto, las escenas terminan careciendo de sentido. Las muertes no tienen emoción, al igual que los asaltos, todo es un gran chiste y una gran ironía eterna, son casi nulos los momentos donde lo que ocurre es abarcado desde la crueldad, la agresividad y la violencia.
A mi modo de ver cine, una película sobre el mayor asesino en serie en la historia de Argentina no puede carecer de violencia, agresión y crueldad, por más duro que sea, a fin de cuentas está película se hizo porque su real protagonista tomo y llevo al extremo las acciones anteriormente mencionadas, y, los aires que intenta desplegar Ortega nunca logran captar la esencia de cualquier persona que se haga famosa por matar.
Basarse en hechos reales – y ser fieles a las peripecias originales – no garantiza que se alcance un plus de veracidad o de inspiración sobre lo que se nos cuenta. Aquí podemos admirar la laboriosa y eficaz reconstrucción de una época, la excéntrica recreación de un microcosmos familiar tan esperpéntico como tóxico, pero adolece, en mi opinión, de un error básico que perjudica los logros del proyecto y diluye su impacto: la elección de un actor protagonista sin carisma ni gancho que convierte en incomprensible y arbitrario el rocambolesco recorrido de la narración. Quizás Lorenzo Ferro se parezca, en cuanto al físico, al originario belcebú que trata de encarnar, pero carece de cualquier seducción mefistofélica o de un íntimo atractivo aciago que permita intuir el don maligno que su antecesor pudo haber albergado. Y eso es un yerro fundamental para su triunfo.
Tomar como eje del relato a un criminal desalmado pudiera parecer que garantiza el éxito inmediato, tan subyugados como estamos ahora en seguir las peripecias funestas de cualquier vistoso personaje, mientras más extremo y malvado tanto más embaucador. Pero amontonar robos, crímenes, magnicidios y desengaños acaba resultando un estéril ejercicio de narcisismo si no se propone, además, una mirada lúcida o reflexiva sobre lo que se nos está mostrando. Los luctuosos sucesos se van encadenando con vertiginosa y sanguinolenta urgencia, pero se elige prescindir de cualquier atisbo de lucidez o reflexión sobre las posibles circunstancias o motivaciones que pudieron propiciar semejantes hechos, quedándose siempre en una opaca y anodina epidermis, sin ofrecer nada más que un mero inventario de delitos y atropellos, una galería truculenta del disparate.
La dirección de Luis Ortega es seca y contundente, sacándole partido a los escenarios donde se desarrolla la acción y mimando a los actores que componen el escabroso elenco de la función. Sin embargo, su guion, firmado junto con Sergio Olguín y Rodolfo Palacios, resulta lo menos satisfactorio del conjunto, ya que se reduce a encadenar los acontecimientos sin con ello lograr trascender el punto de partida, quedándose en una chata y monocorde sucesión de fechorías, violencias y lujurias, casi siempre impactantes en su temeraria inmediatez y necedad, pero ayuna de cualquier deseo de profundidad o análisis. Todo fluye con presteza, nos desasosiega y entretiene, pero sentimos que algo falta para seducirnos por completo, quedándonos con ganas de saber más y tener un mejor entendimiento de los bacanales de muerte y desolación que presenciamos. La locura puede ser fascinante y misteriosa, pero el conjunto se resquebraja ante la indiferencia de una mirada demasiado indulgente.
Pese a la molesta salvedad de su protagonista, los demás actores están muy ajustados en sus respectivos cometidos, mereciéndose destacar a Chino Darín, Daniel Fanego y Mercedes Morán. Interesante, aunque insatisfactoria.
Le pongo música, si es de rock mejor, la cámara lenta, sigo al personaje principal que es el narra en primera y en off. La intención es clara, voy a hacer una película como las de Scorsese. No estaría mal si lo hiciera para jugar o reírme, o como ejercicio, pero querer hacer pasar una copia adrede y superficial por buen cine es algo serio.
Lo que en Scorsese es un recurso más y sirve para potenciar la película, en el Ángel lo es todo.
Es un guiño cómplice y perezoso con el espectador: cuando no se sabe como contar o como cerrar, poné la música fuerte y que el chico baile, que quede cool, pero que no decaiga, que parezca grave pero que no lo sea, quédense tranquilos que esto es entretenimiento. Y ese es un problema, la subestimación del espectador.
Otro problema es el hecho que sea una película basada en hechos reales pero que se queda a mitad del camino, porque pretende serlo en la marcación de algunos datos temporales pero que no los sostiene a lo largo de la película, parece que llega hasta la ultima dictadura militar en el raid delictivo.
Otro problema es la música: Pappo´s Blues, La pesada, es de época pero desconocer que no eran grandes éxitos en su tiempo, es un error, porque nos lleva a lo mismo, la falta de rigor histórico en una película que asume el riesgo de contar una historia real pero que lo hace desde la efeméride, con datos sueltos.
Otro problema es la elección del actor principal, un despropósito. Que no tenga formación actor es un insulto a todos los actores que estudian y se esfuerzan para serlo, la espontaneidad que puede ser uno de los motivos para la elección de Ferro por momentos se torna falta de compromiso con la película, la supuesta frialdad del asesino, es la apatía de alguien que no sabe bien como hacer de, y hace lo que puede.
El Ángel, así como me paso con El Clan de Trapero, me lleva a preguntarme ¿Por qué la critica profesional es tan complaciente con este tipo de películas amañadas? ¿Qué le pasa al cine argentino que ya no tiene nada nuevo para ofrecer? ¿ El mainstream argentino esta condenado a ser un pastiche del de Hollywood?¿ Se puede llamar argentino a esto?
Para los que quieren saber como fueron los casos policiales más resonantes de Argentina busquen el programa Memoria de Chiche Gelblung, así se narran los policiales, sin pretensiones.
Con la dirección de Luis Ortega, El ángel es una película Argentina que cuenta con el debut cinematográfico de Lorenzo Ferro en el protagónico. Inspirada en la historia de Carlos Robledo Puch, un joven de 17 años que en 1972 cometió múltiples asesinatos, robos y fue cómplice de violaciones. No se trata de una idealización de un criminal como muchos insinúan, se cuenta sin prejuicios la historia de un psicópata, un adolescente antisocial cuya relación con los otros es conflictiva. Su familia, sus amigos o sus victimas son solo un puente o un obstáculo para alcanzar sus objetivos. No queda claro que busca,tal vez la estima de los demas. No parece importarle el dinero aunque se percibe cierto fetiche por las motos y las armas.
Cuenta con varias escenas musicales que incluyen baile y rock nacional. Pappo sera el protagonista con grandes canciones. Ortega se muestra como un director en crecimiento que no se priva incluso de emular a Leonardo Favio. El peso de la historia recae en Lorenzo Ferro quien demuestra ser un gran actor con mucho futuro, el Chino Darin, Daniel Fanego y Mercedes Moran conforman un gran elenco.
El mote angelito le viene que ni pintado a este film firmado por Luis Ortega. Quizás lo más terrible de todo es que la historia esté basada en un hecho real, cosa que, visto lo visto harán que se nos ericen los pelos más escondidos de nuestro cuerpo.
La película trata sobre el hecho real de las andanzas de Carlos Robledo Puch, un asesino, violador, secuestrador y ladrón, condenado a 46 años de prisión y que cometió la mayoría de sus crímenes violentos durante un año sabático a la tierna edad de 19 años. Hay que tener en cuenta que los detalles más espeluznantes han sido desechados en este retrato de un asesino en serie bien parecido y elegante, en una época en la que la criminalidad estaba asociada con la degeneración física. Carlitos, su nombre de guerra, parece que está en un juego para jóvenes de su edad.
Carlitos es un joven con la arrogancia de una estrella de cine, rizos rubios y cara de no haber roto un plato. Cuando conoce a Ramón en su nueva escuela, se siente atraído por él y empieza a llamar su atención. Juntos se embarcan en un viaje de descubrimientos, amor y crimen. Matar es solo una consecuencia aleatoria de la violencia, que continúa aumentando hasta que Carlitos finalmente es detenido.
Luís Ortega muestra, en este film, más interés en el cómo que en el por qué. Explora las escenas de violencia de la típica comedia negra, lo que hace que los estropicios efectuados por Carlitos sean en gran medida irrelevantes, ayudando la carita angelical del protagonista. Tenemos que destacar de manera especial unos excelentes diálogos llenos de mala leche y un humor algo ácido. Nos encontramos, por lo tanto, ante un guion que raya a gran altura. Ignoramos la dificultad, o no, de escribir un screenplay en el cual poco nos queda a la imaginación. Si un caso la recreación de los crímenes perpetrados por una mente perversa que opta de pleno a la elite de los serial killers. Que tenga carita de ángel es lo de menos, sobretodo que se lo digan a las once víctimas que se pasó por la piedra.
Destacar que el film se centra únicamente en once meses de la vida de Carlitos, el asesino múltiple más famoso de la historia criminal argentina. El ángel negro o El ángel de la muerte son algunos de sus apodos, cometiendo sus fechorías a principios de la década de los setenta. Algo así como El Vaquilla pero en versión guanche.
En las interpretaciones nos encontramos con un excelente Lorenzo Ferro en el papel de Carlitos, secundado por Chino Darin, Daniel Fanego, Mercedes Morán, Cecilia Roth (Todo Sobre mi Madre, Martín (Hache)) y Peter Lanzani.
El Ángel es una nueva y terrorífica visión de un asesino en serie, con todas las particularidades que queráis, pero nada disculpa a un tipo que, como sus colegas, despierta el interés de un público que, en vano, intenta meterse en la cabeza de un ser capaz de cometer todo tipo de atrocidades.
http://www.terrorweekend.com/2018/10/el-angel-review.html